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Mi esposa castigada por usar tanga

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Cuando conocí a mi esposa, su guardarropa era muy diferente al que usa ahora, no digo que se vistiera recatada, al contrario, la primera vez que la vi llevaba un escote muy llamativo y un jean a la cadera que enmarcaba sus nalgotas, pero yo nunca he sido fanático de las mujeres en pantalón. Así que cuando empezamos a salir ella empezó a utilizar faldas y vestidos cada vez más cortos y como ella había trabajado como edecan, nunca le importó enseñar demasiado.

Con su ropa diminuta cada que salíamos se volvía mas morboso, haciendo que cada que íbamos en transporte público o en los taxis, le hiciera dedo, viendo cómo se aguantaba las ganas de gemir, pero siempre me incomodaba que trajera tanga, me estorbaba, así que un día le dije que ya no quería que usara ropa interior, al principio la vi un poco dudosa ya que traía la minifalda más pequeña que tenía e iríamos en transporte público.

Después de convencerla haciéndole un rico oral, accedió y se quitó la tanguita diminuta. Al principio estaba un poco incómoda, sobre todo al subir al bus ya que ella juraba que había enseñado todo y más por cómo la morboseo el conductor, pero después de un rato hasta posaba sentada enseñándome que no traía nada abajo haciendo referencia a la peli de bajos instintos y hasta le tomé fotos.

Después de ese día se volvió regla que si usaba minivestido o minifalda quedaba prohibido trae tanga o cualquier cosa debajo y mi esposa con lo que le gusta el morbo me siguió el juego, volviéndose una costumbre dejar muy calientes a todos los taxistas que la veían subirse y bajar de su auto.

Un fin de semana teníamos que cruzar la ciudad para hacer unas compras y ese día le pedí que se pusiera un minivestido que no le gustaba mucho porque cada 4 o 5 pasos ya lo tenía un poco arriba de donde empieza su culote y se lo tenía que bajar y algunas veces yo ni siquiera le dejaba bajarlo haciéndola sufrir. Al final se lo puso y nos fuimos.

Cuando ya íbamos en el taxi, metí la mano entre sus piernas y descubrí que se había puesto una tanguita negra muy pequeña y de inmediato se me acerco al oído y me dijo que le había dado "cosita" salir sin nada con ese vestido. Le contesté que estaba bien, pero que tendría consecuencias.

El día continuó lleno de morbo ya que a la menor provocación le metía dedo y le sacaba las bubis para comérselas por el escote tan pronunciado que tenía ese vestido, sin contar las veces que le vieron el culo al caminar varias calles con el vestido arriba.

Cuando regresamos a casa, ambos estábamos muy calientes, a tal grado que mi esposa ya me estaba sacando el pene para chupármelo y aún ni acababa de cerrar la puerta, así que ya mejor la dejé abierta, ojala que algún vecino la haya visto en cuclillas con el vestido ya en la cintura y su culote enorme enmarcado por su tanguita diminuta.

Como pude me aguante las ganas de venirme en su boca y le dí la mano para que se levantara. Entramos a nuestra habitación y le quité la tanga que estaba escurriendo. Ella se abrió de piernas y me puso sus tacones en el pecho. Me puse de rodillas y le empecé a comer su entrepierna mojadísima, estaba tan caliente que su clítoris estaba enorme y contrastaba con su piel morena.

Después de un par de contracciones ya me pedía a gritos que la metiera y ahí empezó el juego. Me levante, me la guardé aún erecta y mojada, "te dije que tendría consecuencias", tomé la tanga y me la guardé. Le dije, "si quieres que lo meta tendrás que cumplir varios requisitos", me vio con cara de puta y me dijo "qué tengo que hacer?".

La primera tarea fue ponerse un liguero que termina justo arriba de su vagina y que le levanta mucho las tetas, abajo un portaligas atado a unas medias que le quedan a medio muslo. Escogí ese liguero porque la tanga que llevó todo el día era de ese conjunto.

Ya que se lo puso me dijo, "obvio no me vas a dar la tanguita, verdad" y le dije quedaba confisca. Después me preguntó si ya me la iba a coger, la pobre pensaba que ahí terminaba el castigo, pero no, le respondí que eso era lo único que iba a usar el resto del día.

