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En el medievo (P. 4): Dentel descubre cómo folla Sira

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Hicieron el café, y tomaron algo más para desayunar. Sahara se fue después al río diciendo que tenía que refrescarse un poco y aprovechó para lavar sus piernas pringosas por la leche de Teodon. Continuaron el camino yendo en cabeza Jonás. Le seguían Sahara y Teodon que hablaban del poblado del chico. Después iba Sira y tras ella Dentel, que mientras tiraba de la mula miraba las grandes curvas que marcaba bajo el vestido de la mujer. Ella sabía que la iba mirando y varias veces se inclinó para coger flores para que Dentel viera más parte de sus muslos. Tenía en mente la escapada de Sahara y su hijo y suponía lo que había pasado. Pensando en ello, su mente se había estimulado y sentía en su cuerpo cierta excitación. Sabía cómo era su hijo y pensaba que la muchacha se lo habría pasado bien. Ahora a ella le apetecía probar con Dentel. Su marido se conformaba con poco sexo, y gracias a su hijo, ella estaba satisfecha. Su marido lo sabía y lo consentía. Ella se había dado cuenta que le gustaba mirar, bueno, llegó a pensar que le gustaba más mirar que hacerlo. Le había enseñado a su hijo todo lo que ella sabía sobre el sexo, que no era poco, y el satisfacía con creces.

Se retrasó un poco para ponerse a la par de Dentel y comenzó a hablar con él. El camino era estrecho y a veces se rozaban con sus cuerpos. Ella había dejado su escote más generoso para que Dentel admirara sus prominentes tetas. De vez en cuando, él la sujetaba de la mano o la cintura para cruzar alguna zona más angosta. Una de las veces, Sira se paró, algo inclinada, al sentir muy cerca de Dentel. Esto provocó que el muchacho pegará su pelvis al culo de la mujer. El sintió más excitación de la que ya iba generando su cuerpo cuando le miraba las grandes y voluminosas tetas. Ella dejó que se restregara unos segundos contra su culo.

– Esconderos, que se acerca gente! Gritó Jonás en forma de susurró. Todos subieron hacia la ladera para alejarse del camino quedando desperdigados. Dentel por un lado con Sira. Por otro, Teodon ayudaba a Sahara y Jonás se había quedado más adelante. Se agacharon entre las rocas a unos cincuenta metros del sendero, ocultándose de la gente que se acercaba. Pudieron ver cuatro siluetas entre los árboles, que se detenían en el sendero a la altura en la que estaban ellos. Parecían todos hombres, pero no se les distinguía bien. Todos consideraron que lo mejor era permanecer ocultos. Inclinados tras una roca, Dentel había puesto su mano sobre la espalda de Sira mientras atisbaban por encima. Ella acercó su cuerpo más al de el.

– Parece que se han detenido! Susurró Dentel.

– Si, será mejor que esperemos a que se vayan. No nos podemos fiar de nadie! Dijo ella mientras pasaba su mano tras la cintura del muchacho poniéndole más a la vista sus hermosas tetas. El no pudo evitar mover la cabeza y mirarlas.

– No tenemos prisa, y aquí estamos bien escondidos… de todos! Dijo ella con una sonrisa pícara mientras hacía una pausa a mitad de la frase para darle más énfasis. Ella le miró a los ojos bajando más su mano hasta llegar a tocarle el culo a la vez que giraba más su cuerpo para ponerse algo más de frente a él. Dentel estaba nervioso y no sabía qué hacer. Ella abrió algo más el escote de su vestido mostrando casi sus tetas por completo. Dentel solo las miraba, tenso y expectante, hasta que sintió la mano de Sira posarse sobre su entrepierna.

– Creo que tendremos que pasar aquí un buen rato! Que tal si lo aprovechamos? Dijo Sira mientras manoseaba el miembro de Dentel por encima del pantalón. Él ya no dudó más, acercó su boca a las voluminosas tetas y comenzó a chuparlas buscando los gruesos pezones. Sira le dejó hacer mientras le desabrochaba el pantalón. Dentel encontró los grandes pezones con sus labios y comenzó a chuparlos con deseo. Pasaba la lengua por ellos llenándolos de saliva y después los succionaba con fuerza.

– Así, asiii! Susurró ella mientras le masajeaba el miembro.

– Me gusta que me los chupen fuerte, como si me fueras a sacar leche!

Dentel nunca había visto unas tetas tan grandes y las apretaba y chupaba con un deseo desbordado. Ella le cogió una mano y la llevo hasta sus piernas levantando la parte baja del vestido. Dentel comenzó a pasar los dedos por la maraña de bello negro que sentía entre los muslos de Sira. Ella fue acercando el miembro a sus piernas hasta que sintió el capullo hinchado contactando con los grandes labios de su coño. Lo restregó varias veces hasta sentir que sus carnosos labios se le abrían.

