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Una mujer embarazada y su instructor de yoga (Parte II)

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Liset y Marco almorzaron juntos después de las siguientes clases de yoga. Cuando Liset pasaba el rato con Marco, se olvidaba de las facturas atrasadas, la casa pequeña y desordenada, el llanto o lloriqueo constante de sus hijos, la falta de sueño de calidad y la falta de una vida sexual de calidad con Raúl.

Cada almuerzo terminaba con un abrazo que parecía un poco más largo que el anterior. Apoyó la mano en la parte baja de la espalda de ella y continuó charlando un momento al final de su última cita para almorzar.

Liset se preguntó si era una "cita" para almorzar o simplemente dos amigos almorzando juntos. Pagó todos los almuerzos; mucho en contra de que Liset suplicara pagar al menos un almuerzo.

Liset varias noches estuvo sola en su dormitorio cuando Raúl aún no llegaba del trabajo. Todas esas noches ella se masturbó con la imagen Marco cogiéndosela, pero sus orgasmos no eran tan buenos como en la primera noche.

Varias veces se escondía en el baño y se frotaría su clítoris en el inodoro o tal vez en la ducha. Las sensaciones eran agradables, pero no tan buenas como estar sola en su cama, frotándose hasta el orgasmo. Por lo general, Liset se iba a la cama con culpa y se decía a sí misma que sería la última vez que lo haría... pero nunca fue así...

Se acercaba el día de San Valentín y Liset pensó en otra razón para llamar a Marco, ella solo le desearía un feliz día de San Valentín. No sabía qué saldría de eso, pero no le importaba, ella razonó que era una cosa amistosa.

Liset tomó su teléfono celular después de que su hijo mayor estaba viendo una película y su hija pequeña estaba tomando una siesta.

No vería a Marco durante otros 2 días hasta la clase de yoga y no sabía si él respondería. Ella pensó por un segundo que él podría estar en una cita real con una afortunada esa noche. Ella sonrió, pensando que no le importaría ir a cenar con él el día de San Valentín, luego marcó su número.

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El vapor caliente de la ducha se elevó y envolvió a Marco y Daniela, se estaban besando, sus lenguas giraban alrededor de la del otro, tanteando y agarrando la carne del otro.

"Siento que estés teniendo un poco de sequía" Dijo Daniela a Marco cuando se inclinó para llevarse uno de sus pechos a la boca.

"Está bien, me estás cuidando" Dijo Marco soltando un pezón.

Agarró las nalgas de Daniela mientras ella acariciaba lentamente su polla, dobló ligeramente las rodillas y Daniela lo guio hacia adentro. Marco besó su cuello, mientras conducía su polla profundamente dentro de ella. Cerró los ojos y gimió mientras el vapor se elevaba.

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Liset no dejó un mensaje de voz, no tenía tiempo para hacerlo si quería. Su hijo mayor estaba tirando su balón de fútbol y tenía que ir a la sala de estar antes de que se rompiera una ventana. Ella suspiró, temiendo la idea de tener que sentarse a ver una de sus películas para niños una vez más.

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"Parece que Liset me llamó" Dijo Marco inspeccionando su teléfono más tarde ese día.

Él estaba de pie desnudo junto a su cama, Daniela se acercó detrás de él, pasando sus dedos por sus abdominales.

"Llámala de vuelta" Dijo Daniela.

"Sí, lo haré" Dijo marcando su número y sentándose en el borde de su cama.

Daniela se puso de rodillas, agarrando su polla por la base, lamiendo y besando a lo largo de su longitud.

"¡Hola Liset! Siento haber perdido tu llamada. ¿Qué pasa?" Dijo Marco.

"¡Oye! Está bien, espera un segundo" Dijo Liset levantándose y dirigiéndose al baño donde estaba un poco más tranquilo. "Ay... de todos modos solo quería desearte un feliz día de San Valentín".

"Aww, eso es dulce de tu parte. Feliz día de San Valentín para ti también" Dijo Marco.

"Invítala a cenar" Sugirió Daniela, sacando momentáneamente la polla de Marco de su boca.

"Ella está casada" Dijo Marco susurrando y lanzándole una mirada.

Marco lo pensó brevemente, pues él pensaba que ella de seguro tenía planes con su marido y él no tenía el derecho de arruinarles sus planes... pero aún así le preguntó.

"¿Tienes para hoy algún plan en especial?" Preguntó Marco.

"Oh no... realmente no ¿Y tú?" Preguntó Liset torpemente a cambio.

