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Del sexo virtual al sexo real con una mujer casada
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Tiempo de lectura: 10 minutos

Lo que voy a relatar es parte de los recuerdos que tengo de hace algunos años. Por allá en el 2014, y a mis 26 años, me encontraba viviendo con mi novia de ese entonces y la verdad es que la relación no iba bien: discutíamos bastante, cada uno estaba absorto en nuestros respectivos trabajos y eso redundó en una preocupante escasez de sexo. He de admitir que poco a poco comencé a buscar excusas para quedarme hasta altas horas de la noche “trabajando” en el computador, cuando en realidad lo que estaba haciendo era visitar sitios porno (deprimente, no?) y poco a poco, aventurarme en algunos sitios de chat y aplicaciones de citas, claramente registrándome con otro nombre, para evitar problemas con mi pareja.

El asunto es que cada noche era una aventura ver con quien me podía llegar a encontrar en internet, y dado que soy bastante bueno conversando de temas variados, no me resultaba complejo entablar buenas charlas con distintas mujeres. A la mayoría les resultaba atractivo un hombre con el cual pudiesen conversar de diferentes temas, sin que apareciera el interés sexual a los 5 minutos; claramente mi interés sexual estaba, pero la gracia está en que eso vaya apareciendo a lo largo de la conversación y no como una imposición inmediata, y como sorpresa para mi, el tema aparecía tarde o temprano. De esta forma es que conocí a Cristina, mujer de 36 años y que en sus fotos me resultó de todo mi gusto: mirada intensa, linda sonrisa, delgada pero con curvas que sabía destacar en sus fotos en las que destaca mucho su buen escote, y caderas más que interesantes.

Cristina resultó ser una mujer casada hacía 8 años, tenía dos hijos preciosos y un marido que la consentía en todo, aunque estaban algo alejados en el último tiempo. Además ella se desempeñaba como asistente en un centro de copiado e impresión de textos en el centro de la ciudad, un lugar pequeño en el que solía estar sola por las tardes debido a que su jefe, un hombre mayor, trabajaba medio día y luego la dejaba a ella a cargo del lugar, según me contaba. Por mi parte, al saber que ella tenía familia, no tuve problemas en contarle que tenía una relación y que buscaba distraerme un poco de modo virtual; ella agradeció mi sinceridad y me confesó que estaba en un difícil proceso: hacía pocos meses que había descubierto la infidelidad de su esposo con una mujer más joven, y eso la tenía muy contrariada sobre qué hacer, pues se sentía enamorada aún.

Con el paso del tiempo, aparecieron temas más íntimos y ella se interesó por mi falta de sexo con mi pareja; puso como ejemplo que ella hasta antes de enterarse de la infidelidad de su esposo, lo hacía con él prácticamente a diario. Incluso, era capaz de esperarlo hasta muy tarde vestida muy apropiadamente para la ocasión, con la finalidad de poder tener sexo con él tranquilamente mientras sus hijos dormían… o bien ponía su despertador un poco antes que se levantara el resto de la familia, y lo sorprendía haciéndole sexo oral para despertarlo. Claramente como ustedes imaginarán el que ella me contase eso provocaba una enorme excitación en mi, y así se lo hice saber por escrito, a lo que ella respondió “que rico e interesante efecto te provoqué…” y apostando a mis posibilidades, avanzada ya la noche, me la jugué y le respondí “vieras tu lo que hay acá”… se tomó unos minutos para responder y luego me dijo “si quieres nos vemos por Skype un ratito antes que llegue mi marido”… creo que no tardé ni 30 segundos en anotar su correo y abrí la sesión en Skype, mientras tanto miraba si mi novia ya dormía…

Una vez que comprobé que mi novia dormía, y con las pulsaciones a mil, me puse frente al computador y realicé la llamada… ahí estaba Cristina, su pelo algo más largo que en las fotos, pero perfectamente liso y de tono más rubio, su escote permitía ver parte de su ropa interior y destacaba muy bien la piel de sus pechos… se veía sensual y atenta a mi imagen.

Al verme dijo “eres guapo, pensé que tus fotos no eran reales” y le respondí “la verdad, soy bastante normal pero que bien que te resulte guapo a ti… tu eres preciosa y muy sensual, me gusta lo que veo”… Cristina sonrió y junto un poco sus brazos lo que apretó más sus pechos, ella sabía lo que provocaba y solo sonrió mirando la cámara.

La miré fijamente también, sonreí y le dije que eso que estaba haciendo lograba provocarme aún más cosas y solo dijo “que interesante”… no dudé en preguntar “quieres ver?” y me respondió “está por llegar mi marido… dame un segundo”.

