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Don Antonio… ¡Qué hermosa pija tiene!

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"Me fui una noche a un restaurante a tomarme unos tragos, sin imaginar que aquella chica venezolana que tanto me atraía estaba viviendo días de fogosidad interna. Su morbo era sentirse como una puta y estar con un hombre mayor."

Conocí a Jeny hace dos semanas en un restaurante local donde ella trabaja de mesera y yo voy de vez en cuando a tomarme unos tragos y a escuchar a algunos que se atreven a tomar el micrófono y hacer karaoke. Ese es el principal morbo del lugar, aunque la verdad a mi me atraen las chicas que trabajan o llegan a este lugar y el cual me ha traído suerte y algunas veces me he levantado a alguna chica con las que hemos tenido unas buenas folladas.

En esta ocasión me sorprendió la plática con Jeny, pues aunque es coqueta por naturaleza, pensé que lo hacía por la lógica conveniencia de hacerse de una buena propina. Siempre viste muy llamativa o provocadora, pues las veces que he ido siempre usa esos pantalones vaqueros bien ajustados y donde se le nota una bonita cintura y esas curvas de sus caderas son una delicia de delinear con la imaginación ese bonito y perfecto trasero. Es de cabello castaño, bonitas facciones, con unos ojos achinados y color esmeralda. Este jueves pasado me dio a saber que es de Venezuela y que tiene 25 años y, que en su país comenzaba a dedicarse a la terapia física en un hospital. Aquí, junto a una amiga quien también trabaja en el restaurante piensan montar un negocio de masajes terapéuticos a domicilio y fue como toda esta aventura comenzó.

Me habló que estaba en la escuela para adquirir una licencia y que el mayor reto era comenzar y hacerse de un equipo. Yo en son de broma le dije que podría ser uno de sus clientes, pues seguido busco algún lugar donde recibir un buen masaje, a lo que ella agregó: -Usted lo que busca es un lugar de masajes con final feliz. – Me dijo sonriendo coquetamente con esa boquita deliciosa que tiene esta linda mujer. Jeny medirá el metro sesenta más o menos y tiene un cuerpo que no pasa de las 135 libras bien proporcionado, de hermosas y perfectas nalgas y unos pechos muy generosos, los cuales imagino y estimo de una copa D. Le gusta marcar esa bonita cintura y muchas veces esa camisita o blusa a penas le cubre el ombligo.

Cuando ella mencionó lo del masaje con final feliz, le dije que me apuntaba y que cuanto saldría un masaje con final feliz. Sonrió por mi atrevimiento y ella en son de broma me dijo que no me diría porque temía a que tuviera el dinero para poderlo pagar. Insistí y se lo preguntaba en forma de broma: -¡Dime… quizá lo pueda pagar! – La verdad que pensé que me contestaria en forma de broma y me diría alguna cifra ridículamente elevada o que me hiciera una contrapropuesta preguntando cuanto estaba dispuesto a pagar. Ella me dijo en un tono más serio: ¿Qué le parecen mil dólares?

Por un momento pensé que seguía en son de broma y mientras hablábamos de esto también comentábamos acerca de los que se habían atrevido en tomar el micrófono en los últimos minutos. Le estaba firmando el recibo con la gratitud correspondiente y, Jeny regresó al tema que creo de alguna manera le había excitado:

-¿Entonces no se atreve a agendar mi primer masaje o le pareció muy elevado el precio?

-¿Estamos en serio?

-¡Pensé que usted hablaba en serio! ¿Oh… es que la esposita lo tiene controlado y no se le puede escapar?

-Dime dónde y cuándo y estaré allí sin un minuto de retraso.

-¿Qué le parece el domingo por la mañana? Mi amiga tiene el horario de la mañana y yo el de la tarde. ¿Qué… se atreve?

-¡Por supuesto! – le contesté.

Me dio en una servilleta su número de celular y me pidió que le hablara después de las nueve de la mañana. Para mi era la hora perfecta, pues soy de esos que gozan del sexo mañanero, pues siento que es cuando más vigor tengo. Un poco de fruta, un vaso de jugo y una rica cogida, es lo ideal para mí en una mañana de domingo. La verdad que no me lo creía y hasta que no llegara ese día y entrara por esa puerta de su apartamento, no me lo iba a creer. Esta chica tan hermosa se me estaba dando así, en algo que realmente me sorprendía a pesar que muchas chicas me han sorprendido de cómo están abiertas al sexo y de la manera que se ofrecen.

