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El crucero (02): Paseando por el barco

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La espera se te hace interminable, ni las caricias de tu compañero pueden calmar los nervios que te corroen, desnuda, dolorosamente estrujada, solo puedes esperar, hay decenas de cajas, pueden pasar horas hasta que os saquen a vosotros. La lengua de tu compañero sigue jugando contigo, le encanta saborearte, lamer la piel suave y dulce de una cerdita rubia como tú, mira tu pelo largo, ligeramente ondulado, tus pechos no demasiado grandes, tu sexo cada vez más mojado. Pegada a él, traviesa y coqueta le acaricias, poco a poco tus ojos se han ido acostumbrando a esta luz tenue, le miras, debe rondar la treintena, como tú el también lleva un collar de color negro, estiras un poco el cuello, hasta poder besar la punta de su verga, te gusta su tacto, su textura, sigues besándolo, tocándolo, te gusta que se excite contigo, ser tu quien endurezca su deseo, quien le haga buscar un placer prohibido que sin duda vuestros amos castigaran. Te encanta sentirte atractiva y deseada, y sonríes cuando su verga otra vez se vacía entre tus labios, Coqueta y traviesa bebes golosa esta leche caliente y espesa, te relames los labios, no quieres perder ni una gota, y tan solo algún gruñido apagado te corrobora que él también está disfrutando, que él también está gozando de este placer prohibido en esta jaula estrecha y asfixiante.

De pronto, abren la puerta, cogen de una de tus patas y tiran hacia fuera, gruñes enfadada cuando te separan de tu compañero, estás agarrotada, tienes calambres y apenas si puedes moverte, alguien tira de tu vello, chillas de dolor cuando te arrancan algunos de tus pelos, al final consiguen sacarte, ahora es el turno de tu compañero, tiran de su rabo, aprieta los puños y los dientes, no quiere llorar, no quiere gritar, no quiere darles el placer de que le vean suplicar, lo echan al suelo, junto a ti, con una vara os van azotando para desentumeceros, ponen un barreño de agua en el suelo, y los dos metéis el hocico dentro, vas bebiendo todo lo que puedes, notas como él lengüetea junto a ti, cuando ya piensan que habéis bebido bastante, tiran hacia arriba de vuestros cabellos, mientras os ordenan que os levantéis, intentas hacerlo, pero tanto tiempo hacinada hace que te fallen las piernas, caes al suelo, y agarrándote por los pechos te levantan otra vez, giras la cara, él también lo está pasando mal, apenas si puede mantenerse en pie, al final lo consigue. Te sueltan y entre temblores consigues también aguantarte derecha. Una vez en pie, con una esponja mojada en jabón, van limpiándote, tus tetas, tu culo, ríen cuando ven los restos de esperma llenando tu cara y deciden dejarte la cara sucia, que todos vean como se ha corrido la cerda enjaulada, bajas la mirada sonrojada, mientras uno de los trabajadores, se entretiene limpiando a fondo tu sexo, su mano y la esponja mojan tu vulva, tu clítoris, luego se esmera en tus nalgas, tu culo, empiezas a gemir mientras el agua va mojándote, mientras sus dedos recorren tu zona más íntima . Otro trabajador le grita, no es hora de perder el tiempo, hay un horario que cumplir, y todos los animales han de estar exhibidos dentro de una hora como máximo.

Agarran el rabo de tu compañero, y de un tirón se lo llevan, antes has podido ver el número que lleva rotulado en el pecho, 7.042, sabes lo que significa, cubierta siete, camarote 42, allí esta su dueña o dueño, no sabes si él ha podido ver tu número, si ha visto que tu eres la perrita del camarote 34 de la cubierta 8. Un nuevo azote te devuelve a la realidad, es tarde y hay prisa, te agarran por una de tus tetas, y tirando de ti, te sacan de esta bodega, por el camino oyes como suenan las sirenas del barco, estamos zarpando, tan solo un ligero movimiento casi imperceptible denota el movimiento del barco, y mientras tú estás en la bodega, nueve cubiertas por encima, Nuria está apoyada en una de las barandillas viendo partir el crucero, poco a poco el muelle se va alejando, la estatua de Colon, el hotel Vela, el perfil inconfundible de Montjuic, todo va quedando atrás, bebe un sorbo de su bebida bien fría y hace algunas fotos con el móvil, junto a ella, decenas y decenas de amos y amas, disfrutan de este día soleado, de la música con que el barco se despide de Barcelona, y de la ilusión de unos días donde gozar y disfrutar de todos y cada uno de los servicios y placeres que ofrece “El justine”.