Pasaron 3 a 5 minutos, mientras yo pensaba “no debí decir eso, me bloqueará” pero nada, volvió, estaba en otra habitación y al reconectar su cámara sonrió y me dijo “tenemos poquitos minutos, démosle”… al ver su interés traté de capitalizar la situación al máximo… con las pulsaciones a mil solo bajé un poco la cámara para que notase mi bulto en mi ropa interior, tocándome por encima para que notara lo duro y grueso que estaba… pude ver como mordía sus labios y a los pocos segundos subí la cámara y le pregunté que le parecía, a lo que respondió “me gusta mucho lo que veo, de verdad”… sonreí y le dije que ahora era su turno, se rio y dijo que “yo no prometí nada” pero le respondí “creo que me gané algo”… le dio aún más risa y me dijo “tiene que ser rapidito, que quieres?”, yo, excitadísimo solo le dije “tú sabes, ver más de la piel de ese escote que me tiene loco”… me dijo “ok, tú lo pediste”.

Pude ver como verificaba que no hubiese nadie cerca, y dejó caer ambos tirantes de su ropa, luego bajó sus sostenes y me permitió ver sus pechos exquisitos… no eran enormes, podía imaginar que cabían en mi mano, su pezón aunque oscuro, era pequeño, ideal para mi gusto… se sabía deseaba y con ambas manos tomaba sus pechos, los juntaba y acercaba a la cámara… frente a ello yo bajé mi cámara, y le mostré cuanto me excitaba, bajando mi bóxer lentamente ante la cámara sabiendo que le gustaría verme así por ella.

Estuvimos así unos minutos, hasta que sentí ruido en la habitación, era mi novia que me preguntaba a qué hora iría a dormir… Cristina no se molestó y solo rio frente a la cámara, dejamos de mostrarnos y volvimos a vernos las caras; ambos coincidimos en que nos había gustado lo que estábamos haciendo pero no podíamos continuar…en esa noche, y quedamos de seguir conversando.

Las semanas siguientes ya nos poníamos de acuerdo durante el día, para poder reunirnos en Skype a una determinada hora, la conversación comenzaba muy normal, pero prontamente se transformaba en algo muy provocador, fuese por algún comentario mío a lo guapa que estaba ella, o porque derechamente me preguntaba si me había acordado de ella en algún momento (lo decía de tal manera que se entendía como una referencia a si me había tocado por ella, lo que ocurría a menudo).

Cada noche era más intensa, y tenía la adrenalina de saber que debía ser precavido en casa evitando hacer ruido, pero con el morbo de ver más y más de la piel de Cristina a través de la cámara… ella por su parte se motivaba con lo que hablábamos, por el erotismo de toda la situación, porque se imaginaba como sería hacerme sexo oral ya que le encantaba verme excitado, y lo demostraba usando su mejor ropa interior… durante el día me escribía para decirme lo que usaría esa noche… colaless, pantaletas, transparencias…

Al cabo de tres semanas ya nos habíamos visto completamente desnudos, y ella ya me había visto acabar frente a la cámara en un par de ocasiones. No solo sus pechos me volvían loco, su entrepierna depiladisima era un detalle que me ponía a mil, y su culo estaba pidiendo a gritos que lo hiciese mío… no solo su cuerpo me calentaba, sino que esa exquisita personalidad coqueta, sensual, que expresaba sus deseos en lo que mostraba y en lo que decía con sus palabras, con sus miradas, con como mordía sus labios cada vez que yo acababa para ella.

Como comprenderán se hizo evidente el deseo de hacer algo más, es decir, conocernos y llevar a cabo todo lo que fantaseábamos… pero los tiempos eran difíciles, su esposo se sentía culpable por su infidelidad y la iba a buscar a su trabajo a diario, como forma de compensarla y tratar de reconquistarla. Por mi parte, si bien vivía con mi novia, contaba con su absoluta confianza y comencé a planear formas de salir por un tiempo sin despertar sospechas, además tenía a favor vivir también en la zona del centro de la ciudad, a unos 20 minutos a pie del lugar donde trabajaba Cristina.

Finalmente acordamos juntarnos un jueves a eso de las 17:00 h, yo diría en casa que pasaría a tomar una cerveza con mis compañeros de trabajo, y ella diría a su marido que pasaría a ver a una amiga que también trabajaba en el centro. Llegado el día y la hora fui algo nervioso y expectante de lo que pasaría, mal que mal podría ambos estábamos siendo infieles y no en el lugar más apropiado: su trabajo.

Llegué a la dirección en una pequeña calle del centro, el lugar era antiguo y las oficinas aledañas estaban cerrando. Detrás de un mesón y en medio de máquinas de copiado estaba ella, Cristina, vistiendo una chaqueta negra corta y bajo ella un peto escotado que resaltaba sus pechos, labios pintados de brillo rosado… faltaba ver que había de la cintura hacia abajo.

