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Esclavo de ti mismo (C. 15) Quinta cacería (P. 2)

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Esclavo encuerado.

Marcus entró al salón y observó a los cinco hombres arrodillados en el suelo. Alfonso se había vestido con una camisa azul claro, pantalón y chaleco negros que remarcaban lo magníficamente tonificado de su cuerpo. Sam usaba pantalones de cuero, botas y chaqueta de motociclista, bastante ceñidos que resaltaban su firme trasero y gran paquete. Sergio lucía un traje de color azul, camisa blanca de manga larga y una corbata verde perla, la cual lo hacían ver sumamente elegante y apetecible. Hércules se había colocado una túnica y leotardos color púrpura, a modo de antiguos ropajes griegos, que dejaban ver sus musculosas piernas y fuertes brazos. Mientras que Nicolás estaba vestido a manera de un jeque árabe, hecho que le daba un aire sumamente seductor.

-“¡Kaligari!”, “¡Sicodélico!”, “¡Músculos de hierro!”, “¡Rígido y desnudo!”, “¡Cuerpo de Cristal!”! ¡De pie!, ¿quién tiene poder sobre ustedes?-

Gritó Marcus a la vez que chasqueaba los dedos.

Los cinco hombres se levantaron y respondieron al unísono. -¡Sólo Marcus tiene poder sobre nosotros!, ¡Sólo Marcus nos puede ordenar!-

Marcus torció la boca de satisfacción y chasqueó nuevamente los dedos. –“¡Siclotroncho!”-

Al escuchar aquella palabra los rostros de los cinco hombres se llenaron de muecas de placer. Alfonso atravesó el salón, activó el equipo de audio y puso al máximo volumen música electrónica que retumbó con fuerza sobre las paredes de la mansión.

Sergio apagó las luces y encendió en su lugar unas lámparas de neón que crearon un ambiente de antro bastante realista, que a Marcus le encantaba.

Alfonso caminó hacia su Amo y lo sujetó sensualmente de la cintura. -Mi Amo… Toma asiento por favor… ¿deseas que te prepare un trago?-

-Si, esclavo. Sírveme una copa de burbon y enciéndeme uno de mis puros.!-

Indicó Marcus, mientras lo besaba apasionadamente.

Alfonso tomó una copa del servibar y vertió el copioso líquido. Sacó un puro de una pitillera de plata, lo prendió y lo puso con cuidado en los labios de Marcus. -Listo… mi Amo.-

-Bien, bien. ¡“Siclotroncho”, Todos, “Siclotroncho”, Ya!-

Ordenó Marcus con gran impaciencia.

Alfonso y Sergio caminaron hasta la mitad del salón y empezaron a bailar de forma sensual al ritmo de la música, mientras movían las caderas y se tocaban mutuamente los miembros con lujuria.

Sam se acercó a uno de los extremos del salón, donde se encontraba un tubo de hierro del cual se colgó, e igual que sus compañeros comenzó a bailar, aunque cada vez que se estiraba agitaba sus piernas y glúteos de forma provocadora.

Por su parte, Hércules y Nicolás iniciaron una especie de danza parecida a un tango, en la que cruzaban las piernas, se sujetaban de las caderas y se besaban de vez en vez de forma bastante lasciva.

-¡FULL MONTY!-

Gritaron los cinco hombres al unísono, mientras aumentaban el ritmo del baile.

Nicolás y Hércules interrumpieron su danza en pareja, pero siguieron con el tango y empezaron a bailar alrededor de Alfonso y Sergio. Nicolás tomó al brasileño de las caderas y le desabrochó el saco, mismo que Sergio se quitó en un rápido y sensual movimiento. Hércules sin dejar de bailar besó posesivamente a Alfonso, mientras él acariciaba las piernas semidesnudas del griego. Y tras un largo beso, Hércules le sacó el chaleco al sonámbulo.

Al mismo tiempo Sam dio varios giros, a la vez que se colgaba y descolgaba del tubo, para terminar sacándose la chamarra de cuero de un tirón.

-¡FULL MONTY!-

Volvieron a gritar los cinco, mientras Alfonso tomaba las ropas de todos y se las entregaba a Marcus.

Esta vez, el sonámbulo tomó como pareja a Hércules y juntos reanudaron el tango. Nicolás y Sergio empezaron a bailar tomados de las manos y cinturas, al tiempo que uno devoraba la boca del otro. Sam por su parte, se frotaba el miembro de manera más que deseosa, mientras se colgaba y descolgaba del tubo al ritmo de la estridente música.

