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El ex de mi esposa y yo llenándola de placer (parte 2)

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Este relato podría contarse por sí solo, pero si deseas saber todo el antecedente es necesario que leas la primera parte.

Luego de venir de follar con su ex, Carla me contó todos los detalles de lo que había sido su encuentro, esto me puso más tieso que el acero, lo cual desencadenó en un sexo como nunca. Luego de esto, Carla y yo terminábamos de hacer el amor, después del éxtasis que tuvimos juntos al cogérmela luego de que venga de coger con su ex, tuvimos la siguiente conversación:

Yo: ¿y bueno, lo convenciste?

Carla: ¿Tú qué crees?

Yo: Que de seguro tienes buen poder de convencimiento

C: Jajajaja. Pues al principio estuvo reacio, fue mientras cogíamos que lo convencí

Yo: ¿Qué le dijiste?

C: Que en este momento de mi vida estaba dando rienda suelta a todos mis deseos, y que luego de comérmelo a solas quería que me coma junto a mi esposo

Yo: ¿Y eso es verdad?

C: Pues las cosas no están pasando solo porque tú quieras, mi amor

Yo: Me encanta lo putita que te estás volviendo, y ver cómo te gusta comerte más vergas

C: Me gusta más la tuya, pero me encanta salir de lo rutinario juntos

Yo: ¿que más te dijo?

C: Pues que si tu estabas de acuerdo, a lo cual le respondí que había buscando la manera de convencerte de que me dejarás salir sola hoy, y que me las arreglaría para convencerte de lo otro

Yo: así que sabe a lo que viene por lo visto

C: en parte, aunque creo que para los tres será una sorpresa lo que pase esa noche

Yo: eso no lo dudes mi amor

Conversamos un par de detalles adicionales, como cuando y donde sería el encuentro, ya que esto era una ocasión especial por su cumpleaños, la idea era no terminar en casa como siempre. Acordamos en alquilar una suite de esas que alquilas por día o momentos, principalmente dirigida a estos encuentros. Ya teníamos el lugar listo, ahora faltaban los pormenores del momento.

Carla quedó con Nicolás que cada uno llegue en su auto al sitio pactado, nosotros nos encargaríamos de llevar algo de picar y él de las bebidas, hasta este momento él y yo no habíamos conversado directamente, aunque ya nos conocíamos de tiempo, así que no éramos completos extraños, y en más de alguna ocasión habíamos cruzado al menos el saludo. Si en su encuentro anterior con Nicolás, Carla había lucido deslumbrante, en esta ocasión era por poco decir, aún más que lo que fue anteriormente, por debajo llevaba un conjunto de brasier e hilo de encaje rojo, resaltaba a la perfección todos sus atributos, por encima de esto, una blusa de tiritas semi transparente, y una falda larga, pero con un tremendo escote, y unos tacones muy elegantes para terminar. Como resultado, se le notaba su culo abultadito, sus senos se veían a través de su blusa, y su brasier cubría lo suficiente para ser modesto, pero dejando una buena parte a primera vista. Llegó el momento y nos dirigimos al sitio en concreto, compramos unas botellas de tragos personales para ir entrando en tono. Al llegar a la suite para nuestra sorpresa Nicolás ya estaba esperando, al verme saludamos de manera serena, como colegas que se encuentran para hablar de un buen negocio, y vaya que lo era.

Apenas entramos Carla disimuladamente le dio un beso a Nicolás un poco lejos de mí, la idea era que entremos todos en confianza poco a poco. Conversamos un poco de cosas triviales mientras pasaban una tras otras las copas. De repente, hubo un momento de silencio, el cual decidí romper con una pregunta más que directa:

Yo: ¿y bueno, que te parece como se ve hoy Carla?

Nicolás: Pues puedo decir que los años le han venido de maravilla, y hoy luce hermosa

Yo: (dirigiéndome a Carla) ¿Y bueno amor, porque no dejas que Nicolás sienta un poco de lo que lleva buen rato viendo? (desde que nos sentamos en la mini sala, en distintos sofás Nicolás no había apartado su vista de las piernas y senos de Carla.

Carla me sonrió y se dirigió hacia Nicolás, acarició suavemente su rostro, y llevó su mano hasta su entrepierna, acariciando el miembro de Nicolás, luego tomó la mano de él y la dirigió desde su pantorrilla, hacia sus muslos, y finalmente, hizo que toque su panty, mientras le preguntaba si le gustaba sentir lo mojada que ya se encontraba. Esto debió encender a Nicolás por completo, ya que sin tapujos tomó a Carla del brazo y la sentó sobre sus piernas, mientras la besaba y con su mano seguía acariciando su vulva. Yo, mientras tanto, sobaba mi miembro por encima de la ropa, que ya estaba todo erecto de la escena que apreciaba. Deje que siguieran su juego de caricias, Nicolás poco se fijaba en mí, sus ojos estaban casi por completo sobre Carla, como si yo no existiera, y esa indiferencia me excitaba aún más, ya que significaba que mi presencia y lo que se venía, no sería incomodo, sino más bien lo contrario.