Como lo imaginaran ya por el sábado en la noche estaba ansioso de que llegara el domingo y confirmar si en realidad esto se iba a consumar o si solo se quedaría como una burla en una gélida broma de invierno. Me levanté temprano a hacer un poco de ejercicio, me comí un coctel de frutas con jugo de toronja y se llegaron las nueve y le llamé. Para mi sorpresa, la cita estaba pendiente y Jeny me envió por texto su domicilio, el cual estaba a solo unas 8 millas de mi casa. Tomé los mil dólares, subí al coche, llevaba un paquete de tres profilácticos para la acción y con los típicos nervios que en circunstancias como estas siempre me acompañan.

Llegué al complejo de apartamentos, subí un segundo nivel, toqué el timbre y Jeny con esa linda sonrisa en una boquita tan seductora me daba los buenos días y me hacía pasar al interior. La noté algo tensa y me hizo una oferta de un café o algo de tomar y fue cuando ella me lo dijo: -Don Antonio, creo que está por demás decirlo, pero de esto nadie se puede enterar, especialmente mi amiga… cuento con su discreción, ¿verdad?. -Después de asegurarle mi absoluta discreción, se acercó a mi rostro y me dijo al oído: -Esta mañana la pasaremos bien rico… verá cómo me como su bomboncito.

Esta chica se miraba bien fresca, con un aroma dulce como el de las frutas que me había comido. Se había hecho una cola con su cabello largo y su rostro de angelito se magnifica y podía ver lo bonita que era esta mujer. Llevaba un vestido de una sola pieza de un color marfil y podía ver en esa translucencia una prenda de vestir interior diminuto y se le marcaban los pezones, lo que me hacía intuir no llevaba brasier. Se miraba simplemente hermosa con unas sandalias y sus pies desnudos y ese culo se le miraba divino, pues esta era la primera vez que la miraba sin usar esos típicos pantalones vaqueros. Le di ese cumplido de rigor, pues no es necesario que alguien se lo diga, intuyo que esta mujer sabe lo hermosa que es. Me invitó a pasar a la única habitación donde había dos camas y me mostró el baño por si deseaba ducharme. Le dije que ya me había bañado y saqué mi cartera y le puse los mil dólares en un tocador y Jeny solo me quedó mirando sin decir palabra.

Me dijo: -Desvístase, póngase cómodo. – Para luego decirme: Permítame ayudarlo… nunca imaginé estarlo desnudando. Me dijo que le gustaba la loción que usaba y me quitó la camiseta que uso bajo mi camisa de vestir y me dio unos besos en mis pectorales hasta chuparme las tetillas. Me bajó el pantalón y mi verga ya había tomado volumen y hasta podía notar que había mojado mi bóxer. Jeny me tomó de la verga por sobre la tela de mi bóxer y me dijo: ¡Usted sí que tiene armamento! Creo que es el pito más grande que mis manos han tocado. – Me dijo con una sonrisa de admiración. Me quitó delicadamente los pantalones y mi bóxer y me pidió que me acostara. Luego ella en una forma como para provocarme y excitarme más de lo que ya estaba me dijo: -¿Quiere que le haga un strip tease? – Y sin esperar repuesta encendió una bocina con bluetooth y se escuchaba una música al ritmo del bachatero Romeo Santos.

Dejó la habitación a media luz y comenzó a desvestirse mientras la música sonaba. Estaba en lo correcto, no traía brasier y me estuvo bailando en tanga hasta el final de la canción para luego decirme: -¿Quieres quitarme la tanga? ¡Que te cueste algo cogerte esta chucha, pues ese dinero tú lo has de hacer en un abrir y cerrar de ojos! -Me acerqué, pues la verdad me gusta quitarle esa ropa interior a cualquier chica, esa emoción de desnudar a una hembra, la verdad que me fascina. Esa tanga blanca le magnificaba las caderas y esas perfectas y hermosas nalgas y, me saboreaba los labios de ver como esa tanguita se le hundía en ese rico trasero de ensueño. Se la removí lentamente y ante mi quedaba ese monumento totalmente desnudo, con una conchita pequeña y totalmente depilada y solo tocando ese hermoso culo, supe que esto no era un sueño. Me llevé esa tanga a la nariz como por instinto y Jeny solo me sonrió de una manera muy seductora.

