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La madura de Relaciones Humanas

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Lidia Ávila, una mujer madura, que conocí hace un tiempo y hoy vengo a platicarles de ella.

En ese entonces ella tenía unos 45 años, es madre de dos hijos y se divorció porque la golpeaban, tenía un muy buen cuerpo, nada exuberante, pero todo firme y en su lugar, además su manera de vestir era magnifica, ¡sus pantalones entallados sus licras y a veces esas minifaldas que mostraban sus bien torneadas piernas, era el sueño milf de todo hombre!

¡Pocas veces me le acercaba a platicar con ella, ya que a veces su actitud era un poco déspota y solitaria, pero aun así no me dejaba de llamar mi atención!

Un fin de semana fuimos a un curso motivacional y ella al ser de recursos humanos, era la que dirigía el seminario, sus vestimentas eran muy sensual, un leggin que transparentaba todas sus piernas y su ropa interior que dejaba ver que era tanga, sus zapatos abiertos enseñando sus cuidados pies y su blusa escotada y enseñando el ombligo, ¡creo que fue lo mejor de ese día!

Noto que no le quitaba la mirada de encima y entonces ella siguió el juego de miradas, en la hora de almorzar nos sentamos frente a frente y nos sonreíamos mutuamente intercambiando algunas palabras, al final del curso todos los compañeros se fueron a celebrar, pero yo al notar que ella estaba sola recogiendo algunas cosas decidí quedarme a ayudarla, ella me lo agradeció y en lo que estábamos limpiando empezamos una muy buen a charla.

LV: Como viste el curso’

L: Muy bien, ahora me siento un ganador, ¡jajá!

LV: Jajá, pues eso espero, ¡que todos se sientan así!

L: ¡Con semejante motivadora, ¡cómo no!

LV: ¡Ay qué lindo eres, gracias!

L: ¿Oye y que harás saliendo de aquí?

LV: ¡Ir a casa y descansar un poco!

L: ¡Te invito unos tragos o un café o a cenar, lo que tú quieras y así platicar más!

LV: ¡mmm, me gustaría, pero no sé, no acostumbro mucho a salir!

L: Ok, entiendo, disculpa, ¡es que me gusta platicar contigo!

LV: ¡Mira, vamos a mi casa, mis hijos no están, están de campamento, una pizza y unas cervezas estarían bien, tengo ganas de eso y creo que estaríamos más cómodos y relajados!

No lo pensé dos veces y acepté, pasamos por unos six de cerveza y un par de pizzas, ella vivía por la vía láctea, una zona un poco clase alta en mi ciudad, su casa era agradable, dos pisos y un estacionamiento, ¡típico de una madre soltera y profesionista!

La charla era interesante, un poco de música de jazz acompañaba el momento, salieron a relucir los problemas que paso, como sufría con su marido, las broncas con sus hijos, como fue excluida de su familia y como tenía años sin estar sin un hombre.

L: Que vida más dura has tenido, pero no entiendo como una hermosa mujer como tú, ¡no ha tenido pretendientes!

LV: ¡Si los eh tenido, pero me recato y les doy el cortón!

L: ¡Entiendo tus motivos, a veces los hombres somos muy canijos!

LV: Tu eres canijo, jajá, ¡sé cómo eres con las compañeras!

L: El ser amable, ¡a veces es confundido por otras cosas!

LV: ¡Solo bromeaba, eres un amor de compañero!

Entre charla y charla las copas se nos empezaron a pasar, ella cambio a muisca más movida y nos pusimos a bailar, bailaba muy bien, ¡sus movimientos eran maravillosos y yo embobado disfrutaba de la jefa de recursos humanos!

Las horas pasaron y aunque le aventaba indirectas ella se mantenía firme y decidida a que no pasaría nada conmigo, fue entonces que decidí irme, me despedí y aunque llovía me dispuse a irme.

LV: Oye, ¡pero te vas a mojar!

L: No te preocupes, ¡pero ya te debo dejar descansar!

LV: ¡Peor te vas a enfermar, espérate un poco más!

L: ¡Es que, si no se quita, ya fui jajá!

LV: Bueno, quédate a dormir, te puedes quedar en este sofá, ¡es cómodo!

L: ¡No! ¡Cómo crees, no, ya fuiste muy amable y atenta, no quiero ser una molestia!