De repente Nicolás empezó a bajar las tiritas de la blusa de Carla, dejando a la vista ese maravilloso brasier rojo escarlata que llevaba puesto, desprendió el broche, y de inmediato el brasier cayó al suelo, mientras Nicolás ya tenía su boca en uno de los senos de Carla. Los chupaba, mordía, y besaba fervientemente, todo esto mientras yo observaba atentamente aquella escena, Carla me veía, supongo que se cuestionaba el porqué aún no me había unido a ellos, y es que en parte estaba extasiado de ver a mi esposa en tremenda escena porno. Al notar mi tolerancia y paciencia, Carla se dejó llevar por el momento, su ex la estaba saboreando en frente de su marido, gemía mientras Nicolás recorría su cuerpo, tanto con sus manos como con su boca, y en eso, ella decide bajar y desabrochar su pantalón, sacó el miembro de Nicolás de su boxer, y lo agarró firmemente con su mano, haciéndole una pequeña paja, se sienta junto a Nicolás, solo para luego recostarse en sus piernas, justo antes de llevarse el miembro de Nicolás a su boca, a esto debo aceptar que el pene de Nicolás era más grande que el mío en toda medida, ver esto me hizo solo elucubrar como fue su encuentro en privado, y como se devoró aquel trozo de carne sin que nadie la inhibiera.

Carla dejó de lado el hecho que yo estaba presente y empezó a saborear ese trozo de carne, entre lamidas, mamadas, y mordidas, todo esto a lo mucho a dos metros de mí, mientras por otro lado Nicolás sostenía la cabeza de Carla con una mano hacia su pelvis, mientras que con la otra jugaba con el ano de ella, en un inicio Carla mostraba resistencia a que juegue con su culo, pero poco a poco dejó de importarle y se entregó a su amante. Mi vista era ideal, podía observar todo, y conservaba mi distancia para que ellos tuvieran su espacio. Luego de mamarle su verga por un buen tiempo, Nicolás la detuvo y se dirigió a mi diciendo en tono dominante: sé que quieres ver como clavo a tu esposa así que presta mucha atención, pendejo. El insulto me sorprendió para ser sincero, pero repentinamente la humillación se convirtió en excitación, y solo le respondí: muéstrame que puedes hacer con mi esposa. De inmediato Nicolás sacó un condón de su billetera mientras se quitaba los pantalones.

Nicolás le quitó su panty que ya hace tiempo no era mas que una prenda completamente mojada, la hizo apoyar sobre el sofá en que estaban, y se colocó atrás de ella para penetrarla de espaldas, con su culo bien brotado y sus piernas bien abiertas. Nicolás se colocó el condón y rozaba la entrada a la vulva de Carla con su pene. Me recosté un poco desde donde estaba para ver como la verga de Nicolás entraba y salía de la vagina empapada de mi esposa. En eso, Carla emite comentario por primera vez en un buen rato, solo para decirme si podía quitarle el condón a Nicolás. Asenté con mi cabeza y le dije que era su fiesta, y que podía hacer lo que quiera. Carla se dio vuelta, agarró el condón de Nicolás con los dientes para quitárselo, y luego de darle un último beso volvió a colocarse en la pose que Nicolás la había dejado, para que así Nicolás volviera a entrar en ella. Aquel sonido ya no era el de una penetración, sino más bien el que se produce cuando juegas chapoteando tu mano sobre el agua, era al borde excitante escuchar como lo hacían, como sonaba su penetración, sumada a los gemidos de Carla. Por un momento creí que acabarían, ya que Nicolás emitió un fuerte gemido, de placer consumado, pero en eso se dirigió a mí nuevamente y me dijo: no quiero correrme todavía, quiero disfrutar más de comerme a tu esposa y ver como lo disfrutas, así que ven a darme una mano con tu hembra. Sus palabras se convirtieron en una orden para mí, y sin pensarlo me bajé el pantalón y saque mi verga, que ya estaba sofocada de estar encerrada, empecé a penetrar a Carla en la misma posición, ella estaba toda lubricada, y mi verga se encontraba también lubricada como si hubiese sido yo el que la estaba penetrando, Carla empezó a gemir en conjunto con pequeñas frases que emitía entre murmullos: que rico es sentirte mi amor, eres delicado con tu esposita.