Mientras, en otro rincón de la cubierta superior, Raül y yo estamos conversando con Jacques, un importante abogado francés, nos cuenta que su esposa, Margot, desde siempre se sintió atraída por este mundo, primero le pedía algunos azotes en las nalgas para excitarse, poco a poco los azotes se convirtieron en latigazos, en cadenas y argollas donde ella estaba colgada mientras él la penetraba , luego llegó aquel club exclusivo y discreto, donde los socios podían disfrutar de ella, la insultaban, la azotaban, la follaban por cualquiera de sus agujeros, mientras ella se corría una y otra vez, y ahora para celebrar los 20 años de casados, le ha regalado este crucero, y el día exacto del aniversario, la marcará a fuego con sus iniciales, esto interesa a Raül, ya que el también aprovechará para marcar a zuleia, así que decidimos quedar esta noche, para charlar un poco y compartir las esclavas.

Poco a poco el mar fue llenando el horizonte, Barcelona fue empequeñeciéndose hasta desaparecer y a la hora en punto, anunciaron que todos los esclavos y esclavas ya estaban expuestos, en el teatro, en algunas salas, incluso en los pasillos, durante las próximas tres horas, los cruceristas podrán ir mirando los distintos ejemplares y si alguno les apetece, todos llevan marcado el número de camarote donde están sus dueños, para contactar con ellos.

Tú, con tu cabellera rubia y tu cara de niña traviesa, eres una de las más solicitadas, decenas de manos juegan con tus pechos, con tu vello rizado y dorado, algunos miran tu cara llena de chorreones de las corridas de tu compañero de celda, otros meten sus dedos en tus agujeros, riéndose cuando los sacan totalmente empapados, y es que la vergüenza, la humillación, aquellos desconocidos usándote una y otra vez te excitan cada vez más, y mientras una joven pareja se entretiene pellizcándote la vulva y jugando con tus pezones, al fondo ves a Nuria, acompañada de un amigo que ha conocido en cubierta, le iba a presentar a su perrita dócil y obediente, y resulta que tú has decidido follar sin permiso. Tu dueña te abofetea con todas sus fuerzas, y retorciéndote los pezones te recuerda que solo ella decide cuándo y con quien puedes follar. Tú con lágrimas en los ojos, solo puedes ladrar de forma lastimera esperando que te perdone, el chico se pone tras de ti, y de un golpe entra su verga en tu culo. Te muerdes los labios para no chillar, no lo esperabas y te duele, te duele cada vez más, pero el sigue entrándola con todo su ímpetu, sigue abriendo tus nalgas con su rabo grueso y duro. Nuria mira a su alrededor y pregunta si a alguien le apetece tu coño, al momento uno de los hombres se acerca y sin dudarlo, te ensarta hasta el fondo. Emparedada entre los dos, te mueves como una muñeca al compás de sus golpes de riñón, al ritmo de su placer, mientras tus lágrimas se funden con los restos de semen reseco de tu cara.

No tardan en correrse, se separan de ti, notas como su leche espesa y caliente baja por tus nalgas, por tus muslos, Nuria sigue mirándote, quizás decidiendo que castigo te espera esta noche, de momento, se coge del brazo de su acompañante y se van, tú te quedas sollozando mientras no tardas en notar otras manos, otros besos, otros pellizcos y caricias en tu piel.

Mientras, en otra de las zonas del barco, Jacques ve a nuri, la reconoce de los videos de la carrera, junto conmigo nos acercamos a ti, te arqueas todo lo que puedes, te gusta mostrar tus hermosos 44 años, altiva y sumisa, Jacques toquetea tu coño, sonríes mientras sus dedos te excitan, te hacen sentirte deseada, te encanta ver como engordas su verga, como atraes sus miradas, él nos cuenta que Margot se ha corrido decenas de veces viendo el video de tu carrera, viéndote sudar, llorar, cojear, con tu cuerpo al límite una y otra vez, mientras lo cuenta, no deja de mirarte, de tocarte, de acariciarte, empiezas a moverte, a gemir, te falta muy poco para correrte entre sus dedos, me miras sumisa implorando mi permiso, y con un movimiento de mi cabeza te lo doy, al instante empiezas a contornearte, a estrujar todo lo que puedes aquellos dedos, a gruñir, a correrte entre los dedos que te penetran y juegan contigo. Se forma un corro de gente mirándote, viendo como con la boca abierta berreas entre espasmos de placer. Jacques saca la mano de ti, y la acerca a tus labios, lames cada uno de aquellos dedos, mientras le miras sumisa y sensual. Antes de irnos animo a quien quiera a usarte por cualquiera de tus agujeros a que lo haga, y no tardas en estar rodeada de manos y vergas, cierras los ojos y sonríes mientras te entregas al placer de aquellos desconocidos.