Quedaba un cliente que esperaba la entrega de una copia, Cristina al verme sonrió y me dijo “espere ahí, ya lo atiendo” como si fuese un cliente más… yo deseaba que su último cliente se retirase pronto y así fue, una vez que pagó se retiró y pude acercarme a saludar a Cristina. Me dijo que pasara tras el mesón y para mi absoluto agrado pude ver que vestía una mini de tono también negro… al saludarla su beso en la mejilla estuvo a punto de acercarse a mis labios y ambos sonreímos… conversamos trivialidades del día, esperando la hora de cierre de su negocio.

Me ofrecí a ayudar y Cristina lo agradeció, mientras ella ponía candados, cerraba puertas y ventanas, yo ordenaba algunos papeles y cajas… nos mirábamos de vez en cuando y sonreíamos, y yo solo pensaba en qué momento nos acercaríamos más… al pasar ya algunos minutos Cristina se acercó y me dijo “estamos listos, muchas gracias por la ayuda”, le dije que era lo menos que podía hacer, dada toda su “ayuda virtual”… dio una fuerte carcajada y medio un pequeño golpe en mi hombro, y aprovechando esa cercanía la tomé de la cintura y la apegué hacia mi, le dije “es en serio, tú has visto lo efectiva que puedes ser”, y de inmediato noté que comenzaba a excitarme, lo que ella también notó ya que no solo sonrió, sino que dijo “claramente ahora siento lo que he visto”… nos miramos, ella nerviosa me abrazó y sentí su respiración agitada… cuando le hablaba me miraba algunos segundos y en esos instantes podía ver mucho más en su escote… su ropa interior era también negra, de encaje, y sus pechos casi salían al estar tan apegada a mi… tras algunos minutos de silencio, le dije “Cristina, no quiero incomodarte, pero…” y ella reaccionó diciéndome “pero que…”, nos miramos y fue instintivo de ambos acercarnos y besarnos.

Mientras nos besábamos la intensidad creció rápidamente, ella abría su boca y dejaba que mi lengua la inundara, luego ella mostraba su experiencia jugando también con su lengua, chupando la mía, mordiendo mi labio inferior… mi pene a esa altura estaba durísimo y daba gracias de tener jean negros pues sentía como estaba de mojado a esas alturas…

Cristina respiraba agitada cada vez que mi mano se acercaba a su culo o sus pechos y yo jugaba con su ansiedad de que la tocase, y sus besos se volvían más intensos en la medida que apegaba mi pene a su entrepierna… entre besos y suaves gemidos, Cristina me dijo “tócame” y lo que deseaba se hizo realidad… mi mano subió por sus muslos y pude sentir la piel de ese culo exquisito, lo acaricié con ambas manos apegándola contra mi, moviéndome como si estuviese penetrándola, sintiendo en mis dos manos sus nalgas, subiendo su falda para mirar por sobre su hombro que estaba usando un precioso colaless negro que dejaba contemplar lo exquisito de su culo… mi boca besaba y lamia su cuello, su hombro y ella se dejaba, gemía en mi oído mientras una de mis manos subía por su cuerpo hasta uno de sus pechos, tomándolo por encima de la ropa y disfrutando ese momento previo a descubrir por completo su pezón excitado…

En ese momento pude hacer realidad el deseo que tenía cada vez que la veía en cámara… lamer y apretar con mis labios su pezón duro, excitado, mientras mi otra mano abria espacio en su entrepierna, notando lo mojada que ya estaba Cristina… la pasión nos desbordaba y en eso su celular sonó… era su marido quien le avisaba que en 20 minutos estaría cerca de su trabajo, para que se fuesen juntos a casa.

Nuestro encuentro se había cortado en la mejor parte y ambos nos miramos, enrojecidos, despeinados y calientes, queríamos seguir pero el riesgo era demasiado, así es que rápidamente nos arreglamos la ropa y yo me apresuré en salir, no sin antes besarla apasionadamente y decirle que esto tenía que continuar a lo que Cristina me dijo “Ven mañana, ahora ándate rápido”.

Con eso me fui feliz a casa, pensando y repasando en mi cabeza todos los momentos vividos, y las ganas de poder concluir lo que ya se había dado hacía algunos minutos atrás… pronto me puse a pensar en los detalles que debía inventar en casa: donde me había juntado con mis amigos, lo que había comido y tomado, lo que me habían contado ellos, etc. etc., mientras más detalles, mejor… incluso compré una lata de cerveza en el camino para completar el cuento: el olor a cerveza, jaja.