Mi lujuria estaba al borde, tanto que sentí que ya acababa en un par de embestidas más, los gemidos de Carla, junto a todo lo que estaba sucediendo hacían que ya no pueda más, Carla, fuera de sus gemidos me excitaba más con cada palabra, lo que no sabía era si estaba por acabar ella también o aún faltaba mucho para esto. No quería terminar tan pronto cuando la fiesta cuando aún teníamos diversión para largo, por lo que moví a Carla de pose y la recosté con su frente hacía mí, dejándola abierta de piernas, me arrodillé y empecé a lamer su vagina, un coctel de los jugos de Carla, Nicolás, y los míos. (recuerden que en esta ocasión Nicolás ya no llevaba condón) Podría decir que era un manjar y no estaría exagerando, su vagina era una laguna por completo, la chupaba, lamía, besaba, y solo se seguía humedeciendo más, por mi parte, sentía que a mi verga solo le hacía falta un par de apretadas y seguro acababa, así que planeaba quedarme lamiendo su vulva por un buen rato mientras ganaba un poco más de tiempo, en eso, para sorpresa de Carla y mía, Nicolás empieza a rozar su verga en mi culo, me quedé estupefacto, le dije que no pensara en penetrarme, porque no era lo que quería, a lo que me dijo que estaba bien, pero que si al menos lo podía dejar jugar con mis nalgas. No sé en qué estaba pensando cuando solamente le dije, bueno, pero no se te ocurra metérmelo. Carla gemía mientras mi miraba debajo de ella, sorprendida de lo que había respondido, pero yo solo me dejé llevar, lamiendo la vagina de mi esposa, mientras Nicolás rozaba su miembro entre medio de mis nalgas, de a momentos empujándolo un poco, quizás para tentar el terreno.

Nos divertimos los tres en esto por buen rato, Carla descuidó el hecho de la escena bisexual, más bien a lo contrario, me vería y parecía reaccionar aún más, y así mismo veía a Nicolás, quien asumo también tenía una cara de placer mientras jugaba atrás mío. Seguimos así hasta que Nicolás me dice: dame espacio que ya ha sido suficiente descanso para esta hembra, apenas me hice a un lado y de inmediato metió su verga directo en Carla, sin ninguna consideración, y colocando su gran verga justo junto a mis mejillas. Y pues, eso no me detuvo, y seguía saboreando la vagina de Carla, mientras en uno que otro momento también rosaba la verga de Nicolás con mi lengua, de a ratos de manera intencional, de a ratos porque era casi imposible lamer su vulva sin toparme con su verga. Tampoco esperaba mostrarme como un putito ante mi esposa, así que me mantenía al margen, con pequeños deslices de momento. Sentía mi verga firme como un cañón, estaba deleitado de ver como la verga de Nicolás entraba en la vagina de mi esposa, ya no a dos metros como en un inicio, sino a menos de 10 centímetros. En esto, Nicolás le pide a Carla que nuevamente se de la vuelta, quedando en cuatro, por lo que yo decido colocarme debajo de la vagina de Carla, si recuerdan, estábamos en un sofá, así que me cansé de estar de rodillas, coloqué un cojín en el piso, y me recosté bajo las piernas abiertas de Carla, viendo en un primer plano incomparable como bombeaba la verga de Nicolás la vagina de mi esposa, yo mientras tanto, seguía lamiendo y lamiendo, ahora tenía un mejor ángulo para lamer la vagina de Carla, y sin querer seguía jugando de momentos con topar la verga de Nicolás con mi lengua mientras hacía lo mío, Carla no aguantó más y finalmente llegó a su primer clímax, no tuvo una eyaculación femenina abundante pero sentí como se desbordó de líquidos su vagina, los cuales gustoso trague y limpié mientras estaba bajo ella.

Carla decide levantarse, nos pide a los dos que nos sentemos, que ahora ella quería darse un descanso. Nos sentamos los dos, y se arrodilló en medio de ambos, agarrando una verga en cada mano, empezó a mamarlas por turnos, de a ratos juntas, de momentos pajeando a uno de nosotros mientras le daba una buena mamada al otro. Nos mataba con la mirada, y sin temor a ambos nos pregunta:

Carla: ¿les gusta estarse comiendo a la misma mujer juntos? ¿Qué te parece lo putita que he sido hoy mi amor? Dirigiendo esta última pregunta hacia mí.

Nicolás le contestó: no te imaginas las ganas que siempre he tenido de comerte, me encanta comerte entera con tu marido.

Yo, aunque la pregunta me asombró y me pareció desafiante, pero excitante a la vez, le contesté: me encanta verte de putita disfrutando la verga de tu ex junto a la mía, sabía que te gustaría tu regalo mi amor.

