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Sin condones: Ahora sí es el final

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Mi esposa se levantó de la alfombra dónde estuvo hincada chupando miembro, ahora seguía yo para ser atendido por ella para ese momento mi miembro estaba duro eh imploraba ser acariciado. Rápido me despojé del pantalón y la camisa quedándome solo con la trusa y un bulto debajo de ella así estando de pie mi mujer se inclinó hacia mí y sacó mi verga bien dura y ya babeando líquido preseminal. Comenzó a darme una rica mamada así empinada, pero de pie con sus nalgas bien paraditas lo que aprovechó Manuel para sobarle el trasero y empezar a desnudarla, primero cayó su falda y como dije traía el cordinado del brasier color caqui, luego le quitó la blusa cuidadosamente y no interrumpir la mamada que me estaba dando.

Le hizo a un lado su calzoncito y le fue besando las nalgas separando ese par de ricos cachetes poco a poco yo podía ver todo perfectamente sentí un fuerte apretón con sus dientes que me lastimaron un poco el miembro porque... la lengua de Manuel estaba en su hoyito de mi mujer le estaba penetrando su culito con la lengua lubricándolo a la vez, “mi vida que rico mamas” le mencioné, “te lo mereces por traerme a este cabrón” me contestó.

Manuel se puso de pie y con la mano izquierda hizo a un lado el calzón de mi mujer y con la derecha la penetró fuerte no supe si fue un dedo o dos, pero volví a sentir ese rico apretón de su boquita me jalaba la verga con intensidad y como no sería así ahora Manuel tenía su mano izquierda en la panocha de mi esposa y la derecha continuaba picándole el culo.

Sentí la rigidez del cuerpo de mi mujer sabía lo que pasaba estaba teniendo un orgasmo yo hice lo propio y derrame mi semen en su boquita fue espectacular.

Ver a mi mujer aún con el cordinado puesto la sostenía mi compañero del trabajo para que no se cayera baje la mirada había una gran mancha en su calzón había tenido un gran orgasmo la oficina olía a sexo muy fuerte.

Nos servimos unas bebidas para refrescarnos, teníamos una sonrisa los tres y esto apenas empezaba.

Pasando unos 20 minutos y con la plática pícara morbosa de lo bien que se veía mi mujer semi desnuda aún con su cordinado, solo había ido al baño a asearse un poco pero la mancha de sus propios jugos seguía ahí al frente de su ropa interior. Nuestros miembros ya pedían acción era hora de reventarle el culo a mi esposa suponiendo que estaría un poco flojo porque habían sido dos dedos los que le clavo Manuel en su chiquito. Empezamos a acariciar su cuerpo yo por delante desabrochando su brasier y besando sus pezones que estaban durísimos y Manuel por atrás besando su cuello y bajando sus calzoncitos, le sugerí a Manuel acostarse sobre la alfombra y que después mi mujer se acostara sobre él para yo así romperle el ano a mi amorcito “ponte un condón” le dije, “si donde están pregunto”, “cómooo no traes, no compraste ahora que hacemos”.

"Sin condones" los tres quedamos mudos.

Rompí el silencio “te dije que trajeras condones”, “si, pero pensaba comprarlos en el hotel”.

Minutos de silencio nuevamente, recordé que yo tenía en el carro dos piezas, pero como explicarle eso a mi mujer nosotros no utilizamos, ella tiene el dispositivo para evitar un embarazo, pensé y le dije a mi esposa “creo que en el carro tengo”, “y por qué tienes” pregunta incrédula, “me los regalaron del sector salud”, “okey, búscalos luego hablamos”.

Me vestí y salí por ellos solo dos piezas habría que utilizarlos bien.

Yo podría penetrar a mi esposa por la vagina al natural cuántas veces quisiera o pudiera, pero para visitar su culito necesitaría por lo menos un condón por aquello de la higiene y evitar una infección que hacer. Pronto entré a la oficina, le di un condón a Manuel un beso a mi esposa me desvestí y le dije “hoy toca”.

Manuel ya estaba acostado con el condón puesto y el miembro bien parado...

-Móntalo le pedí.

Ella se recostó suavemente sobre el poco a poco se fue introduciendo la verga de Manuel que como les conté al principio era gruesa y 20 centímetros mínimo de larga, mi esposa estaba excitada y por lo mismo gracias a eso bien lubricada lo que facilito la entrada de ese monstruo, que se fue desapareciendo dentro de esa hermosa vagina que tiene mi mujer una vez que se lo comió todo pidió un momento para adaptarse a ese gran pito que era como le llamaba ella ya bien caliente.

-que hermoso pito tienes -le decía.

Y aquel empezó a bombear y ella a recibir pito con fuerza "puta" le gritaba él, ella…

-cállate y dame más de ese pinche pito.

Cuando se calmaron un poco aún sin haber terminado era mi momento coloque el condón en mi miembro y lo dirigí a su hermoso culito que estaba a mi disposición abrí sus nalgas y cuando me sintió me preguntó:

-que haces me dijiste que iba a ser al revés el por atrás si así lo quería.

-yo adelante y el por tu pequeño para sentir como te destrozada el culo y ver tus ojitos de placer, pero ya viste el tamaño de esa cosa...

-ya lo vi y lo tengo todo dentro -me contestó- y aun así lo quieres por atrás no, no creo poder aguantar mejor es métete tú.

Y así lo hice con mucha dificultad Manuel con su gran monstruo ocupaba gran espacio dentro de mi esposa, por fin lo logré el placer era infinito sentir su verga de Manuel de un lado y yo del otro era lo máximo cuando a mí esposa se le pasó el dolor empezó a moverse torpemente a veces uno quedaba fuera afortunadamente nunca nos lastimados una vez acoplados todo fue grandioso uno, dos, tres no sé cuántas veces se vacío mi mujer después Manuel, sentía yo sus descargas a través de mi mujer grandes espasmos y luego yo terminé les juro o ese condón era muy chico o me ordeño como nunca mi esposa porque no cabían tantos mocos que me saco creía que se reventaba me salí de ella luego Manuel y quedó tirado a un lado mi esposa le quitó el condón y jugueteaba con su miembro aún semi erecto y lleno de esperma quiso besárselo, pero ya no llego se quedó dormida casi al instante.

40 minutos aproximados de descanso e intenté despertarla casi la vestimos dormida y asimismo la subimos al carro iba bien dormida y bien cogida deje a Manuel cerca de su casa y me dirigí a la nuestra eran pasadas las diez de la noche fueron cuatro horas de intenso sexo.

Pasaron un par de meses y no hablamos del tema hasta que una mañana de sábado que estábamos solos en casa sin hijos, se habían ido de excursión nos habíamos aventado el mañanero me preguntó “has visto a Manuel”, “si -le contesté- aunque no estamos en la misma área de trabajo lo veo a veces” “y no te dice nada” preguntó, “no así fue el acuerdo no hablar de ello y menos en el trabajo”.

-Okey porque no lo invitas a desayunar el domingo.

-si tú quieres le contesté, pero porque el domingo -pregunté.

-Por qué va a amanecer con hambre después de lo que pienso hacerle esta noche...

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