Ese día le tomé muchas fotos mientras cocinábamos, esa imagen de ella, en tacones de puta, con las tetas casi de anginas y con sus nalgotas desnudas enmarcadas por las medias y portaligas hacia que me sacara el pito cada rato para embarrárselo por detrás. Mientras seguíamos preparando, vimos que hacían falta condimentos, y me pidió que los trajera de la tienda que estaba en la esquina de casa, pero me negué, le dije que mejor fuera ella mientras yo seguía marinando la carne.

Ella me dijo que no saldría vestida así a plena luz del día y sola. Entonces le dije que por única ocasión se podría poner algo encima, así que le di el vestido que se había puesto por la mañana, y la imagen era todavía más descomunal, ya que sus tetas saltaban aún más en el escote al traer el liguero debajo, y el vestido era tan corto que hasta se veía la parte de sus piernas que no cubrían las medias, literal se veía como puta.

Se vio en espejo y se bajó el vestido lo más que pudo pero las tetas y el culo no dejaban bajarlo mucho. Me miro y me dijo si estaba seguro de dejarla salir así, la besé, le metí los dedos en su vagina que estaba inundada y le dije que no se demorara. Ella me respondió, si alguien se propasa será tu culpa. Tomó las llaves y salió.

En cuanto cerró la puerta me coloqué en la ventana para ver el espectáculo de ella caminando por el pasillo que da a la puerta de la calle, y hasta la empecé a grabar. Ella se dio cuenta, me sonrió y siguió caminando sin bajarse el vestido que a medio pasillo ya mostraba su culo casi desnudo y un poco del liguero, lástima que no estaban los vecinos para admirar todo eso.

Ella tardó alrededor de 10 minutos, yo ya empezaba a impacientarme pero aguanté, hasta que escuché la puerta de la calle y a lo lejos varios silbidos y gritos, me volví a poner en la ventana para ver cómo llegaba, y me topé a mi esposa, con el vestido muy arriba a tal grado que desde mi posición se veía el inicio de su vulva depilada y cargando 2 bolsas en cada mano con alimentos y botellas de soda.

Cuando la alcance para tomar las bolsas me dijo que por mi culpa le había pasado de todo, -para describir un poco la tienda, es un local pequeño donde caben 5 o 6 personas, y para entrar hay que subir un escalón- que había mucha gente, así que tuvo que hacer fila, el problema es que había algunos tipos sentado afuera y ella al subirse al escalón se le veía todo, o eso dice, y que algunos hasta sacaron su teléfono y ella jura que la estaban grabando.

Después me contó que por lo reducido del espacio, la gente que salía de hacer sus compras se le repegaba al pasar -todos sabemos por qué se le pegaban- y que sintió uno que otro manoseo bajo el vestido del tipo que estaba formado tras ella pero se aguantó y no dijo nada. Ya que llegó con el tendero vio cómo abría los ojos al verla -el tipo siempre la morbosea cuando vamos a comprar- y ella pensaba que era por cómo estaba vestida pero no, cuando se vio reflejada en el cristal del refrigerador se dio cuenta que su pezón estaba a nada de salirse y se le veía un poco el café de su areola.

Al final me cuenta que termino enseñando todo porque compro tantas cosas que traía demasiadas bolsas y como tenía las manos ocupadas no se pudo bajar el vestido como quería, así que ya no le importó y mejor caminó rápido para llegar a la puerta. Con razón te gritaron de todo, le dije, y me contestó que eran los trabajadores que estaba construyendo un edificio frente a nuestra casa. Ya que descargamos todo, le quite el vestido y comprobé que seguía muy mojada.

El día transcurrió normal, comimos, vimos una película y mi esposa seguía con su liguero ya muy cómoda, de vez en cuando le metía los dedos y la lengua para que no se le bajara la calentura.

Por ahí de la media noche me preguntó cuanto más la iba a torturar, y le dije que faltaban un par de horas para su castigo, pero que mientras le haría una sesión de fotos en la azotea. La casa del vecino seguía oscura, asumí que aún no volvía, así que la hice cruzar el edificio y subir a la azotea como estaba vestido.

Mientras le tomaba fotos me la estaba acariciando hasta que me la saque y ahí mi esposa se lanzó poseída a chupármela, de verdad ya no aguantaba de verla hincada en la azotea, con sus tetas a punto de explotar por lo rápido que me la succionaba. Ahí me dijo, "cógeme aquí, seguro alguien nos verá", ahí fue donde pensé que hubiera sido bueno subirla de día a la azotea, que a esa altura la hubieran visto los albañiles que le gritaron de todo, pero ni modo. De repente se bajó un poco el escote y metió mi pene en sus tetotas, que estaban tan apretadas que no resistí más y me vine adentro de su escote. Recogió la venida con sus manos y se la tomo, y siguió chupando mi pito hasta dejarlo limpio. Después la tome de la mano y bajamos.