-¡FULL MONTY!-

Gritaron de nuevo los cinco esclavos, mientras se sacaban los zapatos, botas, calcetines y en el caso de Hércules y Nicolás las sandalias.

Sam entonces dejó el tubo y se reunió con sus compañeros. Los cinco formaron un círculo y empezaron a bailar hacia atrás y hacia adelante. Alfonso dio varios giros y comenzó a moverse alrededor de los otros cuatro. Abrió el thawb de Nicolás y le quitó el turbante. Le desabrochó la túnica a Hércules, para enseguida sacarles las camisas a Sergio y Sam.

-¡FULL MONTY!-

Volvieron a gritar, al tiempo que sin dejar de bailar, Sam, Hércules, Sergio y Nicolás le arrancaban la camisa a Alfonso.

En esta ocasión, Sam le entregó la ropa a Marcus y tras ofrecerle en un giro sus más que excelsos glúteos, regresó al centro de la pista.

Los cinco formaron nuevamente la rueda e iniciaron un excitante y caliente baile donde al ritmo de la música, se besaban y tocaban unos a otros, a la vez que desabrochaban los cinturones de Sergio, Alfonso y Sam, y retiraban poco a poco las túnicas de Hércules y Nicolás.

-¡FULL MONTY!-

Prorrumpieron los cinco, en tanto que Alfonso, Sam y Sergio se quitaban los cinturones, y Nicolás y Hércules se sacaban por completo las túnicas.

Sergio tomó las prendas y mientras le bailaba provocadoramente a Marcus, se las entregó, aunque no sin antes permitir que su Amo se apoderara de su boca en repetidas ocasiones.

Nicolás y Hércules reanudaron su tango inicial, aunque ahora Marcus disfrutaba más del baile, pues ambos hombres ya sólo llevaban una especie de leotardos. Sam guio a Alfonso y Nicolás hasta el tubo y los tres se turnaron para colgarse y descolgarse de la barra de hierro, aunque en ningún momento dejaron de moverse al ritmo de las canciones electrónicas que retumbaban fuerte en las paredes de la mansión.

-¡FULL MONTY!-

Gritó Sergio, tras realizar varios giros y colgamientos del tubo, mismos que terminó al sacarse de un golpe los pantalones.

-¡FULL MONTY!-

Increparon esta vez Alfonso y Sam, que luego de colgarse juntos de la barra, se besaron y ayudaron a bajarse los pantalones.

Cuando los tres estuvieron por fin en bóxer, fue Hércules el que ahora se aproximó y tras colgarse y bailar unos minutos también de la barra, le llevó las prendas de sus compañeros a Marcus.

-¡FULL MONTY!-

Gritaron los cinco, después de armar nuevamente el círculo y seguir con aquella danza desenfrenada.

Alfonso rompió la rueda después de algunos minutos y comenzó a rasgar con frenesí los leotardos y bóxeres de sus compañeros, para luego arrancarse el suyo sin miramientos. Avanzó hasta Marcus y tras sentarse encima de sus piernas, le entregó los restos de las prendas.

-¡FULL MONTY!-

Gritaron de nuevo los cinco esclavos, a la vez que rodeaban a su Amo y lo alzaban en brazos.

Alfonso le quitó la camisa a Marcus, mientras Sam los zapatos, calcetines y cinturón. Sergio y Hércules le sacaron los pantalones, al tiempo que Nicolás le retiró el bóxer

-¡FULL MONTY!, ¡FULL MONTY!, ¡FULL MONTY!-

Gritaron los cinco, luego de arrojar la ropa de Marcus y recostarlo sobre una de las butacas del bar.

-¿QUIÉN TIENE PODER SOBRE USTEDES?-

Gritó Marcus con una erección impresionante y totalmente preso de la lujuria.

-¡SÓLO MARCUS TIENE PODER SOBRE NOSOTROS!, ¡SÓLO MARCUS NOS PUEDE ORDENAR!-

Respondieron los cinco, completamente subyugados por la voluntad de su señor.

-¡YO SOY TU ESCLAVO SONÁMBULO… TU PREDILECTO… SOY TU CAPATÁS… SOY TU MISERABLE ESCLAVO SONÁMBULO… SÓLO VIVO PARA TU PLACER Y NADA MÁS!… ¡SÓLO TU TIENES PODER SOBRE MÍ!-

Gritó Alfonso, mientras se sentaba sobre las piernas de Marcus y se ensartaba su miembro en el ano.

