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Mi vecino morboso (Parte 1)

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Hola mis amores espero que se encuentren bien, perdón por el tiempo que llevo sin subir un nuevo relato pero desde que mi querido sobrino Jorge se regresó después de las vacaciones no me ha pasado nada interesante para relatar

Sin mi sobrino en casa me volví a quedar solita pero no pase mucho tiempo así, aunque este último mes he estado muy tranquila portándome bien, principalmente por los largos días tan calurosos que me quitan las ganas de todo hasta que conocí a Gabriel, mi vecinito morboso

Hace unas semanas una nueva familia se mudó a la casa que se encuentra al lado de la mía, lo cual me pareció muy raro ya que llevaba años sin estar habitada. Entrándome la curiosidad por saber quiénes eran me acerque a ellos a saludarlos

Norma como se llama mi nueva vecina resulto ser muy amable, me presento a su esposo Pedro un señor muy respetuoso y a Raquel su hija que eran igual de agradables, pero el que definitivamente llamo mi atención fue Gabriel su hijo, ya que mientras les daba la bienvenida pude notar como miraba detenidamente cada curva de mi cuerpo, examinándome de arriba abajo con una expresión de vicioso en su rostro.

Sentí como me observaba obscenamente sin importarle que sus padres estuvieran ahí, con sus ojos clavados en mi culo sentí como me estaba desnudando solo con su mirada, percibir toda esa lujuria y pasión tan morbosa hizo que me excitara en ese momento.

Al poco tiempo me hice muy amiga de Norma y con frecuencia me invitaba a pasar a su casa. Apenas entraba cuando ya tenía la lujuriosa mirada de Gabriel deleitándose con mis pronunciados escotes o mis cortas faldas que resaltaban mi culo, cada vez que me encontraba a Gabriel se me quedaba viendo fijamente a mi cola, a mis piernas pero con mayor atención a mis generosas y grandes tetas.

Me encantaba que ese chiquillo morboso me mirara con tanto deseo y lujuria, que se excitara con solo verme y para provocarlo aún más comience a usar blusas de tela delgadita sin sostén con el pretexto del fuerte calor que hacía diariamente, y es que sin un sostén que me cubriera se podían apreciar mis pezones duros de lo excitada que estaba, además de que con mis tetas en total libertan bailoteaban al compás de mí caminar.

Gabriel tenía todo el aspecto de ser un completo pajero e imaginar que se masturbara pensando en mí me ponía muy cachonda y mojada, tanto que al regresar a mi casa mi pobre marido no era suficiente para calmar toda mi calentura que terminaba masturbando con mi dedito para tranquilizarme.

Tenía tantas ganas de cogerme a Gabriel que en cuanto se fue mi marido por una semana, puse en marcha mi plan para meter a Gabriel a mi cama. Una mañana después de dejar a mis hijos en la escuela me encontré a Gabriel sacando la basura, en cuanto me vio ese chiquillo dejo todo y de costumbre sé que quedo viendo con esa mirada tan morbosa que tiene.

Observándome con esa pervertida mirada comencé a caminar con más fuerza haciendo que mis tetas rebotaran lo más que pudieran, Gabriel me comía mis grandes tetas con solo verlas y al pasar frente me detuve a preguntarle que tanto me miraba y sin ningún titubeo me contesto que mis deliciosas y grandes tetas.

Su respuesta me saco una sonrisa pícara, aprovechando que no había nadie en mi casa y que él se encontraba solo, tenía tantas ganas de cogérmelo que lo invite a pasar a mi casa con toda la intención de llevármelo a mi cama, pero creo que Gabriel sabía lo que estaba tramando porque apenas entramos Gabriel me sorprendió por la espalda agarrándome por mis caderas y me recargó su verga entre mis nalgas, sentí toda su verga dura restregándose y apretando mi culo al mismo tiempo que metió sus manos por debajo de mi blusa sobándome mis tetas sin sostén susurrándome que ya no aguantaba las ganas de cogerme.

Estar empalada por la verga de Gabriel hizo que me comenzara a picar mi rajita, estaba muy mojada y Gabriel no dejaba de masajear mis grandes y voluptuosas tetas, haciéndome gemir de placer mientras me seguía susurrando que mis tetas lo tenían loco.

Después de casi 5 minutos restregándome su verga en mi cola y de susurrarme infinidad de cosas vulgares que solo hacían que mi rajita se humedeciera más, me volteo para quitarme mi blusa quedando expuestas mis tetas desnudas.