A aquello Carla respondió: entonces voy a seguir disfrutando mi amor, y tu también disfruta el show.

Carla empezó a succionar mi pene con más energía e ímpetu, no se detenía ni apartaba su boca de mi pene, a Nicolás no lo soltaba de su mano, pero parecía tener un objetivo fijado conmigo, el cual luego comprendí. Carla siguió mamando mi pene, jugando con mis testículos y saboreando como paleta mi verga, hasta que finalmente no pude más y me vine dentro de su boca, Carla siguió mamando hasta asegurarse que me había sacado hasta la última gota, gesticuló un trago largo y espeso, y terminó despidiendo de un beso a mi verga, luego me susurró al oído: “quiero que ahora me des permiso de comerme sola a Nicolás mi amor”, esta frase me tomó en mi momento de clímax, a lo que sólo respondí: es tu cumpleaños mi amor, disfrútalo.

Carla besó a Nicolás y lo tomó de la mano para llevarlo a la cama que estaba justo frente a nosotros, conversaron un poco en voz baja, y luego recostó a Nicolás sobre la cama, y luego ella se posó sobre él. Empezaron a hacerlo suave, luego subiendo el ritmo progresivamente, Carla cabalgaba a Nicolás frente a mí, de a momentos volteaba a verme, pero la mayoría del tiempo su mirada era hacia su amante, en cambio yo veía como la verga de Nicolás llenaba el agujero de la vagina de mi esposa, quedando estrecha entre sus paredes, mientras esta entraba y salía al compás de la cabalgata de mi mujer. Carla se acostó sobre el pecho de Nicolás simulando cansancio mientras éste la abrazó fuertemente y empezó a penetrarla de manera salvaje sin dejar de parar ni un segundo, Carla de momentos trataba de moverse, pero Nicolás la tenía muy bien sujeta, mientras trataba Carla de aflojarse, lo único que se soltaban eran sus fuertes gemidos, le estaban dando como la puta que era a mi esposa, pero cuanto me excitaba el poder ver a mi actriz porno favorita en directo. Mi verga se ponía poco a poco nuevamente erecta, pero esta vez no los quise interrumpir, era adictivo y placentero ver como la verga de Nicolás llenaba la vagina de mi mujer, y como ella reaccionaba a sus estímulos, Nicolás levantó la voz diciendo: ¡que rico es estar dentro tuyo y sacarme las ganas! Carla lo besó y volteó a verme nuevamente mientras lo besaba, finalmente Nicolás acabó, derramando su semen por completo en la vagina de mi esposa, más sin embargo Carla no se movía de su torso, siguió meneándose aún cuando Nicolás finalmente la había soltado, siguió moviéndose hasta que nuevamente emitió un fuerte gemido, ¡aaaaahh! declarando que otra vez se había saciado de placer.

Podría pensar que esta historia aquí terminaría, pero lo siguiente y último acto, fue la realización en persona de tantas fantasías de porno cachudo llevadas a la realidad, Carla aún derramando semen de su amante se dirigió a mí, que estaba nuevamente erecto, se montó sobre mis piernas, y se introdujo mi pene dentro de su vagina, sentía como el semen aún caliente de Nicolás chorreaba por mi tronco y se resbalaba hacia mis testículos, Carla me sonrió al ver, ya que seguramente mi expresión facial describía lo que sentía, y me dijo suavemente al oído: gracias por el regalo de cumpleaños mi vida, lo disfruté por completo.

Finalmente se levantó, y se sentó alado mío, quedando yo erecto en el proceso, no había venido a saciarme a mí, sino a terminar el placer de ella.

Hecho esto Nicolás también se acercó, a lo que Carla solamente le dijo: gracias por ayudarnos a celebrar mi cumpleaños guapo, le dio un beso y nos pidió a ambos que la dejáramos sola que ahora se iba a alistar para salir a festejar. Nicolás y yo conversamos un poco y me dijo que lo disculpara si en algún momento se había excedido, yo solo le contesté que consideraba que todos lo habíamos disfrutado y que no descartaba algún momento repetir la ocasión.

Luego nos dimos un baño cada uno, por su lado, nos alistamos y nos íbamos a un bar a encontrarnos con otros amigos quienes no sabían de la existencia de Nicolás, concordamos con mi esposa en invitarlo a Nicolás a que también se nos una y terminamos pasamos un buen momento con el grupo, nos despedimos al final de la salida y terminamos regresando a casa solos mi esposa y yo, no hubo más sexo, pero si una buena platica de las experiencias del momento.

Este es el final de este relato amigos, el cumpleaños de mi esposa fue recién la semana pasada y hasta el momento no he sabido nada de su ex, ¿será que se mantendrá todo en el recuerdo cómo siempre? Solo el tiempo lo dirá.

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