Nuevos relatos publicados: 4

Lo que esa noche me enseñó mi maestra

  • 9
  • 35.032
  • 9,69 (49 Val.)
  • 0

Sábado en la tarde y le dejo mi auto último modelo que recién acababa de comprar al muchacho del aparcamiento. Por primera vez desde que empecé a trabajar podía pagar por no tener que estacionar mi auto y caminar. Acababa de llegar a la boda de un buen amigo de universidad en un lujoso hotel de la capital. Entré a la recepción y rápido identifiqué la mesa donde estaría esa tarde. Mi invitación era para dos personas, pero iría yo solo pues acaba de terminar una relación de 3 años con mi novia de universidad. Era el único de mi mesa que estaba sin pareja, de hecho, de toda la recepción.

Por fin pasó el acto protocolario del brindis y las fotos el cual tenía a todos sentados mirando la barra en vez de a los novios. Casi corriendo me dirigí a la barra y pedí un whiskey en las rocas. Di una vuelta por el salón a saludar varias personas y volví a la barra donde me sentía más en confianza. Pensé en irme rápido pues no me estaba divirtiendo nada y cuando iba saliendo del local el novio me interceptó. Le dije que me sentía fuera de grupo pues todos tenían pareja menos yo. Él para consolarme me llevo al área designada para la familia donde tenían una barra aparte.

Allí conocí a gran parte de la familia de él y la de su ahora esposa. Solo había una cara conocida entre toda su familia, su hermana mayor Marta. La recuerdo de varias veces que nos llevó a nuestro apartamento de la universidad. Ella estaba sola en una esquina de la barra con su largo traje azul y una copa de vino en la mano. Parecía molesta, pero aun así me acerqué a saludarla. La saludé con la esperanza de que se recordara de mí para poder tener con quien hablar. El hecho de que se acordara de mí no me dio gracia pues me hizo sentir como un niño al hacer referencia a mi nombre en diminutivo. Eso hirió un poco mi ego pues ya me creía un adulto experimentado. La invité a otro vino mientras pedí un trago para mí. Allí conversando me contó que su mal de humor había sido causado por su exesposo y las coordinaciones con sus hijos ya no tan pequeños.

Dentro de la conversación me preguntó si yo bailaba a lo que conteste que sí. Yo había tomado unas clases de salsa básica justo antes de separarme de mi exnovia así que sentí confianza en bailar. Se levantó de su silla y pude admirar su figura. Me sorprendió el encontrarla más atractiva que antes. Los años habían sumado unas libras, pero en los lugares indicados. Su traje era largo pero abierto al frente y cuando caminaba dejaba ver sus impresionantes piernas. Fuimos a la pista de baile y lo que se suponía que fuera una pieza se convirtió en varias canciones de la orquesta. Luego de bailar fuimos a la barra y tras pedir otras copas la acompañe a fumarse un cigarrillo.

Una vez regresamos al salón, volvimos a la pista de baile y esta vez bailamos de todo. Al finalizar la participación de la orquesta, el maestro de ceremonia llamo a los solteros para el tradicional lanzamiento de la liga. Allí estaba yo parado con todos los demás solteros. Mi amigo hizo la rutina que todos los recién casados hacen y finalmente lanzo la liga. Yo trate de agarrarla, pero otro con más ganas que yo me la arrebato a último momento. Al llegar donde ella me recibió diciéndome que no me preocupara que quizás la suerte me llegaría más tarde en la noche. Yo tomé eso como coqueteo, pero rápido recordé que era la hermana mayor de mi amigo y volví a mi papel de niño para ella.

Luego de los últimos actos protocolarios la gente comenzó a marcharse así que pensé en hacer lo mismo. Cuando me despedí de ella me dijo que la barra familiar la había pagado ella y que aún quedaba tiempo para que cerrara. Nos dimos una ronda más de tragos antes de que ella me dijera que si quería acompañarla a su cuarto a buscar su cartera. Ella quería salir a tomar unos tragos más en otro lugar lejos de los ojos de su familia. La acompañe hasta su cuarto con la intención de esperarla afuera, pero ella me miro como madre que regaña a su hijo sin decir palabra. No tuve más opción que obedecerla, aunque no quería que la gente pensara algo erróneo.

Al entrar pude notar que tenía varias piezas de ropa interior sobre su cama. No pude evitar que mi vista se centrara en ellas. Ella estaba en el baño y cuando salió me sorprendió embelesado. Me pregunto que si pensaba que eran bonitas a lo que asentí. Me pregunto que si mi ex solía ponerse piezas así y tuve que admitir que las que ella usaba no eran tan provocativas como las de ella. Luego me pregunto que si mi novia me complacía en todo y orgullosamente le dije que no tenía quejas de ella en ese aspecto.