No me equivoqué. – me dijo. Pensé que por su altura debería tener una enorme pija y vaya que sí la tienes. – Jeny me pidió que me acostara y ella se fue por sobre mí y comenzó a llenarme de besos el abdomen. Bajó por mi entrepierna y siguió con besos hasta llegar a mis testículos, los cuales los chupaba como si de un caramelo se tratara. Luego de repente me preguntó por mi edad. Estaba sorprendida que tuviese 55 años, pues ella estimaba mi edad en los 45 o 50 máximo. – Para tus 55 tienes un hermoso pito que ya cualquier chamo quisiera tener uno igual. Me voy a dar gusto comiéndome este pitote… vaya que si es un hermoso pitote. – me decía. Recorrió con su lengua desde la base de mis testículos y saboreaba con su lengua hasta llegar a mi glande, el cual con cierta delicadeza se introdujo a su preciosa boca. No me la creía que esta linda chica me estuviera haciendo un oral. Lo deseaba, pero nunca me lo imaginé que se diera de esta manera.

A sus 25 esta chica venezolana se miraba que tenía buena técnica para mamar una verga. Era una succión constante mientras me la pajeaba con su mano. Sentía a los minutos que me mandaría al paraíso y para esto siempre tengo una regla: me gusta a mi hacer correr a una chica antes de yo acabar… regularmente no rompo esta regla. Le pedí que me quería comer su chucha, a como ella se refería a su vagina y ella me contestó de esta manera. – Me va a hacer acabar rápido así de esa manera, tengo ya un buen tiempo de no tirar. Vaya que tenía razón, pues ella se acostó por sobre su espalda y yo me fui a chupar esas dos ricas tetas que se tiene mientras le dedeaba esa pepita que por más está decir lo mojada que estaba. Me fui por sobre ella y me dijo que me pusiera el profiláctico, pues ella vio que los dejé a un lado del buró.

Ella vio cómo me ponía el condón en el pito y me preguntaba de esta manera: Don Antonio… ¿cree que semejante pija me caberá en esta chuchita? Esa pija me la va a romper… usted si tiene pito para regalar. -Me decía. Regresé de nuevo a chupar sus tetas y le asomé el glande al canal, pero no su lo hundí. Me gustaba chupar esos pezones y las expresiones faciales que esta linda chica hacía me encantaban; fruncía los labios, cerraba los ojos como con desesperación a que se la metiera y luego me hinqué entre sus piernas y me tomo la verga y le pegaba con ella en el clítoris, luego le hacía masajes con mi verga por todo el canal y su clítoris sin penetrarla. Jeny me decía: Usted si sabe tirar… un hombre como usted, con esa pija y esa experiencia, si que lo vuelve loca del placer a una. Me fui a seguir chupando una de sus tetas haciendo balance con una de mis manos y con la otra le seguía pegando con la verga a esa pepita. Con los segundos me hacia un vaivén como queriendo encontrar mi verga y que se la hundiera y ella me lo decía de esta manera: Por favor don Antonio, métame esa su pija, pero ya… no ve que me tiene al borde de correrme.

Le deslicé mi verga con tacto, pues me he encontrado con chicas de vagina reducida y muchas veces en vez de provocarles placer, uno las daña golpeando su útero. Ella sintió la invasión y comenzó un vaivén tan intenso que solo escuchaba esa respiración profusa y como me fue abrazando y sentir en su aliento el olor de un orgasmo y gemía tímidamente, pero su vaivén era frenético y le pompeé la chucha a galope como cuando un jinete se acerca a la línea de meta y esta mujer bufaba del placer y parecía que nunca se le terminaba el orgasmo y de tanto escuchar sus gemidos interminables hizo que le echara la primera corrida dejando lleno de esperma el primer profiláctico. ¡Que rica estaba esta mujer y si, parecía que estaba falta de sexo!