Daniela se encogió de hombros y susurró: "¿Y?" Ella besó la punta de su polla y siguió chupando y sorbiendo esa polla negra de 24 cm.

Hubo una breve pausa.

"Bueno, eh... estaba pensando que podríamos comer algo. No tiene que ser el día de San Valentín, tal vez este fin de semana. ¿Sábado por la noche?" Sugirió Marco.

"¡Sí! Quiero decir, claro, sí, eso sería genial." Espetó Liset reprendiéndose a sí misma por su entusiasmo.

"Está bien, ¿quieres que te recoja o podemos encontrarnos allí?" Preguntó Marco.

Liset pensó por un momento, las mentiras formulándose en su cabeza.

"Puedo verte en el estacionamiento del gimnasio, ¿está bien?" Dijo Liset.

"Claro, no es un problema" Dijo Marco haciendo una mueca por el placer de chupar pollas que estaba recibiendo. "¿Están bien las 6:00 p.m.?".

"Sí, eso es genial, te veré allí" Dijo Liset emocionada.

"Bueno entonces ahí nos veremos. Adiós" Dijo Marco.

"Está bien... Adiós..." Dijo Liset.

Terminaron su llamada telefónica, Marco se puso de pie, seguido de Daniela; ella se dio la vuelta, ofreciéndose a él. La empujó a cuatro patas sobre la cama y la montó.

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Liset colgó y frunció el ceño cuando escuchó a un niño gritarle a otro. Poniendo los ojos en blanco, luchó contra la ira y resistió el impulso de gritar como una loca.

Esa noche, mientras su esposo roncaba suavemente en el dormitorio, Liset se sentó en la bañera frotando lentamente su clítoris mientras pellizcaba un pezón; pensando en Marco.

Al día siguiente

Liset se había bañado y ahora se estaba vistiendo, preparándose para su "cita". Ella se vistió con una blusa blanca, unos jeans azules algo sueltos debido a su embarazo eran perfectos para su vientre hinchado, también una botas cafés y para terminar se puso un abrigo verde oscuro para el frio. Tras eso bajo las escaleras, en el sofá estaba su marido sentado mirando justo en su dirección con una sonrisa.

"Voy a ir a cenar con un amigo de la clase de yoga" Dijo Liset, con la verdad a medias a su esposo.

Él suspiró, sacudiendo la cabeza, sabiendo que tendría que lidiar con los niños por un tiempo solo.

"Está bien, pero no llegues tan tarde. No quiero que te enfermes" Dijo Raúl algo preocupado.

Liset no sabía si lo que le preocupaba era que llegará tarde y se resfriara o si era la preocupación al tener que cuidar a sus dos diablillos él solo.

"Tranquilo, no llegare tan tarde" Dijo Liset sonriendo.

"Está bien, cuidate y no hagas estupideces" Dijo Raúl.

Esto agarró por sorpresa a Liset, ¿A caso estaba insinuando algo? ¿Lo dijo con algo de celos? Liset quería saberlo así que le preguntó.

"¿A qué te refieres con estupideces?" Preguntó algo nerviosa Liset.

"Ya sabes a lo que me refiero amorcito" Dijo de manera seria Raúl.

Esto puso muy nerviosa a Liset, ¿El sospechaba que esta salida con su amigo sería algo más? ¿Ella debía decirle que saldría con un modelo fitness? ¿Debía decirle que este hombre la excitaba a tal punto de masturbarse pensando en él?

Todas estas preguntas rondaban la cabeza de Liset entre nervios y miedo, pues ella amaba a su marido ante todo, sabía que no habían tenido sexo debido al miedo que él tiene por si llegaba a lastimar a los hijos que estaban en su vientre. La culpa volvió a recaer sobre ella, si él sabía de qué se había masturbado pensando en otro hombre y peor aún, que le dijera que tenía fantasías de que era cogida por ese hombre.

Liset seguía pensando en su cabeza hasta que Raúl la saco de su trance.

"Me refiero a que no bebas bebidas alcohólicas, esas cosas podrían dañar a nuestros hijos, así que no hagas ese tipo de estupideces" Dijo Raúl serio y preocupado.

Esto fue una especie de alivio para Liset, por un momento pensó en revelarle todo, era su marido, padre de sus hijos y su compañero de dormitorio. ¿Podía ella ocultarle estas "citas" que tenía con Marco? ¿Si él se enteraba de estas salidas la seguiría queriendo?