-¡SOY TU ZOMBI SIN VOLUNTAD, SOY DE TU PROPIEDAD… ERES MI DUEÑO Y OBEDECERÉ, HARÉ LO QUE QUIERAS, SÓLO VIVO PARA OBEDECER!-

Exclamó Sam, a la vez que se arrodillaba en el reposabrazos y colocaba su palpitante y grueso miembro en la boca de Marcus.

-¡SOY UNA MONTAÑA DE MÚSCULOS SIN VOLUNTAD,SOY TU ESCLAVO BERSERKER… PUEDES HACER LO QUE QUIERAS CONMIGO, TU ERES LA LLAVE DE MI PLACER, MI AMO!-

Afirmó Hércules, mientras tomaba la mano izquierda de Marcus y la ponía alrededor de su miembro.

-¡YO SOY TU ESCLAVO SEMENTAL, MI CUERPO TE PERTENECE, DISFRUTO DESVESTIRME PARA TI, ERES MI MAESTRO, SIEMPRE OBEDECERÉ, NO TENGO MENTE PROPIA!-

Aseveró Sergio, a la vez que comenzaba a frotar su miembro contra las rodillas de Marcus.

-¡YO SOY EL ESCLAVO DE LA SORTIJA DE CRISTAL, TU ERES MI AMO! ¡SÓLO EXISTO PARA SERVIRTE! ¡MI VOLUNTAD ES LA TUYA! ¡DISFRUTO SER GAY Y COGER CON QUIEN TU ME MANDES, ERES MI AMO, MI AMO!

Admitió Nicolás, tras poner la mano derecha de Marcus en torno a su poderoso miembro.

Marcus frotó con fuerza los penes de Nicolás y Hércules, mientras Sam incrementaba el ritmo de su movimiento para que el pudiera disfrutar del sexo oral y Alfonso lo cabalgaba sujeto de los hombros de Sergio, que se masturbaba contra las rodillas de Marcus

-¡SÓLO MARCUS TIENE PODER SOBRE NOSOTROS!, ¡SÓLO MARCUS NOS PUEDE ORDENAR!, ¡SOMOS ESCLAVOS DE MARCUS!, ¡ESCLAVOS, ESCLAVOS, ESCLAVOS, ESCLAVOS, ESCLAVOS!-

Gritaron de placer los cinco, a la vez que todos se corrieron a un mismo tiempo, incluso el propio Marcus, que recibió el chorro de semen de Sam en la garganta, de Nicolás y Hércules en sus manos y de Sergio en las rodillas.

Entre tanto en la sala Sicodélica, Mendosa era testigo de todo aquello. Igual que Sam en su momento, fue incapaz de retirar la mirada de la pantalla tridimensional, la cual después de que Alfonso y Marcus salieran, había vuelto a encenderse con su característico brillo azulado.

Mendosa no podía creer que Marcus poseyera esa clase de poder. Le resultaba inverosímil y asqueroso pensar que sus amigos, sus compañeros, aquel grupo de fuertes hombres, de hombres marcadamente heterosexuales, habían sucumbido al dominio mental de un sujeto como Marcus.

Inclusive el homofóbico Sam, bailaba y se desnudaba como un jodido estríper para ese desgraciado pervertido. Los cinco bailaban y se quitaban las ropas como verdaderos prostitutos. Y todos parecían disfrutarlo, Mendosa no podía creerlo.

Cuando los cinco estuvieron sólo en ropa interior, Mauro se sorprendió al notar que su erección había crecido, que su boca salivaba y que la necesidad por bailar y hacer lo mismo para Marcus comenzaba a llenar su cabeza.

“No, yo no soy gay, ¡no quiero serlo!”. Se dijo mentalmente.

-Full Monty…-

Empezó a repetir con ellos sin darse cuenta. Y pese a los grilletes, comenzó a bailar al ritmo de la música.

Cuando los cinco desnudaron a Marcus, quiso estar allí, tocar el cuerpo de ese hombre, complacerlo.

“No, yo no soy gay, no quiero serlo”. Trató de cobrar fuerzas, de resistirse al deseo a lo que fuera que Marcus trataba de hacerle.

-Debo Entrar en trance… Debo entrar en trance… Debo entrar en trance…-

Dijo en un murmullo sin poder evitarlo.