Ese día en la noche Cristina no se conectó, y por un momento pensé que se había arrepentido de todo, me fui a dormir pensando “al menos disfrutamos lo que ha ocurrido”. Mi grata sorpresa fue ver su mensaje al otro día, diciéndome que disculpase su ausencia la noche anterior, pero su esposo había querido sorprenderla con una cena romántica y llegó tarde a casa… pero que contaba con vernos de todas maneras.

Eso me puso a mil, imaginé que probablemente tuvo sexo de reconciliación y aun así quería verme… le pregunté si esta vez nos podrían interrumpir y me dijo que no, que los días viernes su esposo iba a jugar fútbol. En ese instante pude crear mi segunda mentira en casa, dije que en un compañero de trabajo jugaba en una liga de futbol amateur y les faltaba un jugador y me había invitado, por lo que me llevé incluso mi bolsa de ropa deportiva antes de salir al trabajo, avisando a mi novia que esta tarde iría al partido y luego a tomar algo quizás… descubrí que me estaba volviendo un mentiroso patológico, todo fuese por sentir el cuerpo de Cristina una vez más.

Apenas salí del trabajo me apresuré en llegar donde Cristina, repasando en mi cabeza lo ocurrido el día anterior… me excitaba que fuese casada, que esto ocurriera en su trabajo, que no le importase que yo también tuviese pareja… en eso pensaba cuando al llegar vi con desazón que la oficina inmediatamente al frente del negocio donde trabajaba Cristina aún estaba abierta y funcionando… “puta madre, esto nos atrasará todo” pensé…

Esto cambió al llegar y ver lo guapa que estaba Cristina, de hecho quedé excitado de inmediato: peto rojo, ceñido y bastante escotado, falda blanca muy corta, no tan ceñida pero que dejaba ver sus preciosas piernas, pelo ligeramente tomado hacia un costado… “¿A qué hora cerrarán esa oficina?..” pensaba mientras la miraba con deseos.

Cristina estaba solo ordenando algunos papeles, me sonrió y me dijo en voz baja que actuase como otro cliente más, pues la secretaria de la oficina de enfrente era bastante chismosa y podría sospechar algo… asentí y me ubiqué como cualquier cliente en las sillas de espera. Mientras tanto, comencé a enviarle mensajes sobre lo guapa que estaba y lo mucho que había pensado en ella la noche anterior… me pregunto sin dudar “te tocaste?” y le dije que si… de inmediato me dijo “espero que hayas guardado algo para mi”… y yo, vigilando que no viniese nadie, me acomodé para que viese como se marcaba mi excitación en mi jean.

Cristina me miró, sonrió coqueta y me dijo “pase al costado de allá por favor”, indicando un espacio que estaba entre dos puertas, fuera de la vista de cualquier persona que estuviese en la oficina de enfrente… sonreí y le dije “ok”… al llegar ahí, vi como Cristina vigilaba que no viniese nadie, para luego salir de detrás del mesón, acercarse a mi y besarme apasionadamente, empujándome hacia la pared… la acaricié de inmediato con mucho deseo, besé sus pechos y ella rápidamente puso su mano en mi pantalón, y con gran experticia lo desabotonó, bajó mi cierre y tocó mi pene por encima de mi bóxer… sonrió, y su mano pasó de inmediato bajo mi bóxer, tomando mi pene y masturbándome algunos segundos…

Yo estaba en las nubes y ella se asomó por última vez para vigilar que no viniese nadie… luego me miró y me dijo “atento por si escuchas algo” mientras vi con absoluto placer como se hincaba, bajaba mi ropa por completo y tomando mi pene con su mano, comenzaba a pasar su lengua a lo largo, besando la cabeza, chupando primero solo el glande y poco a poco metiéndolo todo (lo que no es poca cosa)… su ritmo crecía más y más, yo tomé su cabeza y comencé a moverme, penetrando su boca y notando que ella estaba disfrutándolo…. no pasó mucho tiempo hasta que ella se detuvo y me dijo… “avísame cuando vayas a acabar”…

Puso nuevamente mi pene en su boca y esta vez su ritmo era frenético, lo succionaba y a la vez jugaba con su lengua, estaba luciendo toda su experiencia y yo disfrutaba viendo como ella se ponía cada vez caliente… comencé a decirle “ya Cristina, ya viene”… me miró y aumentó el ritmo “cuidado, ya no aguanto” repetí… pero me di cuenta que su intención no era parar precisamente… “último aviso, voy a acabar” dije con notoria dificultad…y  solo escuche el sonido de mi pene mojado salir de su boca para que ella dijese “dámelo”… 20 segundos después exploté en su boca…. y sentí como chupaba todo con deseo, como no quería dejar ni una sola gota… cuando ella se paró y se acercó para besarme, yo aún estaba con el corazón a mil… y Cristina me dijo al oído…”la próxima vez, tú me tienes que compensar por esto”…

Claramente, volvería por más…

(Continuará…)

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