– Te gusta? Susurró ella al oído de Dentel mientras él no dejaba de mamarle las tetas como si fuera un bebé con hambre de dos días. Dentel asintió con la cabeza sin dejar de chupar. Sira sentía esas succiones que parecía que le iban a arrancar los pezones, pero eso era lo que le gustaba. Sira hizo que el capullo del muchacho penetrara en su coño incitándole para que moviera las caderas. Era una sensación agradable y excitante, sentir como ese duro capullo entraba y salía. Ella se movía de tal forma que provocaba que a cada entrada el capullo arrastrará su clítoris que era realmente grande. Con su hijo lo había probado todo y esto era una de las cosas que le gustaban para ponerse muy guarra. Con su marido ya apenas sentía nada, se corría demasiado rápido y ella siempre se quedaba en los inicios. Con su hijo era diferente. El potente muchacho era capaz de correrse y seguir follándola haciendo que ella se corriera varias veces. Recordaba que una vez se corrió cuatro veces seguidas sin que sacará la polla. Tuvo que pararle pues se había quedado sin aliento. A veces le dejaba que se la follara por el culo cuando ella se había corrido un par de veces, y comprobaba lo cerdo que se ponía el muchacho embistiéndola por detrás y eso a ella le provocaba un placer animal. Quería dejar a Dentel satisfecho y con ganas de repetir. Cuando llegaran a Irenat, podrían cambiar las cosas con su hijo y quizás necesitaría de Dentel. Después de un par de minutos disfrutando del capullo de Dentel rozando su clítoris, le retiró un poco a la vez que le susurraba.

- Te pondré la polla a punto!

Se agachó y agarrándose sus dos grandes tetas puso la polla entre ellas. Comenzó a amasarlas con el gran rabo en su centro mientras pasaba la lengua por el capullo. Notó como el muchacho jadeaba, sabía que estaba provocándole una buena excitación para que luego se la follara con más ganas. Poco a poco, pasó de las lamidas a las chupadas. Sus labios grandes y carnosos succionaban la polla a la vez que entraba y salía de su boca. Con una mano masajeaba sus huevos, con la otra le sobaba y le daba apretones al culo. Dentel se estaba volviendo loco cuando sintió cómo todo el miembro penetraba en la boca de Sira y desde luego esa mujer si que sabía cómo hacer una buena mamada. El de su hijo era más grueso y el de Dentel le costó menos. El duro capullo llenaba parte de su garganta y esto producía una sensación de placer al muchacho que no pudo reprimir. La agarró del pelo y comenzó a tirar de el como si fuera la crin de una yegua. Ella percibió que estaba cerca de correrse y sacó la polla erecta de su boca. Dentel protestó.

– Por que paras joder!

- Tranquilo! - dijo ella limpiándose los labios – Quiero que disfrutes más tiempo!

Se incorporó y le besó suavemente en los labios.

– Esto también te gustará! Susurró dándose la vuelta a la vez que se inclinaba subiéndose el vestido hasta la cintura. Dentel miro el hermoso culo, era grande, redondo y relativamente duro. Puso sus manos sobre el, lo tocó, lo amasó y lo apretó con deseo. Agarro su polla, que parecía que iba a estallar. La tenía tremendamente dura y se notaban las venas hinchadas de una forma ostentosa. El bello oscuro del coño de Sira afloraba entre sus muslos. Dentel buco la apertura apretando con su polla, y el capullo hinchado y duro encontró los carnosos labios del coño. Apretó hasta penetrar entre ellos y sintió como su polla se hundía entre la mullida carne. Sira dio un largo suspiro al sentir toda la penetración. – Ummm!! Que delicia dijo en un tono apenas audible. Dentel se agarró a las grandes caderas y comenzó a bombear con su polla.

– Despacio, despacio!! Quiero disfrutarla bien antes de que me llenes de leche! Susurró ella abriendo mas las piernas. Dentel obedeció y comenzó a penetrar lentamente. Su polla entraba y salía despacio y Sira comenzó a sobarse sus grandes tetas.

– Así, asiii! - susurró ella – Aprieta fuerte para que llegue bien dentro!

Dentel iba haciendo todo lo que le decía. Sentía su polla al límite pero no llegaba a correrse. Los movimientos lentos le permitían retener la leche.

– Escupe en mi culo y méteme un dedo! Dijo de pronto Sira sorprendiendo a Dentel.

– Venga, hazlo! Eso me gusta mucho! Le animó Sira.

Dentel le escupió y metió la punta de su dedo índice haciendo que se abriera el hermoso culo.

– Masss, masss! dijo ella – El dedo entero!

Dentel siguió moviendo su dedo hasta que penetro entero en el culo. Noto como este se abría notoriamente. Ahora metía su polla en el coño y el dedo en el culo a la vez. Sentía jadear a Sira intentando amortiguar el sonido. Cuando el culo de Sira se había dilatado ella le pidió más.

– Mete dos dedos!

Ahora Dentel no dudó. Metió dos de sus dedos hasta que hicieron tope los nudillos.

– Ufff!! - suspiró Sira – Vamos, vamos!! Métemela fuerte! Quiero sentir toda la estaca dentro! Estoy a punto de correrme!

Dentel empezó a embestir con fuerza, más deprisa, sin dejar de meter y sacar los dedos del culo. Todo el voluminoso cuerpo de Sira se movía como un flan. Comenzó a gritar con sonidos guturales intentando ahogarlos. Dentel ya no pudo más. Noto como su polla reventaba en el interior de Sira. La leche empezó a manar mientras ella intentaba que sus gritos de placer no se oyeran. Todo su cuerpo tembló como si la estuvieran agitando alocadamente. La leche comenzó a caer por sus muslos cuando el coño se desbordó. Dentel siguió embistiendo hasta que su polla soltó la última gota.

– Joder chico, que bien me has follando! Tienes la polla como una estaca! Hacía tiempo que no me corría de esta manera!

Dijo Sira dándose la vuelta. Agarró la polla mojada de Dentel y se la metió en la boca todavía dura y la chupo un buen rato hasta dejarla seca.

- Creo que lo vamos a pasar bien en este viaje!

Fueron las últimas palabras de Sira con las comisuras de los labios chorreantes.

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