Los ojos de Gabriel se iluminaron al ver por fin mis tetas y de inmediato se abalanzo sobre ellas chupándolas con fuerza, comenzó a estrujarme con fuerza muestras chupaba mis pezones que ya estaban duros, sus labios hambrientos no dejaban de chupar mis enormes tetas. Gabriel parecía un recién nacido, me pasaba su lengua recorriendo casa centímetros de mi piel con una cara de vicio.

Mientras Gabriel seguía como loco chupando mis tetas, yo deslice mi mano derecho sobre el enorme bulto que se había hecho en su pantalón y comencé a sobárselo lentamente, con su verga tan dura en su pantalón me moría de ganas de verla.

Me arrodille en el piso y con mis manos quite el botos y baje el cierre, al instante una verga dura y peluda salía disparada hacia mi cara abofeteándome, quedando boqui abierta de lo grande y gruesa que tenía su verga. Nunca me hubiera que ese chiquillo pajero y flaco tuviera semejante animal entre sus piernas.

Como una posesa me abalance verga pasando mi boca a lo largo y ancho de su verga, su enorme verga salía y entraba de mi boca mientras se la chupaba sin parar, Gabriel comenzó a emitir gemidos de placer a cada lengüetazo que le daba.

Mientras se la chupaba Gabriel me sujeto de mi cabello deteniéndome, me dijo que se moría porque le hiciera una rusa con mis tetas, saco su verga de mi boca y la acomodo en medio de mis tetas y me la metió nuevamente en mi boca, quería que lo masturbara con mis tetas mientras le mamaba la punta de su verga.

Junte mis tetas con mis manos apretando su verga y como él quería, se la comencé a mamar mientras le hacia una rusa con mis tetas, así estuvo unos minutos hasta que sentí como de su verga salían chorros de leche caliente y espesa salpicándome mi cara, cuello y tetas.

Un chorro de su leche cayó en mis labios y no pude evitar tragármelo, sabía delicioso. Con mi rajita hinchada y mojada, lo tome de la mano y lo lleve a mi recamara, nos despojamos de toda la ropa quedando completamente desnudos los 2.

Nos acostamos en la cama y de inmediato Gabriel se ubicó sobre mi mientras me besaba apasionadamente, se acomodó lentamente sobre mis piernas y con mi rajita brillosa por mis jugos me metió lentamente su verga.

Cerré mis ojos sintiendo como esa verga me iba invadiendo mi rajita lentamente, sintiendo centímetro a centímetro como me llenaba, todo mi cuerpo se estremeció al sentir como me penetraba, me volvió a dar un último beso y como de un semental desenfrenado se tratara comenzó a embestirme con fuerza.

De inmediato me arranco un gemido de placer de mi boca, me sentía en la gloria con semejante verga clavándome duramente, su enorme verga profano hasta el rincón más profundo de mi rajita y me estaba encantando.

El ritmo de sus embestidas eran constantes y bruscas, Gabriel me estaba taladrando tan rico que para que no se fuera a salir lo sujete de su cintura con mis piernas, me tenía bien ensartada en su verga llegando a lo más profundo de mi rajita, mi rajita estaba que ardía de placer con cada una de sus bestiales embestidas y Gabriel no paraba de decirme lo rica y apretada que estaba mi rajita.

Su verga no paraba de machacarme con fuerza, era un completo demente cogiéndome con todas sus fuerzas, la riquísima verga de Gabriel me estaba matando de placer en ese instante y con el insoportable calor de verano, nuestros cuerpos chocando de pasión no tardaron en estar empapados de sudor.

Pero eso no parecía importarnos porque yo seguía recibiendo más y más esa vigorosa verga sin parar, estaba tan cachonda que le comience a decir que me diera más duro para que se terminara de volver loco. Con tan magnifica cogida no tarde en correrme, todo mi cuerpo se estremeció al momento de una ola de placer recorrió todo mi cuerpo y con los espasmos de mi rajita sobre la verga de Gabriel, el no tardo en soltar una lluvia de leche que inundo por completo mi satisfecha y agradecida rajita.

Poco a poco fue disminuyendo el ritmo de sus bestiales embestidas, cayendo sobre mí exhausto y sudoroso, y aun jadeando me dice que ha sido lo más delicioso que le ha pasado en la vida. Después de descansar un rato Gabriel volvió a tener nuevamente duro su verga y sin demora me la volvió a clavar toda.

Terminamos cogiendo alrededor de una hora sin parar hasta que Gabriel tuvo que regresar a su casa antes de que regresara su madre, Nos despedimos con un beso largo y con la promesa de volverlo a repetir lo más pronto posible y con la ventaja de tenerlo como vecino es que apenas estamos iniciando.

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