Hasta que recapacito y se decidió a ir a su "cita", fue y le dio un beso en los labios a su marido.

"Te amo demasiado" Dijo Liset mientras lo besaba.

"Yo no he dejado de amarte desde que nos conocimos" Dijo Raúl.

Esto a ella le encanto y a la vez le dolió por el hecho de estar pensando en otro hombre.

"Sabes que para cuando nazcan nuestros bebes, retomaremos la parte donde nos quedamos la última vez, ¿De acuerdo?" Dijo Raúl mirándola de una manera pícara.

Esto fue como una bala atravesándola, pues ella ya estaba caliente por pensar en otro hombre, pero todo esto se debía a que su marido Raúl no quería tener sexo debido a su estado de embarazo. Porque Raúl en la cama la volvía loca, le sacaba muchos orgasmos y le llenaba su útero con su semen, eso explicaba sus dos hijos y los otros dos que venían en camino.

"¿Y por qué no me coges ahora?" Dijo Liset mordiéndose el labio inferior.

"Porque ya sabes lo que pienso de tener sexo durante el embarazo, es riesgoso y dañino para el bebé que está dentro. Además tu estas esperando gemelos así que sería el doble de riesgoso. Solo recuerda lo que le paso a nuestro ex vecino David" Dijo Raúl poniéndose serio.

David era un vecino que antes vivía al lado de la casa de Liset y Raúl después de que ellos se casaran. David y su mujer Cristina Vivian felices esperando a su primer hijo que simultáneamente Raúl y Liset esperaban también a su primer hijo. Cristina hablaba muy seguido con Liset, ambas estaban embarazadas por lo que compartían su poca experiencia.

Liset solo llevaba 2 meses de embarazo, mientras que Cristina ya tenía 8 meses de embarazo.

Cristina le decía a Liset que ella y su marido tenían sexo todos los días, pese a estar embarazada. Poco sabia Liset que el embarazo era de alto riesgo para Cristina, y que ella no podía tener relaciones sexuales tan seguido, pues Cristina era una loca por el sexo.

Faltando 1 mes para el nacimiento del hijo de David y Cristina, ella mientras tenían sexo comenzó a sangrar de la vagina, entraron en pánico, y fueron rápidamente al hospital. Una vez allá se enteraron que su bebe había muerto por asfixia, debido a que al no notar que los jugos de la vagina de Cristina no eran de placer, si no que eran de la placenta que se le había roto y el bebe se había ahogado con los fluidos de la placenta.

Esto destruyo a la pareja, la pérdida de su bebe fue algo de lo cual no se pudieron reponer, vendieron la casa y se mudaron sin decirle nada a nadie.

Cristina no podía vivir junto a una mujer embarazada, pues le traería recuerdos de lo que le sucedió debido a su calentura. Estos hechos hicieron que Raúl se negara a tener sexo con Liset, pese a que sus embarazos fueron normales y sin problemas. Aun así Raúl sintió rechazo al sexo mientras Liset estaba embarazada.

Liset pensó todo esto y le respondió.

"Lo había olvidado... lo siento" Dijo Liset sabiendo que Raúl no accedería a cogerla por su estado de embarazo.

"Preferible prevenir que lamentar" Dijo Raúl al momento en que su hija pequeña lo ensucio con jugo que se estaba bebiendo y que por juego se lo arrojó a su padre.

"Bueno... adiós, cuida de nuestros hijos y nos vemos más tarde" Dijo Liset mientras salía por la puerta, sin sentir ninguna simpatía por su marido, ya que ella siempre le tocaba vivir esas cosas con sus hijos, ahora le tocaba a él.

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Marco ya estaba en el estacionamiento del gimnasio esperándola, al llegar Liset se saludaron con un abrazo y luego se subieron a su auto.

El restaurante no era nada lujoso, no era un lugar romántico para una cita, con velas encendidas y un cuarteto de cuerdas tocando en la esquina. Era un restaurante de cadena, pero eso no importaba, Liset y Marco se rieron y charlaron durante la cena, olvidándose de sus problemas.

Marco le contó sus historias divertidas de sus locuras deportivas en la escuela secundaria, esto hacia reír mucho a Liset. Eso llevó a preguntas que no había hecho antes.

"¿Cuánto tiempo hace que conoces a Daniela? Parece agradable. ¿Tú y ella, eh, están saliendo?" Preguntó Liset.

"Oh... no, no estamos saliendo. La conozco desde hace casi 20 años. Ella es mi madrastra" Explicó Marco.