Ya luego en el baño me habló que creía se había corrido tres veces. Y es lo que me gusta de una mujer y esa habilidad de correrse múltiple veces, algo que es raro en el hombre, pues creo que solo recuerdo una vez que sentí correrme dos veces seguidas. La habitación olía a sexo cuando regresamos y Jeny encendió unas velas aromáticas y me decía:

-Mi amiga va a saber que he estado tirando cuando huela las velas aromáticas, pero prefiero que huela ese aroma y no el aroma del sexo.

-¿Es lo que hacen para camuflar ese olor ustedes?

-Bueno… ella lo hace. Yo es primera vez que traigo a alguien al apartamento. Jensy, ella bien seguido trae a sus amiguitos que algunas veces me tengo que quedar a dormir en el sillón y escuchar de cómo se la tiran.

-¿Es activa tu amiguita?

-Creo que deja primero de comer a dejar ir una buena pija.

-Vaya… para haberlo sabido.

-¿Le gusta Jensy?

-Ella esta guapa, pero no podría competir contigo. Tú no solo tienes un lindo rostro… tu cuerpo es espectacular.

-¡Ah gracias por el cumplido!

No sé si este trato del masaje con final feliz tenía un límite o qué era lo que estaba disponible en el menú, pero esa primera corrida nos habrá tomado unos veinte minutos y no había saboreado esa chuchita, como Jeny le llamaba a su conchita. Obviamente quería chuparla, como también quería tener mi boca en medio de esas perfectas nalgas y probar, lamiendo a morir ese culo. Los pechos de esta mujer son tan perfectos que te atraen a seguirlos chupando, pero también su culo y conchita es algo que uno se ve tentado a querer probar y la verdad que esta linda venezolana es tan bella que uno no sabe donde comenzar. Platicando en la cama proseguí con esos besos a sus dos tetas y chupando y halando sus dos pezones. Jeny tan solo gemía y decía:

-Usted tiene una lengua muy juguetona, rápido calienta a una mujer y eso que no ha llegado a mi punto débil.

-¿Y cual es tu punto débil Jeny?

-¡Ah… eso usted lo tiene que descubrir! Imagino que con su experiencia no tardará tanto en descubrirlo.

Deslizaba mi lengua por ese abdomen perfectamente plano y besaba su entrepierna y haciendo una pausa le preguntaba: -¿Me estoy acercando a ese puntito? – Y Jeny con palabras ahogadas entre esa excitación me decía: -Usted si lo vuelve loca a una buscando ese puntito… que rico papi… usted si que lo calienta a uno. -Le chupaba por sobre los labios superiores y halaba esa solida piel con mis labios y miraba como la clara piel de esta chica se erizaba del placer que estaba recibiendo. Llegué a esa abertura delicadamente y deslizaba delicadamente mi lengua de arriba abajo y podía saborear esos jugos saladitos que vertían de su chuchita y eran tan espesos que sabía que su erupción estaba al borde de cualquier segundo. Y así de repente me dijo como con un tono de sorpresa: ¡Por dios… me corro… métame la verga que me esta haciendo acabar! -No le metí la verga porque no tenía el condón puesto, pero también no quería pausar esos segundos de un intenso placer y esta chica tuvo una corrida fascinante a mis oídos que pareció le duró un par de minutos. Nuevamente Jeny había tenido múltiples orgasmos.

-¡Mire como tiemblo! – me dijo. Había dejado de chuparle la chucha, pero Jeny todavía tenia un tic nervioso en su cuerpo que parte de los músculos de sus brazos y piernas le pulsaban sin control. Tanto así fue la excitación y el placer de esta joven chica. Me limpié su corrida con una pequeña toalla que Jeny había dejado cerca del buró, mientras ella me hacía esa plática y en la cual fue muy abierta conmigo diciéndome que tenía ya varios meses de no follar con alguien y que sus últimos orgasmos habían llegado por la autosatisfacción. Por un momento pensé que Jeny verdaderamente se dedicaba a esto del sexo de renta, pero en aquella conversación ella se ponía muy lejana a esta profesión y me contaba que su última follada había acontecido 4 meses antes con el novio que dejó en una ciudad de la Florida. A consecuencia de eso, solo su mano le había dado placer. Y en esta plática ella me preguntó:

-¿Cuál es su posición preferida… cómo me quiere poner?

