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El regalo perfecto

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La Navidad es una fecha que trasciende las barreras y te permite convivir en paz y armonía con tus seres queridos. Pero para Dawn, la más bella y talentosa coordinadora de la región Sinnoh, también era una excelente excusa para divertirse en grande.

Desde que era pequeña siempre disfruto mucho de las celebraciones decembrinas y las esperaba con mucha ilusión durante todo el año. No sólo porque en esas fechas todas las casas y edificios de su natal Pueblo Hojas Gemelas estaban decoradas con tal esmero que parecían sacadas de un cuento, sino porque tampoco tenía que ir a la escuela (y por lo tanto nadie le recordaría que era la "Diva Diamante"), además del delicioso festín que su madre preparaba y los más importante de todo: Los regalos que la esperaban bajo el árbol de Navidad.

Ahora que la chica acababa de cumplir los 18 años, volviéndose más alta y aún más hermosa de lo que era en su adolescencia, y que recién había adquirido su propio departamento en Ciudad Corazonada lo lógico sería pensar que el tiempo habría disminuido la ilusión que tenía por las festividades navideñas, pero nada estaba más lejos de la realidad.

¿Y por qué habría de hacerlo? Sí ahora que era una de las coordinadoras más reconocidas del mundo continuamente era invitada a las fiestas más exclusivas en donde tenía la oportunidad de lucir los vestidos más hermosos y provocadores, recibiendo los halagadores cumplidos de los presentes, y sobre todo recibiendo regalos a montón ya fuera de sus amigos, seres queridos o de algunos de sus cientos de admiradores.

Por lo que no era sorpresa para nadie que el 25 de diciembre, desde muy temprano, la coordinadora estuviera debajo del árbol de Navidad de su nuevo departamento revisando los regalos que le habían enviado este año.

- ¡Mamá eres la mejor del mundo! -exclamó en cuanto abrió el paquete alargado que venía de parte de su madre y en el cual encontró un elegante vestido azul zafiro con unos zapatos de tacón a juego, lo cual la hizo derramar lágrimas de felicidad, durante varias semanas había recorrido decenas de tiendas en busca de ese vestido sin poder encontrarlo.

Su siguiente regalo parecía ser una simple caja envuelta en brillante papel azul firmada con el nombre de Ash, pero que en su interior tenía una linda postal de la Torre Prisma junto con varios accesorios para sus presentaciones y una considerable cantidad de dinero en efectivo.

"¡Son preciosos! Sin duda esto debió escogerlo la novia de Ash" pensó Dawn con una sonrisa al recordar que en años anteriores los obsequios de su mejor amigo eran mucho más sencillos, pero desde que se convirtió en Campeón decidió ahorrarse la necesidad de buscarle un regalo y prefería mandarle el dinero suficiente para que ella se comprara lo que quisiera.

El siguiente regalo en la lista era un paquete rectangular, el cual contenía un ejemplar autografiado del primer libro de Brock sobre Crianza Pokémon junto con un útil kit de bayas y medicinas, lo cual la hizo sonreír. Ella sabía muy bien que los regalos del ahora doctor Pokémon siempre fueron muy sobrios, pero lindos al mismo tiempo, y con 10 hermanos menores en Kanto no podía culparlo.

- ¡Que lindo detalle de tu parte May! -en está ocasión la chica de cabello azul abrió una caja que venía desde Hoenn y se dió cuenta de que su amiga le envío una exclusiva colección de dulces y chocolates bajos en azúcar proveniente de Kalos.

"Solo espero que aún haya dulces en el paquete" se dijo de forma divertida al conocer de sobra el amor que la coordinadora de Hoenn le tenía a la comida, antes de comprobar que el paquete estaba intacto.

- ¡Un juego completo de piedras evolutivas! ¡Iris eres fantástica! -exclamó impresionada al ver el obsequio de la chica morena a la que conoció brevemente en su visita a Unova.

-Eres una atrevida Vulpix, mi querida Zozo -dijo la coordinadora con una mezcla de cariño y descaro en su voz junto con una sonrisa pervertida al ver que Zoey le había enviado un diminuto bikini azul junto con un boleto doble para ir con ella a un crucero de Año Nuevo por las islas tropicales de Alola "Ya quiero ver tu cara cuando me veas usando esto en el crucero ¿Pero a quien invitaré?" pensó la chica, aunque en ese momento no se le ocurría nada así que decidió dejarlo para después.

De esa manera Dawn se pasó casi toda la mañana desenvolviendo sus regalos, uno por uno, hasta que se percató de que en un rincón había una pequeña cajita de terciopelo negro atada con un pequeño moño dorado junto a una pequeña etiqueta que rezaba el nombre de quién lo enviaba.

"¿Conway? No estoy segura de querer saber que me envió esta vez" pensó la coordinadora al recordar el inquietante intento de poesía que su siniestro amigo y admirador le envío el año anterior.

Sin embargo ella sabía que la intención era lo que de verdad importaba, y si por años fue capaz de soportar que Ash dejara que Pikachu escogiera sus regalos bien podía soportar lo que fuera que el Conway le enviará, así que sin grandes expectativas abrió la cajita solo para encontrar algo que la dejo sin palabras.

Sobre el algodón blanco que había en el interior reposaban un par de pendientes que parecían ser de plata, pero lo más llamativo de estos eran los rubíes que estaban incrustados en el centro, si bien podían considerarse pequeños en comparación con otras joyas que tenia no eran guijarros insignificantes, eran simplemente del tamaño perfecto para poder llamar la atención sin resultar demasiado ostentosos.