Liset parecía un poco confundida; Daniela era blanca y tal vez 10 años mayor que Marco. Él se rio un poco y continuó:

"Se casó con mi papá cuando yo tenía 12 años. Él fue por una mujer más joven, así que..." Se calló.

"Ah, ya veo, lo siento. No se me ocurrió". Explicó Liset.

"No, no, está bien. Y para ser honesta, técnicamente ya no es mi madrastra. Mi papá y ella se separaron hace unos años. Fue un desastre, pero ella y yo siempre hemos sido muy cercanos; así que todavía la llamo así. Me pidió que la ayudara con la clase de yoga. Nunca he podido decirle que no desde que ella me ayudó de muchas maneras: con la escuela secundaria, la universidad, ayudándome con mi carrera como modelo, etc.".

Por un momento, Liset pensó en Daniela posiblemente tratando de poner a su hijastro con alguien, de ahí sus sugerencias iniciales para el número de teléfono y el almuerzo. Sintió una sensación de alivio porque Marco no estaba viendo a nadie. Se reprendió a sí misma en el camino de regreso al estacionamiento del auto por sentirse así. Después de todo, ella era una mujer felizmente casada, ¿No?

Poco después de que Marco aparcara su coche, Liset jadeó:

"Ahí está de nuevo. Han estado pateando toda la noche" Dijo Liset poniendo su mano en el lado de su vientre hinchado donde sintió la patada del bebe.

Marco sonrió y se volvió para mirarle el vientre. Liset lo sorprendió cuando tomó su mano y la colocó en el área donde el bebé pateaba. "Aquí. Siente aquí".

"¡Oh, vaya, lo hizo de nuevo! Es genial; nunca antes había sentido eso" Dijo Marco.

Liset no se dio cuenta de que su mano descansaba sobre la de Marco mientras lo veía mirar su vientre con una expresión de asombro en su rostro. Ella miró sus labios carnosos, imaginándolos besándolos mientras se sentaba a horcajadas sobre él. Trató de desacelerar su corazón acelerado allí en el estacionamiento vacío, pero no pudo.

Marco sonrió ampliamente, sintiendo al bebé patear contra su mano. Hasta que sus ojos se encontraron con los de Liset, ella intentó una sonrisa a cambio, y luego lentamente se apartó el abrigo y se subió la camisa, justo por encima del vientre y debajo de los senos. Agarró la mano de Marco y la colocó suavemente sobre su estómago desnudo. Continuaron mirándose a los ojos mientras Marco sentía suaves patadas del bebé contra su palma.

De repente, Liset, incapaz de resistirse o controlarse por más tiempo, se abalanzó sobre Marco, agarró su rostro y le plantó un beso en la boca. La agarró por el hombro, empujándola suavemente hacia atrás.

"¡Liset! ¿Qué estás haciendo?" Dijo Marco sorprendido

Ella estaba luchando, tratando de besarlo, pero Marco la retuvo lo mejor que pudo.

"Liset, estás casada" Dijo Marco mirándola a los ojos.

"¡Por favor!" Suplicó Liset.

Las frustraciones, las molestias de ser una ama de casa aparentemente embarazada constantemente sin educación formal, con un esposo que apenas le prestaba atención desde que supo que quedó embarazada.

Ella estaba caliente, quizás a causa de su embarazo o por que no había tenido actividad sexual desde que se embarazo o quizás ambas al mismo tiempo. Ella quería polla, quería la polla de Marco, y ahora quería esa magnífica polla negra dentro de ella.

Se las arregló para darle otro beso descuidado, pero Marco la empujó hacia atrás. Él era muy fuerte.

"Liset, ¿qué estás haciendo?" Dijo Marco bajando la mirada.

Liset comenzó a llorar, sintiendo que la vergüenza se apoderaba de ella, no pudo contener las lágrimas. Marco se sentó en el asiento del conductor mirándola.

"Liset, por favor no llores. Todo estará bien" Dijo susurrando Marco.

Eso hizo poco para calmarla, pues las lágrimas seguían fluyendo, estaba tan avergonzada. Rápidamente salió de su auto, Marco la persiguió, agarrándola de nuevo, abrazándola contra su cuerpo, pasando las manos por su largo cabello oscuro.

"¿Dónde podemos ir?" Preguntó besando su cabeza.

Ella lo miró, secándose los ojos, sus labios temblando.

"No lo sé" Dijo nerviosa.

Marco le acarició la mejilla con el dorso de la mano.