Seguimos paseando, y en una de las salas, vemos a Margot, aquí es Jacques quien me invita a usarla, ella está seria, excitada, asustada, en un cumulo de sensaciones que se entremezclan y la hacen sufrir y gozar a cada instante, es un paso más en su sumisión, la han enjaulado, azotado y exhibido como un animal de feria, la han toqueteado y magreado decenas de extraños y por si fuera poco siempre le han asustado los barcos. Acaricio sus labios, ella sumisa abre la boca, mi lengua recorre su cara, entra en su boca, mis manos se aferran a sus pechos, ella mira a su dueño sin saber qué hacer, Jacques tras ella, se agarra a su cintura y la penetra por el culo, lentamente, sin prisa, disfrutando de cada centímetro que va entrando en su esposa, de cada gemido de sus labios, de cada gesto de dolor, mientras, yo acaricio su vulva, toqueteo su clítoris, mordisqueo sus pezones, ella no pude evitar moverse, contornearse, mientras mi verga cada vez más endurecida va entrando en su cuerpo. Gime y se contornea, le gusta sentir a su marido detrás, y a un desconocido delante, se mueve al compás de nuestro placer y del suyo, es evidente que está gozando, que está disfrutando de cada instante, de cada nueva vergüenza e humillación, hace tiempo que ha aceptado que su placer solo le llega de los castigos y humillaciones a que la somete su marido, o quien él decida.

Tras corrernos en Margot, su marido le da un beso en los labios, ella sonríe satisfecha y feliz, mientras ve como nos alejamos, ahora son otras manos, las que toquetean su piel. La tarde va convirtiéndose en noche, y a las 9 en punto empiezan a desmontar la exposición de esclavas y sumisos, es hora de llevar cada ejemplar al camarote de su dueño. Nuria se acerca a ti, mira cómo te desatan, como te magrean los trabajadores, mientras te ponen la correa y a 4 patas te llevan hasta el montacargas por donde te subirán hasta la cubierta 8. Aun tardan un rato en llegar, y cuando lo hacen, Nuria ya te está esperando con la fusta en la mano, asustada te encorvas ante ella, el primer azote golpea tus nalgas, totalmente empapadas con el esperma reseco de distintos amos que te han usado. Te muerdes los labios mientras ella sigue azotándote, castigándote por haberte corrido sin su permiso, tras una veintena de azotes y con tu culo y tus tetas ardiendo de dolor, se sienta en un sofá, y te dice que ahora quiere que le cuentes todo lo que has hecho en la jaula. Tragas saliva y con un hilo de voz, empiezas a explicarle como le has limpiado el culo con la lengua y como él te ha limpiado el tuyo, le cuentas como os habéis mirado para poder ir juntos en la jaula, como el miedo al castigo te ha hecho correrte una y otra vez, en una sensación extraña y a la vez excitante. Nuria sonríe y te pregunta cuál es el camarote del perrito, tú lo dices mirándola con ojos ilusionados 7042, Nuria descuelga el teléfono y marca el número, tu corazón te palpita a mil, mientras esperas que respondan, mientras temes y deseas que alguien hable al otro lado de la línea, finalmente alguien responde, Nuria le cuenta que tiene una perrita que merece ser castigada por haberse corrido con su esclavo. Tras un instante de silencio, Nuria ríe divertida, y colgando el teléfono, te acaricia las mejillas y te dice que esta noche cenaremos con los dueños del perro y decidiremos que castigo os merecéis…

Se acerca la hora de la cena, Nuria se pone un vestido negro ajustado a su piel, tremendamente sensual, se mira en el espejo todas sus curvas se adivinan de manera evidente, sus cabellera negra cae sobre sus hombros y espalda, es joven y hermosa, y le gusta lucir su belleza. Luego termina de retocarse el maquillaje, y tras calzarse sus zapatos de tacón va hacia ti, en el suelo, azotada y mugrienta la miras, ella observa las marcas de tus últimos azotes, te levanta por las tetas y da un par de vueltas a tu alrededor, a pesar de tu suciedad, de tu piel enrojecida por el látigo, de tu cansancio y tus castigos, sigues siendo una hembra muy apetecible, está orgullosa de ser tu dueña y hoy quiere lucirte como su mejo trofeo. Oyes el click de la correa cerrándose en tu collar, es hora de salir, veremos que tal te portas con los propietarios de tu amigo, tu sonríes y bajas la mirada, mientras un tirón de tu correa, te hace seguirla hasta la puerta, fuera el ambiente es del todo animado, por todas partes grupos de amigos charlando y riendo, música, espectáculos de todo tipo, bares llenos de gente y camareros eficientes sirviendo a cualquier crucerista. Algunos miran la hoja de actividades de esta noche, otros van a cenar, y algunos simplemente pasean viendo este mar mediterráneo tranquilo y sosegado que mece suavemente el barco. Sientes un escalofrió cuando oyes los gritos de un par de esclavos a quien están azotando en una de las muchas cruces en forma de aspa que hay repartidas por el barco. Un poco más adelante ves a una hembra retorciéndose de dolor en un charco con su propia orina, mientras su dueño juega con el mando que hace estallar descargar electicas en alguno de sus agujeros.

Tras un breve paseo llegáis ya al restaurante “Gran Marques”, donde Nuria ha quedado con los dueños del perrito que tú conoces. Alguien la llama desde una de las mesas del fondo, tu dueña sonríe y vais hacia ellos. Les miras, son una pareja de vuestra edad, a medida que te acercas ves en el suelo a una hembra morena, enroscada a una de las patas de la mesa, y junto a ella, el culo inconfundible de tu amigo…

(Continuará)

(Sin valorar)