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Descubriendo los placeres de la masturbación (III)

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Hola otra vez queridos lectores, en esta ocasión vengo a contarles la primera vez que tuve un squirt.

Unos meses después de comprar mi primer vibrador decidí que necesitaba uno nuevo ya que quería uno con succionador de clítoris, además también pedí unos condones y lubricante ya que tenía en mente algo que quería probar. Al igual que la vez anterior compré el vibrador y los condones por Amazon y lo fui a recoger a escondidas.

Al llegar a casa estaba super emocionada por probar mi nuevo vibrador, pero otra vez mi familia estaba en casa. No podía esperar más. El vibrador era resistente al agua, así que dije que iba a ducharme. Normalmente me ducho poniendo música con el altavoz del baño.

Puse la música un poco más fuerte de lo normal, saqué el vibrador y lo lavé. Abrí el agua de la ducha, me desnudé y me senté en el wáter. Encendí el vibrador y acerqué el succionador a mi clítoris en el nivel más bajo de vibración y casi veo las estrellas.

Fue una de las mejores sensaciones que había sentido nunca. Mi orgasmo no tardó en llegar. Al minuto de haber empezado a succionar el vibrador había empezado a correrme muy fuerte.

Durante algunas semanas nada nuevo sucedió. Yo seguía masturbándome con mis vibradores cuando tenía la ocasión. Por las noches no podía usarlos así que me tenía que conformar con mis dedos.

Sin embargo, una noche estaba tan caliente que mis dedos no eran suficiente. Ya me había corrido dos veces y seguía con ganas de más. Estaba tumbada en la cama, desnuda acariciando mis tetas, y necesitaba algo que llegara más profundo que mis dedos.

Decidí usar uno de mis vibradores sin encenderlo para tratar de satisfacerme. Busqué el vibrador con succionador de clítoris y volví a tumbarme en la cama.

Estaba empapada por las dos corridas anteriores, así que el vibrador entró sin problema. Empecé a meterlo y sacarlo lentamente con una mano mientras que con la otra me acariciaba el clítoris.

El vibrador tocaba los puntos correctos. Cada vez estaba más mojada. Trataba de mantenerme callada y mi respiración se aceleraba. Me sentía genial, era un placer increíble, pero necesitaba más.

Probé distintas posiciones, me puse boca abajo y movía las caderas, también cabalgué mi almohada con el vibrador metido. Pero la mejor posición era boca arriba con las piernas abiertas, así que volví a esa posición.

Necesitaba ir por más, así que aceleré los movimientos del vibrador. Cada vez que rozaba mi punto G veía las estrellas. Sentía como la tensión se iba acumulando en mi vientre, pero esta vez sentía algo diferente a las veces anteriores.

No podía parar en ese momento, tenía que llegar hasta el final, quería ver hasta dónde era capaz de llegar.

El vibrador entraba y salía a un ritmo increíble. Sentía las contracciones de mi coño haciendo que necesitara un poco más de fuerza para sacar el vibrador. En una de esas ocasiones se escucha un ruido y siento como un líquido sale expulsado de mi coño cuando es penetrado por el vibrador.

No lo podía creer, había tenido un squirt. Con el mismo ritmo me di tres estocadas más y salieron más chorros. Estaba encantada, no me creía que hubiera sido capaz de llevarme yo misma al squirt.

Cuando me levanté de la cama había una gran mancha de líquido y olía un poco a pis. Mis líquidos me llegaban hasta el culo y el vibrador también estaba empapado.

Esa fue la historia de cómo experimenté mi primer squirt, espero que les haya gustado. En la próxima les cuento para qué usé los condones que compré junto con el vibrador.

Besos.

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