"Liset..." Dijo Marco

Sintió las lágrimas brotar de nuevo, mirando hacia abajo, apoyando su frente en su pecho. Le levantó la barbilla para mirarlo a los ojos.

"Eres hermosa" Dijo Marco.

"Tú también lo eres" Respondió Liset con voz temblorosa.

"¿Puedes volver a mi apartamento por un rato?" Preguntó Marco.

Liset resopló, asintiendo con la cabeza "sí".

"Está bien, entonces vuelve a mi coche. Puedes viajar conmigo".

Liset lo siguió hasta su auto, posterior a eso se dirigieron hasta el departamento de Marco. Tras llegar Marco guio a Liset hasta su puerta, abriéndola y dejándola entrar. Su departamento era algo grande como para una persona, pero era muy acogedor.

Marco se posiciono detrás de Liset y le quitó su abrigo, debido a que el departamento de Marco era con temperatura cálida. Luego él tomó la mano de Liset y la guio hasta su dormitorio, una vez ahí hizo que Liset se sentará en el borde de su cama, mientras que él se paró en frente de ella.

Marco levantó la blusa blanca de Liset para dejar al descubierto su vientre embarazado y pasó las manos por todo él, admirando su redondez total. El primer beso que le dio causó escalofríos en la espalda de Liset, Marco lo besó de nuevo, a lo que ella cerró los ojos, él lo besó una vez más y un suave gemido escapó de sus labios.

Marco lo besaba con cautela, con ambas manos a los lados del vientre de la embarazada. Le lamió el ombligo que casi le sobresalía, mientras besaba y lamía su vientre, comenzó a desabrocharle sus pantalones, tras eso le comenzó a ayudar a bajarle los pantalones deslizándolos por sus piernas hasta quitárselos. Marco siguió con sus bragas de color negro, las cuales tomo de sus elásticos y las deslizo por sus piernas hasta quitárselas arrojándolas al suelo.

Liset por si sola comenzó a quitarse la blusa, arrojándola al suelo, luego prosiguió con su sostén de color negro, desabrochándolo y arrojándolo al suelo junto a la blusa. Ella pasaba sus manos sobre sus pechos de tamaño mediano, Liset se sonrojó de nuevo.

Ella en su adolescencia siempre había sido de pechos pequeños, pero ahora sus pechos se hincharon hasta convertirse en enormes jarras llenas de leche como lo hacían otras mujeres embarazadas. Marco se quitó la camisa provocando otro rubor, Liset hizo una pausa por un momento, admirando su cuerpo, y luego pasó sus manos por su musculatura de chocolate negro.

Sin apartar los ojos de los de Liset, Marco se desabrochó los pantalones y se los bajó junto con sus bóxers. La boca de Liset salivó cuando miró por encima de su cuerpo, su boca se abrió levemente cuando sus ojos se encontraron con el bulto de su pene en sus boxer, se veía grande.

La reacción de Liset fue casi una reacción instintiva, Marco lentamente comenzó a bajarse sus bóxer liberando así su pene que aún estaba algo flácido. Él agarró su polla, acariciándola ociosamente, y luego la dejó caer contra el vientre de embarazo de Liset. Mirando su enorme vara negra descansando contra su estómago, comenzó a sonrojarse y respirar con dificultad.

Marco se rio entre dientes suavemente cuando los gemelos dentro de ella comenzaron a patear de nuevo, pequeñas patadas revolotearon contra su polla. Volvió a mirar a Liset a los ojos y la vio levemente caer de rodillas, apoyando una mano sobre su vientre, agarró la base de la polla de Marco con la otra.

La última vez que le chupó la polla a Raúl fue unas noches antes de hacerse el test de embarazo hace un par de meses atrás. El de Raúl no era tan impresionante como este monstruo que se movía frente a ella, el pene de Marco ahora si se estaba poniendo erecto.

A Liset se le hizo agua la boca, por lo que rápidamente se llevó la punta del pene de Marco a sus labios, lo lamió, su lengua lamiendo el líquido salado, haciendo que Marco gimiera. Liset se abrió de par en par e intentó engullir su miembro, solo le cabía casi la mitad en su boca, Marco lo tenía muy largo y grueso. En cambio, optó por besarlo y lamerlo todo, cubriéndolo con su saliva.

Marco le levantó la barbilla con el dedo índice para poder mirarla a los ojos, esos ojos color verde esmeralda que tenía Liset.

"Ponte de pie..." Dijo Marco.

