Soy una mujer cerca de los 40, si bien dicen que esta edad, supone un cambio en muchos aspectos y según algunas mujeres, a partir de esa edad, empezamos a ser invisibles para el resto de los mortales. Creo que es una idea equivocada, y me quedo más con la afirmación de Pitbull ‘Los cuarenta son los
Prometí completar mi agradecimiento a papi, entregándole mi cola, entonces fui a su oficina junto con una compañera de facultad y no sólo la cola le dimos.
Durmió tan a gusto, que hasta las 11 de la mañana no se levantó. Bajó a la sala mientras unos ruidos en el sótano llamaron su atención. Se imaginaba de sobra quien emitía esos sonidos, por lo que descendió las escaleras velozmente, con ganas de ver a su tía y allí la encontró
Aquella tarde de domingo las voces unas más altas que otras resonaban en mi casa entre mi madre y yo cuando empezamos a discutir una vez más por mi novio y eso que me acababa de dejar
Era una familia de clase media alta muy peculiar, Basilio, el patriarca, era viudo y putero, pero putero de ir a la casa de putas y pagar por follar, su hijo Simón era un cornudo, pero cornudo de pillar a su mujer follando en la cama de matrimonio con el vecino, o sea, que Josefa era una puta
Mirando hacia mi entrepierna me percato que estoy descubierto, a través de la tela del calzoncillo se veía la protuberancia de mi miembro erecto, sentí un calor impresionante en la cara, enseguida me di cuenta que, seguro, estaba colorado cual tomate, tapándome con la sábana
Hola a todos, soy Lore la mami incestuosa, hoy vengo a contarles la última aventura con mi hijo y mis amigos, nuevamente agradezco mucho que publiquen mis historias y muchísimas gracias a todos los que con sus mensajes y comentarios me ayudan a escribir mejor y contarles en detalle mis vivencias
El fin del cuatrimestre estaba llegando a su fin. La profesora Melisa Gimeno estaba contenta de que su sufrimiento terminase al menos por unos meses. No es que no le gustara su trabajo, al contrario, amaba la docencia. Pero su otra mitad, esa otra Melisa, desde hacía años que no la dejaba vivir en
Ese olor agridulce que emanaba hizo que mi miembro cobrara vida, instintivamente lo envolví con ella y me masturbe alocadamente, descargando gran cantidad de semen en la suave tela
Mi tía Claudia es una mujer de 35 años pero se conservaba muy bien, de 1.70, piel clara, un buen par de tetas grandes y firmes, unas piernas muy voluptuosas y tonificadas, pero lo que más llamaba la atención es su magnífico culazo grande, respingón y redondo
Eduardo, un maduro moreno, de 1.80 de estatura, cachas y con debilidad por su hija, ya que la cuidaba cómo a una princesa, se había casado en segundas nupcias con Elvira, una joven rubia, de 1.75 de estatura, de ojos azules, con un cuerpo de infarto y quince años menor qué él. A Julia, la hija de
Viajar con papá siempre fue mi plan preferido. A pesar de la diferencia de edad, es un muy buen compañero. Sus charlas sobre la vida son lo mejor que me quedó de él. Además, obviamente, de las terribles cogidas que nos dimos
Se inclinó cuando dejé de sostenerla de la cintura para jugar con sus tetas y me las puso lo más cerca que pudo de la boca para que pudiera saborearlas, cosa que hice con gusto
Mi tía siempre fue un gran morbo para mí, a sus 45 se mantiene muy bien, no pude aguantar el morbo de ir a su nuevo departamento, escucharla en la ducha y ver cómo se empezó a dar cuenta que la deseaba
Con todas esas armas tenía algo con que “trabajar”, pensando en eso comencé a tocarme la ya empapada vagina, mis labios estaban hinchados, el clítoris duro, masajeando por todo el contorno y a veces introduciendo los dedos en su interior llegué al clítoris, encerrado en el capullo de mi mariposa
Hola, me llamo César y esta historia que les cuento es totalmente real y una locura a la vez, nunca pensé que tendría este tipo de experiencia. Comencemos por el principio. Soy el hermano mayor, ahora tengo 24 años, mi hermana Diana de 22 es muy coqueta y le encanta vestirse provocadora
De un momento a otro, él se inclinó y me besó suavemente en los labios. Respondí a su pasión envolviendo mis brazos alrededor de su cuello y profundizando el beso. Separamos nuestras bocas, estaba ruborizada como nunca. Y lo último que pensaba era sobre si estaba bien o mal.
Habían pasado un par de días desde que me follé a mi madre. La verdad no podía quitármelo de la cabeza. Como sentí mi polla dentro de ella y cómo me había follado su culo. Ese culo de mujer madura, pero tan apetecible como si tuviera 18 años