Ya casi cuando eran las 3 am, volví a tomar el vestido que usó en el día y se lo di. Le hice advertencia, "hoy te portaste como puta desobediente y tendrás que pagar sino no te la vuelvo a meter. Debes prometer que harás lo que te diga y nada te dará vergüenza, las putas no tienen vergüenza de nada". Ella accedió y así salimos a la calle.

Como de costumbre, iba grabando como caminaba rumbo a la esquina, la cual da al eje central, que quienes conocen ciudad de México, es de las calles más transitadas. Una vez que llegamos, yo sin dejar de grabar- me dijo, "ahora qué?", le respondí que debía pararse en la esquina como si fuera a tomar un taxi, y cuando viera que pasaba un auto se quitaría el vestido. Ella se dio vuelta muy valiente y al ver pasar un taxi se sacó el vestido, el taxista casi deshacía el claxon pero no se detuvo.

Ahí estaba mi esposa, en una esquina en la madrugada, sola con su liguero, medias y tacones. Después de eso se regresó corriendo a donde yo estaba y me dio el vestido. La tome de la mano y caminamos de lo más normal hacia otra esquina, una donde había un semáforo. Si bien mi esposa iba semidesnuda y con vaginita al aire, parece que la vegetación y la oscuridad no dejaban que los autos la vieran claramente.

Una vez que llegamos, esperamos que no hubiera autos y cruzamos la avenida. Le dije, lo siguiente que vas a hacer es cruzar la calle de regreso, pero tú sola, yo te voy a esperar del otro lado y grabare como cruzas. Ahí la vi un poco más indecisa, y le recordé que prometió que no le daría pena.

Una vez que estaba en mi puesto, mi esposa no se animaba a cruzar porque no dejaban de pasar autos, lo que ella no había visto es que una pareja venia caminando de su lado de la acera, al verlos se aventó a cruzarse, solo escuché que la mujer que la vio le gritó "pinche puta y loca" para aumentar el morbo, apenas cruzó pasó un autobús de pasajeros que le tocó el claxon.

En cuanto llego a donde yo estaba me empezó a besar y a tocar el pito por encima del pantalón. La detuve y le dije que faltaba uno más. Regresamos a la esquina anterior y le dije que le faltaba quitarse otra penda, el liguero. Para ello me pare detrás de ella, con el pito clavado en su culo y esperé que pasara algún auto que no fuera a toda velocidad, para mi suerte era una Ram de esas con caja atrás, ya que se aproximaba, le bajé de un tirón el liguero y su cuerpo desnudo quedó a la vista de todos, ella intentó taparse pera era tarde.

Lo que no calcule es que en la caja venían otros 2 tipos sentados y esos aprovecharon para verla sin problemas y le gritaron y silbaron. Ella solo sonrió y me dijo, "ya estás feliz?, me vieron todo". Recogí el liguero y la hice caminar así de regreso a casa, desnuda solo con las medias y tacones.

Ya estábamos por llegar, no me aguanté más y la empujé contra un camión estacionado y se la metí como poseído. Ella gemía a todo volumen cuando nos deslumbró la luz de un auto, mientras cogíamos la camioneta que la vio desnuda había vuelta y nos buscaba. Ahí me asusté un poco y me repegué a ella sin moverme y sin sacarle el pito. La RAM avanzó lento pero no se detuvo, pensé que no nos había visto pero escuchamos un grito que dijo "qué envidia" y siguió hasta estacionarse una calle adelante.

Ahí pensé que mi esposa querría que nos metiéramos pero no, me dijo, "cógete a esta puta antes que vengan más a cogérsela", ahí no aguanté más y empecé a bombearla con todo por si los tipos decidían venir a ponerse pesados, pero no pasó, estuvimos como 10 minutos hasta que terminé llenándola de leche.

Ya que terminamos vimos la camioneta estacionada a lo lejos pero ni señales de quienes venían arriba, no supimos si realmente nos vieron o no, pero si se hubieran bajado, no sé qué habría pasado.

Desde ese día mi esposa no usa ropa interior, pero de vez en cuando rompe las reglas para ver qué castigo me invento.

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