-¡La verdad! A mi todas me gustan… quizá seas tú la que me tendría que decir cómo te gusta a ti.

-A mi me gustan varias también… el misionero, de lado, yo arriba montando… pero quizá mi preferida es la de perrito. Que me den desde atrás en cuatro.

-¿Esa es tu preferida?

-Regularmente no me corro mucho así, pero me encanta recibir una pija así y la única vez que me corrí en esa posición fue por el milagro que en esa ocasión mi novio pudo aguantar un poco para correrme. Regularmente él se corría antes que yo.

-Bueno… en ese caso… ¿quieres que lo intentemos.

-¡Si usted quiere!

Quién no va a querer tirarse a esta chica de perrito. Ver ese culo en esa posición es un morbo aparte, más ver ese ojete como se contrae al toque de la excitación es algo que me lo imaginaba y aquí todo esto se estaba dando. Me dio una breve felación con mi verga flácida y la cual como si tuviera hidráulicos se levantó alegremente para ir a la batalla. Jeny esta vez fue ella quien me puso el profiláctico y me dijo: -¡Apenas lo cubre! – Antes de penetrarla así en esa posición le lamí desde el clítoris al ojete y solo exclamó: ¡Dios mío… eso no me lo esperaba… que rico tira usted! Y de esa manera en la orilla de la cama comencé a penetrar esa rica conchita de una manera delicada entre esa expresión pausada que me dio Jeny: ¡Oh my God… cómo se siente su pija… usted si tiene pija!

Qué rico es ver como mi verga desaparecia en la conchita de esta linda mujer. Le abría esas nalgas con mis manos y le daba un vaivén semi lento que con los minutos comenzó a tomar más ritmo. Mi pelvis pegaba en sus hermosas nalgas y se oía el choque de nuestros cuerpos y le tiré una escupida a ese ojete y comencé primeramente a masajearlo con mis pulgares mientras le daba ese taladreo con mi verga a su chucha. De esta manera podía durar un buen rato dándole, pues a mi edad uno tarda más en correrse ya una segunda vez y, luego usando un profiláctico también no es la misma sensación natural del coito. Cuando Jeny sintió mis dedos masajear su ojete con su silencio y solo sus gemidos me dieron la aprobación a que continuara. Luego ese masaje se hizo mucho más intenso y aunque sin penetrarle con mis dedos el ojete, era una vibración continua como cuando le masturbaba con mis dejos el clítoris. Me volvió a decir: -¡Oh my God… usted si sabe lo que una mujer quiere! ¡Que cogida más rica me está dando!

Volvió a gemir de excitación cuando en ese vaivén sintió que la falange de mi pulgar derecho se hundió en su ojete. Podía sentir como esa membrana de sus entrañas dividía ese entrar de mi verga en su conchita y mi pulgar en su rico culo. Me comenzó a decir con su voz recortada por la agitación y excitación a que le diera más fuerte, que estaba a punto de correrse y es cuando le di el embate final y aquello parecía un intenso aplauso en ese choque entre sus nalgas y mi pelvis. – Me corro. -me dijo. -Deme pija… deme… por favor no pare… esta chuchita quiere su pija. – Decía Jeny en un rogar lleno de erotismo y no se la deje de pompear hasta que con los minutos me dijo: -Ya no aguanto… que rica y más duradera corrida me ha sacado… uff esta ha sido la corrida de mi vida. – Me decía aun queriendo recuperar la respiración. Y al igual que esa corrida que le saqué oralmente, Jeny quedaba con su tic nervioso por todo su hermoso cuerpo, cosa que la hacía reír. Luego me hacía la siguiente plática:

-¿Usted no se ha corrido verdad?

-Quería que gozaras la corrida como me decías que te gustaba.

-Ya ahora que me recupere le voy a dar una chupadita a esa pijota que me ha sacado tan rico y delicioso orgasmo. ¿Oh… quiere algo más… alguna posición que usted guste… me subo en esa pija?

-Sabes… me gustaría probar ese culito… se siente bien apretadito.

-¡Mi culo! Mire que sentí algo de pena cuando me lo tocó y chupó… y luego sentir que me lo abrió con sus dedos. Eso nadie me lo había hecho. Y lo deje porque simplemente estaba rico. Ahora… esa pija en mi culo es otra cosa. No le niego que me provoca probarlo, pero ese pedazo de pija en mi trasero me da miedo.