-No, yo no quiero. No.-

Mendosa sacudió la cabeza e incrementó sus esfuerzos por no sucumbir ante aquella grotesca escena. Ver a sus cinco compañeros tener una orgía con Marcus, estar completamente entregados a complacerlo, a servirlo, a ser utilizados por él.

-¡NO QUIERO SER GAY!, ¡YO NO SOY GAY!-

Gritó desesperado.

De inmediato las bombillas del techo empezaron a flashear con luces blancas y amarillas, luces que lo enceguecieron por un par de segundos.

“Sonámbulo, zombi sin voluntad, montaña de músculos sin voluntad, esclavo semental, esclavo de cristal”. “Esclavos, esclavos, esclavos, esclavos”.

Las palabras de sus compañeros repiquetearon con sonoridad en su cabeza, a la vez que las luces flasheaban con más potencia y mayor rapidez.

-¡Esclavo, esclavo, esclavo, esclavo…-

Repitió junto con los demás y pensó en su cuerpo desnudo, en que Marcus disfrutaría mucho de sus músculos, de su miembro. En que él ansiaba encontrarse dentro de la cama con Marcus, nadar en la piscina con Marcus, en oler a cloro y jabón para Marcus, en permitir que Marcus recorriera su cuerpo. “Porque a él le gustaba estar encuerado, hipnotizado, porque sólo Marcus tenía poder sobre él”.

-Sssi… Sólo Marcus tiene poder sobre mí… Sólo Marcus me puede ordenar… Disfruto estar encuerado… Disfruto estar hipnotizado…-

Dijo Mendosa en automático y sin pensar, mientras alzaba el rostro hacia los flashes.

-No, yo no soy gay, no quiero serlo.-

Pese a su acto anterior, hizo un nuevo esfuerzo por resistirse, por luchar, por defender su hombría.

-No, lo que sea que me hagas Marcus… No funcionará… Yo no soy gay… No quiero serlo…-

Repitió Mendosa, aunque con un gran esfuerzo y sin poder apartar la vista de los flashazos de luz blanca y amarilla.

-Debes entrar en trance Mendosa.-

Dijo la sensual voz de Marcus a través del sistema de audio.

-Ssi… Debo entrar en trance…-

Contestó el argentino, que sin darse cuenta volvía cada vez más a aquel estado en el que había llegado a la mansión.

-Sólo yo tengo poder sobre ti. Entrégate. Deja de resistirte. Mi deseo es el tuyo, mis deseos son órdenes.-

Repitió una vez más la voz de Marcus.

-No… No… Yo… No… Yo… yo, no quiero ser… Gay… No…-

Dijo Mendosa con gran dificultad y en un último y desesperado intento por no sucumbir ante los flashazos de aquellas luces estroboscópicas y la sugerente voz de Marcus.

-Debes entrar en trance, debes entrar en trance, debes entrar en trance, debes ser esclavo de Marcus, esclavo de Marcus, esclavo de Marcus.-

Dijeron Alfonso, Sam, Sergio, Hércules y Nicolás a coro a través de los altoparlantes, en tanto que la lluvia de flashazos blancos y amarillos incrementaba su intensidad.

-Debo entrar en trance… Debo ser esclavo de Marcus… En trance… Esclavo de Marcus… Sssi… En trance… esclavo de Marcus…-

Admitió Mauro Mendosa ya casi por completo bajo el poder de la hipnosis.

-Debes unirte a nosotros… Vuélvete esclavo de Marcus… Marcus es nuestro Amo…-

Pronunciaron los cinco a coro.

-Yo… Debo unirme a ustedes… Volverme esclavo de Marcus… Marcus es nuestro Amo…

Admitió el argentino cada vez más sumergido en la hipnosis.

-Disfrutas estar encuerado… Te gusta estar hipnotizado… Sólo Marcus tiene poder sobre ti… Sólo Marcus te puede ordenar…-

Repitieron las voces de los cinco esclavos a través de las bocinas de forma ensordecedora.

-Disfruto estar encuerado… Me gusta estar hipnotizado… Sólo Marcus tiene poder sobre mí… Sólo Marcus me puede ordenar…-

Dijo Mendosa con los ojos blancos y ahora sí, totalmente perdido en aquel poderoso estado de indefensión mental.

-Mi deseo es el tuyo. Mis deseos son órdenes.-

Indicó Marcus con voz aterciopelada.

