La señora de la limpieza se lo merece
Viendo que no había mucho más que decir, María se quitó la ropa quedándose en cueros. Las tetas no eran muy firmes, pero se conservaban bien y el trasero, algo caído, era carnoso, pequeño, compacto y con encanto. Juan se acercó a la mujer y comenzó a sobarle los sen...