-Mis dedos ya te lo abrieron y para correrme en tu culo apretado solo es cuestión de un par de minutos. Me tienes con los huevos hinchados. – Jeny rió.

-Va pues… no sé en lo que me estoy metiendo, pero para que luego no me lo cuenten. Esta bien… le voy a dar el trasero a usted, pero trátelo con cariño… que esa pija… no sé si podre con solo la punta.

-Relájate, así como lo hiciste cuando te penetré con los dedos y veras que es fácil… a lo mejor termine gustándote.

-La verdad que me sentí tentada hacerlo con usted… se mira que tiene mucha experiencia con todo esto. Vamos pues antes que me arrepienta.

Nuevamente automáticamente se puso en cuatro, aunque yo iba a sugerir otra posición. Le di otra chupada al ojete y con mis dedos le volví a dar otro masaje y a los minutos se los estaba hundiendo. Quería dejárselo ir a lo natural, pero Jeny me pidió que dejara el condón en mi pija. Apunte a ese ojete y en el primer empuje Jeny pujo del dolor, pero lo contuvo diciendo. – Oh my God… como se siente esa pija en mi trasero. – Me dio luz verde para que continuara y de esa manera poco a poco y paso a paso mis 21 centímetros de pija había desaparecido en el culo de esta preciosa mujer. Que delicia es ver mi verga enterrarse en ese culo perfecto, de una piel clara y sin ninguna estría… verdaderamente nunca esperé estarme cogiendo este precioso culo, ni lo imagina así de perfecto.

Le hice un vaivén semi lento y delicado unido al gemir de dolor o placer de esta linda niña y para no torturarla más y porque esa vista de ver mi verga entrar y salir me hicieron tocar el cielo y llené el profiláctico con mi segunda corrida. Cuando me escuchó que me corría, Jeny correspondió al vaivén, a un ritmo más agresivo de como yo terminaba. ¡Que rica cogida, que delicioso me fui!

Para que esa primera vez le fuera inolvidable, en esa posición como había quedado Jeny y con su culo bien abierto, se lo comencé a chupar y mi lengua se introdujo en ese precioso culo. Gimió del placer y no paré hasta hacerla acabar con solo un oral en el culo. Ese chasquido de mi lengua entrando en su culo, lo tengo todavía en mis oídos. Por primera vez sentía un orgasmo anal, meramente anal, pues era lo único que estimulaba mi lengua. Explotó diciéndome: -Don Antonio… usted sí es todo un semental para coger. ¿Quién se imaginaria que usted tira como tira? ¡Me hizo acabar por el culo!

Estuvimos cogiendo hasta la una de la tarde y le volví a dar por el culo aunque solo terminaba corriéndose cuando posteriormente se lo chupaba. De esta manera logró dos orgasmos intensos y creo que la potencia de estas erupciones eróticas acabó por drenar sus energías. Yo solo me corrí tres veces, exactamente la cantidad de profilácticos que llevaba. Me dijo que lo del pago era solo una broma, una especie de prueba… era un morbo para ella tener sexo con alguien mayor y ver si estaban dispuestos a pagar por gozar de su cuerpo. Encontró su respuesta y para suerte mía, la encontré hace dos semanas en ese restaurante, justo cuando ese morbo se elevaba y su curiosidad estaba en la cúspide. Me gustó follar a esta niña y creo que estaré entretenido por algún tiempo con la bella y jovial Jeny.

Este relato tenía su punto final en el párrafo anterior y solo me quedaba editarlo, pero anoche fui al restaurante donde trabaja Jeny y me escribió en una servilleta el siguiente mensaje: ¡Por Dios… que hermosa pija tiene usted! Todavía me tiene delirando. – Con los minutos se me acercó nuevamente y en otra servilleta escribió lo siguiente: ¿Qué le parece si le doy $1000.00 por una revolcada? Quiero sentir su pija de nuevo… ¿Qué le parece mañana por la mañana o quiere que me siga masturbando pensado en usted? -Quizá cuando este relato aparezca, lo más probable me estaré cogiendo a esta linda chica de nombre Jeny. ¡Que carita mas bonita tiene y que delicioso culo para follarlo hasta morir.

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