Liset asintió levemente y se puso de pie, Marco la guio para que se sentara en el borde de su cama y luego la ayudó cuando ella retrocedió un par de pies.

"Acuéstate" Dijo Marco poniéndose de rodillas frente a ella.

Él coloco sus manos sobre su vientre, lo besó de nuevo, hasta el leve arbusto que tenía Liset en su vagina. La olió, absorbiendo su olor, besó la parte interna de sus muslos y luego se detuvo un momento, mirando su esplendor preñado antes de sumergirse. Metió la lengua lo más profundo que pudo entre sus paredes vaginales.

La vagina de Liset se contrajo y se apretó alrededor de su lengua grande, viscosa e invasora. Marco hizo girar su lengua por todas partes, lamiendo sus jugos, mientras le apretaba suavemente el vientre. A Liset le encantaba que devoraran su vagina así, Raúl siempre hacia eso antes de cogérsela, pero Marco estaba a otro nivel.

Marco no llevaba ni 5 minutos lamiendo la vagina de Liset, hasta que ella gimió como loca teniendo un gran orgasmo, como hacía meses no tenía. Marco sintió a sus bebés moverse dentro de ella mientras un orgasmo recorría su cuerpo y sus muslos temblaban. Tenía los ojos cerrados y no podía respirar ni hablar.

Pero Marco no detuvo su ataque con la lengua durante otros 5 minutos, Liset pensó que iba a perder el control de su vejiga, pero nunca lo hizo. Perdió la cuenta de cuántas veces se corrió, en el último orgasmo, antes de que Marco le quitara las manos de la barriga y se parara frente a ella, dejó escapar un gemido fuerte y conmovedor.

Liset contuvo el aliento y miró al hombre negro que estaba frente a ella, solo había tenido sexo con Raúl, pues él fue el hombre que le quito la virginidad, pero ahora ella estaba boca arriba en la cama de Marco, sabiendo que este negro la iba a penetrar.

"¿Estás segura de que quieres hacer esto, Liset? Podemos parar ahora si quieres. No tenemos que hacer esto" Dijo Marco.

Ella había llegado tan lejos con Marco, se había olvidado de su marido, de sus hijos y sobre todo de sus problemas. Ella estaba demasiado caliente ahora como para detenerse, no había tenido sexo hace ya 6 meses atrás, por lo que quería más que nada que Marco la penetrará.

Quería escapar de sus responsabilidades y de su vida, aunque sea por unos minutos o unas horas.

Liset a veces se sentía algo infeliz con su vida de ama de casa. Su hermana, la que sugirió las clases de yoga, ha estado en el ejército por todo el mundo, haciendo algo honorable con su vida: ayudar a establecer instalaciones médicas en áreas del mundo devastadas por las guerras.

Sin embargo, aquí estaba ella: embarazada, sin educación universitaria, un matrimonio un tanto desperfecto, con 2 hijos que pronto serian 4, apenas sobreviviendo con las facturas, acostada de espaldas, con las piernas extendidas lentamente para permitir que este hombre negro la hiciera suya. En esos pocos segundos de mirar fijamente a los ojos de Marco, la ira se instaló.

"¿Estas segura de que quieres esto...?" Preguntó Marco, por miedo a que ella se arrepintiera de esto más tarde.

"Por favor... hazlo... ahora sólo quiero que me folles... y me quites la calentura que tengo..." Dijo Liset con su voz entre cortada

Marco hizo que separará un poco más las piernas, para que él pudiera ubicarse entre las piernas de Liset y así tener un fácil acceso la vagina que estaba por penetrar.

Marco tomó su pene y lo puso contra los labios vaginales de Liset, la cual estaba algo nerviosa, pues Marco tenía un pene de 24 cm de largo y 5 cm de ancho. Todo esto asustaba un poco a Liset, sumado a que ella era de la vagina estrecha, pues eso era algo que a Raúl le encantaba de Liset, que su vagina pese a tener a sus hijos siempre se permaneció apretada al momento de tener sexo.

Con mucha suavidad Marco le fue introduciendo su pene a Liset, ella casi se corrió de nuevo cuando él la comenzó a penetrar. Liset sentía lo largo y grueso de Marco, y ella sola se preguntaba, ¿Podre aguantarla toda? Pues el pene de Raúl media 18 cm y a veces incluso cuando tenían sexo a Liset le dolía cuando su marido se la metía hasta el fondo, y no quería ni imaginarse como le haría frente a este monstruo negro que de apoco se iba metiendo dentro de su vagina.