-Mi deseo es el tuyo… Tus deseos son órdenes…-

Aceptó el argentino ya sin poder oponerse por más tiempo a los comandos de reprogramación mental.

-Yo soy tu Amo, eres mi esclavo encuerado y sólo existes para cumplir mis deseos, mis deseos son órdenes.-

Sentenció Marcus con un tono irresistible.

-Ssi… Eres mi Amo… Soy tu esclavo encuerado… Sólo existo para cumplir tus deseos… Tus deseos son órdenes…-

Admitió Mendosa ya totalmente subyugado al igual que sus cinco compañeros.

-Muy bien, muy bien. Cada vez que yo te diga, “Hipnotizado y encuerado”, vas a caer bajo mi poder, a entrar en trance tal como estás ahora. Vas a cumplir mis deseos, mis deseos son órdenes.-

Instruyó Marcus.

-Ssi… Cada vez que digas: “Encuerado e hipnotizado”, voy a caer en trance como estoy ahora, y a cumplir todos tus deseos. Tus deseos son órdenes.-

Afirmó Mendosa con el cuerpo rígido y la mirada perdida.

-Bien. No despertarás de tu trance hasta que yo te lo ordene. Nada podrá despertarte, nada será capaz de perturbarte. Estás hipnotizado y lo disfrutas.-

Indicó Marcus.

-Ssi… Mi Amo… Nada será capaz de despertarme… Nada podrá perturbarme de este trance… No despertaré al menos que tu lo mandes… Estoy hipnotizado y lo disfruto…-

Aseguró Mendosa completamente dominado por el control mental de Marcus.

-Perfecto. Te ordeno que a partir de ahora seas mi esclavo sexual. Te complacerá acostarte conmigo y tener sexo. Y con quien yo te mande. Eres homosexual ahora, y eso te complace.-

Indicó Marcus a su nueva adquisición por medio de los altoparlantes.

-Sssi… Tus deseos son órdenes… A partir de ahora soy tu esclavo sexual… Me complace acostarme contigo y tener sexo. Y con quien tu mandes también… Ahora soy homosexual y eso me complace… Sssi mi Amo… Tus deseos son órdenes… Obedeceré…-

Aceptó Mendosa la sugestión final y Marcus se removió bajo el cuerpo de sus esclavos completamente victorioso.

-Bien Mendosa, Alfonso, tu capataz irá por ti. Te llevará a la piscina. Sé que eres un excelente nadador. Quiero estar encuerado y nadar contigo. A partir de hoy, vamos a pasar mucho tiempo en la piscina. Quiero que me complazcas en la piscina, ¿lo harás?-

Preguntó Marcus, a la vez que retiraba a los cinco esclavos de encima de su cuerpo.

-Sssi… Soy tu esclavo encuerado… Me encanta nadar… Pasaré todo el tiempo que quieras contigo en la piscina… Ssi mi Amo, Te complaceré … Haré lo que desees… Tus deseos son órdenes…-

Marcus apretó entonces el interruptor en el control remoto que llevaba en su muñeca y cerró el sistema de audio. -Mi predilecto, lleva a Mendosa a la piscina por favor, aunque antes colócale el traje de baño que le compré. Después retoma tu caminata de sonámbulo. Sam, quiero que limpies todo aquí, recojas y guardes la ropa de tus compañeros y la tuya. Después prepara el desayuno, sólo te permito que te pongas un short y sandalias. Hércules, vístete con tu ropa de trabajo, aunque sin camisa, lo mismo tu Nicolás, quiero que vayan al invernadero, ya les enseñé que deben hacer. Sergio, quiero que te vistas y vayas a la ciudad en tu motocicleta y traigas las cosas que ya te indiqué antes., Vuelve antes del mediodía. Tenemos una tarde muy ocupada, debemos preparar todo para la siguiente cacería. Ahora toca el turno a Jason.-

Nota del Autor: agradeceré mucho sus comentarios acerca de mis historias en los capítulos, o bien sus críticas ante mis curiosas ideas.

¿Qué opinan del perverso y enfermo Marcus?

¿será que acaso uno de estos hombres podrá resistirse?

¿acaso nadie podrá detenerlo?

Hasta ahora han caído seis de ocho, ¿será que Jason y Nataku tendrán alguna esperanza?

Igualmente decirles, que en mi perfil están todas las partes de esta historia, vamos por el capítulo 15, e igualmente pueden disfrutar de mi otra serie "Sopnámbulo", que actualizaré pronto.

(7,00)