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Mi vida como puta (experiencia con una colega)

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Estaba una tarde revisando una de las tantas redes sociales que tuve para ejercer mi oficio cuando me llegó un mensaje de una mujer. Éramos colegas por lo tanto contesté rápidamente y entramos en conversación. Preguntas van, preguntas vienen quedamos en que un día podía visitarla en su casa y hacer unas fotos ya que ella contaba con una buena cámara.

A ella voy a referirme con un nombre ficticio, por supuesto.

Carla tenía veintitantos, era morocha con rasgos árabes, en particular sus ojos y su voz eran llamativos. Tenía la voz gruesa y penetrante, labios grandes y unos dientes blancos que resaltaban por su color de piel.

Media alrededor de 1,70. Espalda ancha y cuerpo entrenado, no del tipo de cuerpo que porta una modelo, sino del que porta una mujer que entrena la fuerza por sobre las demás capacidades físicas.

Quedamos en que pasaba por su casa una tarde luego de verme con un cliente. Llegue al departamento vistiendo un pantalón blanco ajustado, botas taco aguja negras, una blusa beige con detalles en rosa y mi cartera en la que traía, entre otras cosas, lencería para la ocasión.

Nos saludamos y noté que la conexión había sido instantánea, Carla era muy simpática y con su sonrisa amplia hacía sentir bien rápidamente a cualquier persona. Le pregunté si quería que compremos algo para tomar así que deje mi cartera y salimos al mercado más cercano.

Compramos unas botellas de vino y algo para picar y volvimos al departamento.

Al llegar me quite los zapatos rápidamente, abrimos el vino y empezamos a charlar. Parecíamos amigas de toda la vida, Carla me hacía morir de risa, era muy espontánea y poseía un sentido del humor muy afín al mío.

Después de un par de horas, ya un poco alegres y sueltas por el vino le propongo que comencemos con las fotos antes que se vaya la luz natural.

Comienzo a desvestirme ahí mismo en el comedor y a ponerme unas medias bucaneras negras, portaligas al tono y un top de encaje también negro. Le pregunto qué cámara tiene y me cuenta (ya no recuerdo cuál era), la busca y me dice que no la encuentra. A mi me parecía extraño, ya que había sido ella la de la idea de las fotos, me propone sacarlas con su celular y aunque me desanimó un poco, la buena onda de ella y el efecto del vino y habían hecho que no le diera tanta importancia a este detalle.

Sacamos un montón de fotos, ella a mí, yo a ella, las dos juntas, se nos fue la tarde y nos agarró la noche aun jugando con la ropa, las fotos y vídeos. En un momento me siento en el sillón a descansar un poco mientras ella estaba en el baño. Yo estaba con una tanga negra y sin nada arriba revisando mi celular entretenida hasta que Carla salió del baño y se sentó también en el sillón. Nos reíamos porque habíamos tomado bastante y bromeábamos al respecto hasta que en un momento nos quedamos en silencio mirándonos y ella se tiró encima de mí y empezó a chuparme las tetas. Yo quedé algo confundida y por un momento pensé en cortar la situación, pero acto seguido pensé en dejarme llevar y la dejé hacer.

Carla me comía las tetas desesperadamente, pasaba de una a la otra y atendía a cada una con mucho esmero. Después de unos minutos agarre su cara y la besé con intensidad. Enredábamos nuestras lenguas sin parar y la calentura aumentaba a cada segundo.

Nos tocábamos las tetas, el culo, todo el cuerpo, nos quitamos la poca ropa que teníamos y nos tendimos en la cama.

Carla abrió mis piernas y empezó a chuparme la concha y meterme los dedos para más placer, yo disfrutaba con los ojos cerrados hasta que quise ser yo la que probara su concha.

Nos trenzamos en un buen 69. Nos chupábamos la concha, el culo, yo enterraba mi cara por completo en ella, era tan rica y tentadora que por poco quería meterme completa dentro suyo.

En un momento Carla me pide un momento y se para a buscar algo en un cajón. Trajo un pene de goma enorme y uno más pequeño que vibraba.

Tomé los juguetes y le indiqué que se recostara boca abajo. Empecé a jugar con ella con el vibrador, Carla estaba muy mojada y paraba su culito más y más, agarre el pene de goma y empecé a metérselo de a poco en la concha, era tan grande que creí que no iba a entrar pero para mi sorpresa se lo tragó todo sin chistar, esto me excitó aún más, Carla era tan puta o más que yo.

Después de meterle y sacarle por un rato el pene de goma, lubrique bien su culo y le metí el vibrador más chico. Carla gemía sin parar y se mojaba cada vez más. Con los juguetes haciéndole una doble penetración tuvo un orgasmo riquísimo que me volvió loca. Le saque los juguetes, la di vuelta y me tiré sobre ella para comerle la boca, abrí sus piernas y nos trenzamos en una tijera hermosa, yo quería sentir esa concha toda mojada frotarse con la mía y vaya que la sentí. Su concha mojada y caliente contra la mía me provocó un orgasmo alucinante y luego otro. Considero la tijera una de las prácticas más deliciosas que pueden existir. Me enloquece sentir la concha caliente y mojada de otra mujer frotarse con la mía.

Seguimos besándonos y bajamos un poco la intensidad, nos acariciábamos, recorríamos nuestros cuerpos y aprovechábamos a recuperarnos.

Carla me indicó que me pusiera boca abajo y empezó a lamerme toda especialmente puso atención a mi cola y una vez que estuve toda mojada comenzó a frotar sin parar su concha contra mi culo. Estaba enloquecida y se frotaba cada vez más fuerte contra mi. Yo paraba la cola así ella podía estimular más aún su clítoris y con mi mano derecha me frotaba el mío. La escena era tan excitante para mí y para Carla que una vez más ella acabó deliciosamente encima de mí y yo le correspondí unos segundos después con otro orgasmo igual de delicioso.

Después de esto quedamos tirada una al lado de la otra acariciándonos suavemente nuestros cuerpos y riendo. Ella confesó que la propuesta de hacer fotos había sido una excusa para coger conmigo ya que le había gustado mucho por fotos. Me reí y me encantó que haya sido tan lanzada.

Carla se levantó y preparó algo para comer, continuamos tomando vino y seguimos cogiendo hasta quedarnos dormidas completamente desnudas y abrazadas.

Espero les haya gustado esta historia y no duden en escribirme a mi mail

[email protected].

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