"Por favor, dime si te llega a doler. Nunca antes había tenido relaciones sexuales con una mujer embarazada. Estoy un poco nervioso" Admitió Marco.

"Estás bien... por favor, continúa..." Dijo Liset casi gimiendo y con la respiración entrecortada.

Ella ya sentía que su vagina estaba siendo estirada lentamente, le dolia un poco al no estar acostumbrada al tamaño de Marco, pero lo quería y lo necesitaba.

Marco lentamente y con ternura comenzó a deslizar su pene adentro de la vagina de Liset hasta meterle 20 de los 24 centímetros dentro. Liset gimió con una mezcla de dolor y placer tras esto, haciendo que Marco se asustará.

"¿Estás bien?" Dijo Marco preocupado por el gemido de Liset.

"Siii... solo... continúa..." Dijo Liset con la voz y la respiración entre cortada.

Entonces Marco comenzó a deslizar su pene de adentro hacia afuera de la vagina de Liset, con un bombeo muy lento.

"¡Dios Liset! Tu vagina es muy estrecha, siento que me está ahorcando mi pene... Te sientes genial por dentro" Dijo Marco gimiendo e incorporándose con las manos a los lados de los brazos de Liset, para no aplastar su vientre embarazado.

Comenzó a bombear con lentos movimientos, Liset se tocaba las tetas con las manos para aumentar más aún el placer, mientras notaba cómo el pene de Marco entraba y salía una y otra vez de su vagina.

Liset se sentía llena, el único pene que había entrado en su vagina había sido la de su marido, el pene de Marco era algo nuevo para ella por ser más grande y grueso. Liset con los primeros movimientos sentía algo de dolor, debido a las telarañas que tenía en su vagina al no ser penetrada en meses, pero de a poco se fue acostumbrando al tamaño de Marco.

De hecho, ahora a Liset le daba gusto sentir el roce del pene de Marco con sus labios vaginales y con su clítoris. Conforme el ritmo aumentaba de velocidad e intensidad, Liset no podía reprimir sus deseos.

"¡Vamos, fóllame! Quiero que me folles hasta que te corras... hasta que me llenes con tu leche" Dijo Liset casi gritando y con su respiración agitada.

Como resultado de sus palabras, Marco aceleró el bombeo, entrando y saliendo cada vez más rápido con cada minuto que pasaba. Liset estaba gimiendo suavemente, hasta que soltó un gemido fuerte cuando este hombre negro golpeó la cabeza de su pene contra su cuello uterino.

Esto hizo que Liset estuviera a pocos minutos de correrse nuevamente, y Marco lo sabía. Así que acercó una mano sobre su vientre, sin dejar de deslizarse hacia adentro y hacia afuera sobre ella, aunque sin aplastar su vientre embarazado.

A Liset ya le comenzaron a temblar las piernas, ella se estremeció ante él cuando el orgasmo se apoderó de ella.

"¡¡¡Sí!!!" Gritó Liset llegando a su orgasmo.

Marco intentó sonreír, sintiendo la vagina de Liset masajear su pene y sintiendo una patada de uno de sus bebes contra su mano. Él miró su rostro contorsionado e inducido por el placer, lo que hizo que Marco también llegará al orgasmo llenándole su útero de semen. Menos mal que Liset ya estaba, de lo contrario con todo el semen que soltó Marco dentro de su útero, sin duda la habría embarazado.

Marco saco su pene que aún chorreaba semen y lo puso sobre su vientre hinchado, el semen rápidamente comenzó a desbordarse y a gotear de la vagina de Liset hacia las sabanas de la cama.

Cuando Marco recuperó la compostura, miró la vagina de Liset, estaba abierta y botando su semen poco a poco. Él se inclinó y besó su vientre hinchado unas cuantas veces más y luego la ayudó a ponerse de pie.

Liset lentamente comenzó a ponerse su ropa hizo todo esto en silencio, mientras Marco hizo lo mismo. Luego listos para irse, Marco le sostuvo la puerta de su apartamento abierta para ella, tras salir Liset la cerró detrás de él y ambos se dirigieron a su coche, abriendo la puerta del lado del pasajero para ella.

El camino de regreso al estacionamiento del gimnasio fue silencioso, Liset asintió tranquilamente y sonrió brevemente cuando aparcó.

"Te veré más tarde" Fue todo lo que dijo Liset.

Marco le devolvió la sonrisa y asintió también.