Me senté en el mueble junto a la cama a lo que ella se retocaba. Me pidió que la ayudara a ajustar la correa de uno de sus tacos. Coloco su negro taco en el mueble donde estaba sentado, justo entre mis piernas. Empecé a ajustar la correa, pero mi vista estaba puesta en el muslo que se había revelado ante mí. La división del traje se abrió exponiendo toda su pierna. Pude notar que tenía un liguero puesto. Esto si me puso de muy buen humor lo cual ella noto de inmediato. No dudo en preguntar si me gustaba mucho lo que veía. Mi le dio la respuesta, no tuve que decir palabras. Ella me dijo que podía tocar su pierna si quería a lo que accedí inmediatamente. Su pierna era suave pero muy sólida. El toque desde la pantorrilla hasta la parte alta del muslo donde me detuvo. Me agarro la mano y ella misma la llevo entre sus piernas. Estaba algo húmeda y muy caliente. Yo la frote usando mi pulgar al tiempo que ella se trincaba. Me pregunto que si quería que siguiéramos a lo que tímidamente conteste que sí.

Me agarro por el pelo y me empujó hacia atrás. Soltó su traje el cual se abrió revelando una figura que me impresiono grandemente. Su cuerpo evidentemente cuidado también reflejaba los pasos del tiempo y el efecto de su doble maternidad. Nada más perfecto que la imperfección de una mujer madura. Llevaba un sostén que atrapaba sus grandes senos. Su liguero servía de marco para un hermoso tanga color azul que hacía juego con todo lo que llevaba puesto. Me pidió que me pusiera de pie y me quito el gabán del traje, la corbata y la camisa. Me beso por primera vez. Ese beso era muy diferente a todos los que había experimentado antes. Mordió mis labios como si los quisiera arrancar y me gustó. Me quitó el pantalón incluyendo la ropa interior. Me empujo a la cama y se me hecho encima. Me dijo al oído que ella tenía el mando y que me dejara llevar por ella. Yo entre excitación y nerviosismo accedí inmediatamente.

Bajo besando mi pecho hasta llegar a mi erecto pene. Una vez ahí paso la lengua sobre la punta de este hasta llegar a mi entrepierna. Beso mis testículos, uno a la vez y subió continúo lamiendo mi miembro usando la lengua. Una vez llego a la punta nuevamente lo agarro con una mano y lo introdujo en su boca. Así comenzó a chupar a la vez que lo masajeaba con ambas manos. Yo trate de mover mis manos hacia su cabeza, pero esta me las agarro dejando solo su boca hacer el trabajo. Quería asegurase de tener todo el control y que yo me limitara a disfrutar su sexualidad. Siguió chupando por un rato hasta que casi gritando le informe que iba a terminar. Al escuchar esto ella aumento su intensidad hasta hacer que yo terminara en su boca. Ella succiono toda mi descarga hasta dejarme seco y sin fuerzas. Estaba en un éxtasis que jamás había experimentado antes.

Ella se levantó de la cama y se fue a tomar un baño. Yo la seguí y me uní a ella en la ducha. Allí nos besamos apasionadamente hasta que nos volvimos a calentar. Esta vez fui yo quien procedió a tocar su sexo y debajo de la ducha complací con mi mano hasta que llego a un corto orgasmo que casi la hace desplomar en la ducha. Salimos del baño y cada cual seco al otro. Nos fuimos a la cama y ella se puso en posición de recibir mi boca entre sus piernas lo cual hice. Introduje dos dedos a la vez que mi lengua acaparaba su clítoris. Comenzó a gemir y poco después a decir palabras que en otra ocasión me hubieran enfadado pero que allí lograron excitarme como nunca. Seguí con mi ritmo hasta que esta pidió que usara otro dedo para tocar su botón trasero. Nunca me habían hecho tal pedido, pero me aventure. Esto hizo que ella se contoneara el doble demostrándome cuales eran sus preferencias. Acto seguido me pidió el famoso beso negro el cual le di hasta que ella se viro boca abajo levantando las nalgas en clara demostración de que quería que siguiera haciéndolo. Aprovechando su posición agarré mi miembro y lo introduje en su ya empapada cavidad.

Me pidió que agarrara su pelo y lo jalara. Ella, aunque sometida en esa posición seguía comandando el encuentro. Halándola por su pelo seguí golpeando mi cuerpo contra sus nalgas hasta que esta lo agarro. Respiro profundo y me pidió que entrara por su otra cavidad. Nunca lo había hecho, pero solo tuve que empujar pues ella lo guiaba asegurándose que este entrara bien. Se sentía muy diferente pues era mucho más estrecho y caliente. Una vez entré en calor la agarre por sus amplias caderas y continúe mi ataque contra sus nalgas. Nuestros cuerpos siguieron su cadencia hasta que termine dentro de ella. Esta vez fui yo quien se derrumbó cayendo sobre su espalda. La mañana nos sorprendió haciendo el amor por cuarta vez esa noche. Yo llegué a ese cuarto tímido e inexperto y Salí de ese hotel experimentado en las artes del sexo. Volví a verla varias veces más en calidad de estudiante hasta que ella se reconcilio con el padre de sus hijos. Los años han pasado y mis siguientes parejas han podido disfrutar todo lo que desde esa noche me enseño mi Maestra.

(9,69)