LV: ¡No es molesta, al contrario, me daría gusto poder ayudarte con esto!

Acepte su ayuda, así que me dio unas cobijas y me quede en el sofá, desde el sofá observaba como se preparaba para dormir, ver como estaba en un micro short mostrando sus ricas piernas y su blusa rosa que se transparentaba marcando sus morenos pezones, ya la tenía parada, ella sabía que no le quitaba la mirada de encima, pero toda colorada no se atrevía a voltear.

L: Eres una mujer hermosísima, soy afortunado de dormir contigo, jajá, ¡aunque distante!

LV: ¡AY, jajá, gracias por el piropo, bueno ya me voy a dormir, descansa!

L: ¡Tu igual linda!

Ella se fue a su habitación, pero yo no lograba conciliar el sueño, pensar que una hembra necesitaba estaba a muy pocos pasos y que no podía acercarme, me tenía excitadísima, pero al mismo tiempo molesto porque no había logrado convencerla de coger, resignado tomé mis audífonos y puse música para relajarme un poco y olvidar ¡mis deseos carnales!

¡Pero cuál fue mi sorpresa que ala abrir los ojos estaba ella de pie, observándome, me quiete los audífonos y le pregunte que si todo bien, ella no contesto y de un impulso salto sobre mí y empezó a besarme, yo anonadado correspondí el beso, sus labios estaban sedientos de amor, su lengua entraba a mi boca y acariciaba la mía, sus manos apretaban mi espalda, mientras rozaba mi carne por encima de la cobija!

LV: ¡Ya no aguanto más, te deseo!

L: ¡Y yo a ti hermosa!

LV: ¡Jure no volver a enrolarme con otro hombre, pero contigo es distinto!

L: ¡No te arrepentirás nena!

La acosté en el sofá y empecé a besarla con más pasión mientras mis manos acariciaban todo su cuerpo, ella gemía de tensión, pero no me dejaba de besar, le quite su blusa dejándome ver esas tetas firmes y de pezón grande moreno, el cual inmediatamente lleve a mi boca mientras sus manos me acariciaban la cabeza, mi lengua no solo probaba sus pezones y tetas, ¡también bajaba por ese abdomen plano y por encima de su short rozaba su vagina que ya empezaba a traspasar su humedad!

Le quite ese short, y una rica vagina depilada y cerrada me esperaban, con mi lengua lamia sus entre piernas y sus labios vaginales, mis manos acariciaban sus firmes nalgas, ella gemía y se movía como lombriz, eso me la ponía cada vez más dura, ya en el calor del momento, empecé a devorar su vagina, la comía como hambreado, como si nunca hubiera comido y su tesoro era mi primer alimento en años, sus manos apretaban mi cabeza, con mis dedos empecé a masturbarla jugando con su clítoris, Lidia gozaba mucho, estaba claro que no tenía sexo desde ya hace tiempo y parecía su primera vez.

Algo despertó en ella que se lanzó sobre mí y me quito el bóxer y de inmediato empozo a trabajar mi dura verga, la cual ya lanzaba fluidos seminales, se incoó y yo sentado observaba como lidia tragaba mi verga, su lengua chupaba desde mi ano a mi cabecita, me mordía los testículos y jugaba con mi prepucio, apenas si le cabía en la boca, ¡pero la hermosa dama no quería dejar de comer mi grande animal!

L: ¡Lidia, que rico chupas, uf!

LV: La tienes sabrosísima, ¡de haber sabido antes!

L: ¿Que, ya hubieras estado conmigo?

LV: ¡Si, ya sería mi marido, jajá!

L: Uf, que rico, ¡esto lo querría todos los días!

LV: ¡Con gusto te complacería!

¡Me daba tremendo placer su chamba, yo la miraba extasiado, ella me miraba y desafiantemente me mordía la verga, yo aguantaba como buen masoquista, lo cual ella me premiaba tragándosela toda por unos segundos maravillosos!

Luego de comer mi verga yo continúe sentado y ella subió mirándome de frente y se ensarto sola, se metía poco a poco mi verga y después tomándome de cuello, empezó a moverse majestuosamente, su movimiento era maravillosos, me mostraba la experiencia que tenía y estaba claro que, si no tenía sexo es porque no quería, ¡la vieja era una experta en cabalgar!

L: ¡Mamita, como te mueves dios mío!

