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Dos maduras y un hombre

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Mi nombre es Graciela, tengo 42 años y mi amiga se llama Susana que tiene 40 años. Somos mujeres casadas y con hijos, yo tengo 3 y ella 2. Yo nunca le había sido infiel a mi marido pero ella en reiteradas ocasiones le metió los cuernos a su esposo. Mi amiga tiene la mala suerte que su marido luego de pasar los 30 empezó a sufrir impotencia y como ella era bastante cachonda empezó a tener varios amantes. Lo que les voy a contar será para otro relato, ella me contó que su marido dejo que dos de sus amigos se la follaran y el vio todo.

Continuando con el relato principal les cuento que mi amiga Susana decidió anotarse en un gym y me pidió que yo también me inscribiera junto con ella para hacer gimnasia. Ambas nos inscribimos en el horario de 15 a 17 h., nos habían dicho que en ese horario iba poca gente.

En el primer día nos presentaron a nuestro entrenador personal que sólo iba a estar con nosotras dos. Él se llamaba Pablo, tenía 26 años, medía 1.80 y era puro músculos. Era lindo, lo admito pero yo era feliz con lo que tenía en casa. En cambio, Susana se volvió loca al conocerlo, un poco más y ese primer día se le tira encima.

Todas las clases eran lo mismo, Susana no paraba de coquetear con él. Estaba entregadísima y él no le daba bola.

Yo: para un poco Susana, venimos a entrenar y no por un chongo.

Ella: no puedo parar, me vuelve loca.

Yo: es demasiado joven para vos, no te va a dar bola.

Ella: quiero que veas esto.

Ella llamo a Pablo y el vino enseguida hacia nosotras dos.

El: que necesitas??

Ella: necesito hablar con vos en privado.

El: paso algo??

Ella: no te preocupes, no es nada grave.

El: vení vamos a la oficina.

Ella antes de irse me dijo lo siguiente "si no vuelvo en 15 minutos es que me lo estoy comiendo". No le creí nada de lo que me estaba diciendo y yo seguí corriendo en la máquina.

En un momento mientras corría mire el reloj y ya habían pasado 15 minutos y mi amiga no había vuelto. No puede ser cierto me dije y seguí corriendo. Volví a mirar el reloj y habían pasados 5 minutos más, ya habían pasado 20 minutos en total. Necesitaba saber lo que estaba ocurriendo, así que detuve la máquina y fui para la oficina.

Al abrir la puerta vi como Susana estaba arrodillada en el piso practicándole sexo oral a Pablo que estaba apoyado sobre una mesa y sin remera con los pantalones bajados.

Yo: Susana deja de hacer eso.

Ella se hacia la sorda y no quería parar de chupar esa poronga.

Yo: (levanté un poco la voz) Susana, te estoy hablando.

Ella se sacó la pija de la boca y por fin pudo prestarme atención.

Ella: que pasa amiga??

Yo: wow.

Ella: viste, es inmensa.

Estaba impresionada con el tamaño de esa poronga, debía medir unos 20 cm mínimo. La de mi marido era mucho más chica.

Susana continuo chupándole la pija y yo me coloque en un costado para ver mejor.

La situación de ver a mi amiga con esa cosa en la boca me empezó a excitar y a morderme los labios. Me acerqué hacia él y de un manotazo empecé a tocarle los testículos. El me agarro un poco de la cintura y otro poco de mi cola y me trajo hacia él. Empezó a darme besos por el cuello mientras yo seguía tocando sus bolas y Graciela chupándole la pija. Luego empezó a buscar mi boca para besarme pero yo entre risas no lo dejaba. Empecé a tocarle lo pectorales y esos hermosos abdominales que tenía. Ahora si deje que me besara y que me metiera la lengua.

Después de besarlo me arrodille junto con mi amiga y me dispuse a chupársela.

Yo: me vas a dejar un poco??

Ella se sacó la pija de la boca y era yo la que le estaba chupando la pija. Susana se levantó del piso y empezaron a besarse mientras yo se la mamaba. Luego mi amiga volvió a bajar y nos turnábamos para chupar esa pija. Cuando una se la chupaba la otra le succionaba las bolas.

Mi amiga se cansó de chupar pija así que se puso en cuatro, se bajó la calza y le empezó a pedir pija. El la agarro de la cintura, acomodo su pija por debajo y empezó a embestirla. Yo me arrodille a lado de él esperando que él se la sacara por un momento y que me dejara chupársela y lo hizo en varias ocasiones.

Luego me tocó a mí para que me penetrarse. Me coloque de la forma que hizo mi amiga en cuatro patas apoyándome en la mesa y el en vez de agarrarme de la cintura me agarró de los hombros y empezó a embestirme demasiado fuerte. Me tuve agarrar de los costados de la mesa para que no me moviera tanto. Pensé que se iba a venir dentro de mí pero se detuvo a tiempo.

Él nos acomodó juntitas en el piso y nos pidió que abramos la boca y que saquemos la lengua. Empezó a masturbarse y se vino un poco en la lengua de Susana y otro poco en la mía. Ambas nos tragamos su lechita y volvimos felices a nuestras casas.

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