Liset una vez en el auto de Marco se detuvo reviso su celular, tenía 3 llamadas perdidas, todas eran de Raúl, mientras estaba con Marco. Ella decidió llamar a su marido, de seguro estaba preocupado, pues ya eran las 10 p.m.

Pero no hubo respuesta, ella se preguntó si estaría ocupado con los niños o si él estaría dormido.

Una vez llegaron al estacionamiento, Liset se despidió con un beso en la mejilla de Marco y rápidamente se bajó de su auto para ir al suyo.

Una vez en su auto, Liset rápidamente se puso en marcha hacia su hogar, durante todo el trayecto, su mente no dejaba de repasar lo que había acabado de ocurrir con Marco, ella aún no lo podía creer.

Una vez llego a su casa, afortunadamente su hijo mayor fue el único que estaba despierto. Liset se sentó y vio un programa de dibujos animados con su hijo que se había escapado de la cama. Después de que el sueño atacará a su hijo, ella lo guio hasta su cama y lo acostó en ella.

Tras esto Liset se encamino a su dormitorio que compartía con su marido, el cual yacía plácidamente dormido, pero sobre la cama aún con su ropa que vestía cuando ella había salido de la casa y con su celular en una de su mano. Luset por conclusiones sacó que él se había dormido esperándola a que llegará, además de haberla llamado debido a su preocupación. Pero el cansancio de cuidar de sus hijos revoltosos lo había agotado a tal punto que se durmió por el cansancio.

Liset se sentó en el borde de su cama, pasando sus manos por su cabello mientras veía a su marido dormido. Ella al llegar a su casa estaba entumecida, sin emociones y completamente despierta.

Liset de la nada comenzó a llorar, pues al estar al lado de su marido la culpa de lo que acabo de hacer se le vino encima. Había engañado a su marido y había roto sus votos matrimoniales, esto le dolió pues recién ahora se dio cuenta de lo que hizo... le había sido infiel a su marido.

Ella salió un poco de su tristeza para dirigirse al baño, se disponía a bañarse, ella ahora sentía que olía a sexo, sintió asco por sí misma. Entonces se comenzó a desnudar para bañarse, al bajarse sus bragas negras pudo notar la gran cantidad de semen que había en la parte donde estaba su vagina, esto le dio morbo, pues todo el trayecto hacia su casa lo hizo con su vagina llena de semen de otro hombre, que no era su marido.

Liset se metió en la bañera y comenzó a enjabonarse su cuerpo y sobre todo su vagina, tenía que eliminar la evidencia de lo había hecho, al pasar sus dedos por su vagina sintió un poco de dolor, si vagina había quedado adolorida luego de la follada que le había dado Marco. En eso sintió las patadas de sus bebés, llevo su mano a la zona de su vientre donde sintió las patadas.

"Lo siento niños... lo siento..." Dijo Liset llorando.

Sentía culpa de engañar a su marido, además de sentirse culpable por haber incomodado a sus bebes, pues mientras tenia sexo con Marco, Liset sentía como sus hijos pateaban su vientre, quizás por molestia, quizás por mucho movimiento o quizás porque ellos no querían que le hiciera eso a su padre. Esta sola idea hizo que Liset sintiera aún más culpa.

Ella salió de la bañera y se secó todo su cuerpo, luego fue por su pijama el cual era un short deportivo y una camiseta holgada para que no le apretara mucho sus pechos llenos de leche.

Ella se acostó junto a su marido, después de todo ella hizo todo esto por la falta de atención de su marido por su período de embarazo. Pero sacudiendo su cabeza ante sus acciones, se dio cuenta de que eso no justificaba lo que había hecho, Raúl jamás le fue infiel y nunca la hizo dudar a ella del amor que sentía.

Liset miró a su marido con lastima, luego apartó la mirada.

"Nunca más..." Se dijo Liset a sí misma, haciendo la promesa de que nunca volvería a tener sexo con Marco.

Tras eso Liset por la culpa que sentía hizo que su marido entre dormido se metiera en la cama, tapándolo con las mantas, ella se acurruco contra él abrazándolo. Ella sabía que si Raúl se enteraba de lo que hizo, no solo destruiría su matrimonio como tal, sino que también destruiría su familia, sus hijos adoraban a su padre y él amaba a sus hijos con su vida, Liset jamás desearía destruir eso que tenían.

Liset con lágrimas en los ojos debido a la culpa y el miedo, abrazó a su marido hasta quedarse dormida, prometiéndose que no volvería a tener sexo con Marco... ¿Sería eso posible?

Continuará...

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