LV: ¡Que grande y dura, me lastima pero que rico es tenerte, uf!

L: ¡Muévete, muévete rico!

LV: ¿Te gusta nene, te gusta?

L: Me matas, ¡me encantas!

Me incline un poco hacia atrás, ella se giró y empezó a darse de sentones, en lo que hacía eso, sus nalgas eran apretadas por mis manos, también le jugaba un poco su clítoris y sus tetas, gemía fuerte, estaba claro que se estaba desahogando con todo y mi verga le estaba ayudando mucho.

La acosté y le levanté las piernas y la ensarte así, ella se abría las nalgas para recibirla toda, le besaba las piernas y le mordía sus pies, ella me abrazo el cuello con los mismos y la cargue como si fuera un bultito, era maravilloso el placer, esa pose me encantaba, mi verga entraba toda y al mismo tiempo como la estaba cargando podía chuparle sus ricas tetas y darle besos en su boca.

LV: ¡Que rico, uf, Luis, que rico!

L: ¡Lidia, eres monumental, como la comes!

LV: ¡Sigue nene, no pares!

Así cogiéndomela la llevé hasta su cama, donde la acosté y la cogí “normal”, ella abría sus piernas y me permitía moverme fuerte, le mordía las tetas más duro y su cuello, ella me abrazaba y arañaba la espalda, los dos nos entendíamos bien en la cama y es que, aunque ella era 21 años mayor, ¡eso ya en la cama no se notaba!

LV: Que rico, métela más, así bebe, ¡dios!

L: ¡Ah, ¡Lidia, me encantas, ah!

LV: ¡Uf, papi que rico, que rico lo haces!

¡La puse en cuatro, ella se empino dejando su rico trasero a mi disposición, primero le di unas buenas lamidas y mordidas mientras mis dedos la masturbaban jugando su clítoris ya endurecido, pero Lidia me pedía verga, yo como buen muchacho, empecé a metérsela lento para gozar a esa rica hembra sexual!

LV: ¡Así rey, así, uf!

L: ¡Aprietas rico, que rico!

LV: ¡Métela, métela papi!

L: ¡Toma, tu premio aquí esta!

Se la empujaba fuerte, la tomaba de la cintura y de la cadera y la embestía fuerte, ella también se movía maravillosamente, le daba gusto recibir mis embestidas, sus gritos eran fuertes, la verdad creo que hasta nos tocaron la pared para guardar silencio, pero como estábamos cogiendo riquísimo, no pusimos atención.

L: ¡Lidia, como te mueves, uf!

LV: Ahg, así, ah, que rica la tienes, ¡la quiero siempre a partir de ahora!

L: ¡Cuando la quieras solo pídela, siempre estará al cien para ti y tu rico cuerpo!

LV: ¡Uf, si, ah!

¡El empuje fue tan fuerte que se quedó boca abajo y yo encima aplastándola, pero sin sacársela, en esa pose me deleite más con ella, le apretaba sus tetas y le jalaba el cabello, como no le disgusto el jalón, lo hice más fuerte incluso poniéndome un poco de pie y dejándosela car con violencia, ella movía su pelvis y sus nalgas, me apretaba ms rico en esa pose, ambos gemíamos y sudábamos con todo, que rico cogíamos!

LV: ¡Así, que rico, uf, que rico!

L: ¡Toma, toma nena, uf, que rico!

LV: ¡Ah!, ¡más, más duro, más!

L: ¿Te gusta mi verga?

LV: ¡Si, no la saque nunca, ah!

Estábamos en el éxtasis a punto de llegar, yo le pregunté donde quería mi leche, ella apretándome de las nalgas me pidió córreme dentro, yo no quería, pero no pude contenerme y ambos explotamos, nuestros fluidos se mezclaban formando un rico orgasmo, ¡un orgasmo que Lidia no conocía o ya no sabía cómo era!

Terminamos pegados como perros, luego de un breve descanso, continuamos con el sexo, hasta que nos dieron las 9:00 am, ahí le paramos ya que sus hijos llegarían en media hora, le ayude a escombrar y nos despedimos normal, aunque Lidia siguió con su dura actitud ene l trabajo, ¡en secreto nos veíamos para coger!

¡Tiene años que no se ella, pero si la vuelvo a ver, ahora ya tendría unos 52 años, pero, aun así, me la cogería nuevamente!

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