Hace mucho tiempo que nuestro pervertido busca la zorra perfecta. Una que junte todas las cualidades que encontré dispersas tras años de escribir relatos. Una jovencita, obviamente llamada Eva se ofrece a serlo.
Raquel, preciosa y a la vez lujuriosa de cara y cuerpo. Enormes tetas, anchas caderas y culo enorme. Todo sin un gramo de grasa de más. El objeto de las pajas de la mayoría.