- ¡Wow! -exclamo la joven de cabello azul sin poder ocultar la agradable impresión que le causó aquel regalo, después de comprobar que eran reales con un sencillo truco que Johanna le enseñó de niña, así que rápidamente tomó los pendientes y apresuró a ponérselos.

- ¡Son preciosos! ¡E incluso tengo el vestido perfecto para lucir estas bellezas! -se dijo alegremente al verse frente al espejo del tocador que tenía al otro extremo de la sala.

"Arceus, después de este obsequio te prometo que no volveré a pensar ni hablar mal de Conway, podrá ser un poco raro, pero es muy dulce" pensó la coordinadora aún sin dejar de ver su reflejo cuando el sonido de su Videomisor la distrajo momentáneamente, pero una sonrisa se formo en su rostro al ver que la persona que la estaba llamando era precisamente la que más quería ver en ese momento, así que contesto la llamada sin dejar de mirarse en el espejo.

- ¡Feliz Navidad, mi estimada Dawn! Espero que mi humilde obsequio haya sido de tu agrado -saludo el entrenador de largo cabello verde con una sonrisa, la cual junto al hecho de que sus lentes ocultaran sus ojos con una luz brillante le daban un aire verdaderamente siniestro.

- ¡Feliz Navidad Conway! ¡No me gustaron, me encantaron! ¡Son realmente fantásticos y muy elegantes! En verdad me gustaría que pudieras ver los fabulosos que se me ven -dijo Dawn aun sin apartar la vista de su reflejo.

"No te preocupes por eso Dawn, muy pronto cumpliré tu deseo" pensó el chico mientras una sonrisa perversa se formaba en su rostro, pero Dawn seguía tan ocupada viéndose en el espejo que no se dió cuenta de ello.

-Imagino que han de resaltar aún más tu increíble belleza ¿No es así querida Dawn? -afirmo el entrenador adoptando una expresión más amable recibiendo un asentimiento como respuesta -Me alegra saber eso, de esa forma se que valió la pena el enorme sacrificio que tuve que hacer para conseguirlos.

Al oír aquella respuesta por primera vez en toda la llamada los ojos de la coordinadora dejaron de ver su reflejo y se dirigieron al aparato que descansaba en su muñeca derecha mientras una inquietante duda se formaba en su mente "¿Cuanto debieron costarle esos pendientes a Conway?"

-Oye Conway. Ahora que lo mencionas... Espero que no hayas gastado mucho en ellos... No me sentiría cómoda sabiendo que... -trato de decir la chica con timidez cuando un ademán de su interlocutor la interrumpió.

-Tranquila, cuando mencioné que mi sacrificio valió la pena no me refería en lo más mínimo al dinero -aclaro el chico logrando calmar un poco a la chica de cabello azul, aunque ahora tenía una nueva inquietud.

"Si no compró los pendientes ¿Entonces como fue que los consiguió?" en ese momento un millón de descabelladas ideas pasaron por la mente de Dawn, pero ella las descarto de inmediato. Conway podría ser alguien a quién difícilmente catalogarías como una persona normal, pero ella lo conocía bien y sabía que no era un delincuente.

-Encontré los pendientes mientras realizaba una investigación sobre una leyenda muy especial de nuestra región y me pareció que serían el obsequio perfecto para ti -contestó el chico a las preguntas que ella aún no había hecho, tal vez su expresión fue lo que delató sus pensamientos.

-Ahora lo entiendo todo, de cualquier forma te agradezco mucho por el hermoso obsequio -respondió ágilmente con el propósito de no dar a entender que sospechaba de él - ¿Y que leyenda investigabas Conway? ¿Tiene algo que ver con la leyenda tiempo-espacio?

-Eso si es una verdadera sorpresa, no creí que conocieras acerca de la leyenda del tiempo y el espacio, la mayoría de la gente cree que sólo es un cuento de hadas -inquirió el entrenador con genuina curiosidad.

-Bueno, cuando viajaba con Ash y Brock nos encontramos en varias ocasiones con Cynthia y ella nos comentó algunas cosas sobre la leyenda -respondió la coordinadora de forma evasiva, sabiendo muy bien que debía ocultar todo lo referente a su relación con el Trío de los Lagos y a la caída del Equipo Galaxia.

En aquella ocasión la misma Campeona les pidió mantener el secreto ante el riesgo de que esa información pudiera caer en malas manos. De hecho las únicas personas aparte de ella y sus amigos que conocían lo que realmente pasó en la Columna Lanza eran la abuela de Cynthia, el Profesor Rowan y Gary Oak.

-Entiendo, pero mi investigación tiene que ver con algo diferente a la leyenda de Dialga y Palkia, yo estaba en busca de un objeto mitológico de gran valor para la ciencia, algo que según la leyenda procede del mismo ser original -continuó Conway.

"Arceus" pensó - ¿Acaso buscas la Joya de la Vida? -preguntó nuevamente la coordinadora antes de darse cuenta de que acababa de meter la pata diciendo algo que se supone no debía saber.

- ¡Cada vez me sorprendes más, mi estimada Dawn! Nunca se me ocurrió que conocieras esa leyenda, aunque imagino que oíste de ella al visitar Pueblo Michina, pero tampoco busco la Joya de la Vida. De hecho lo que busco es algo más especial y según la leyenda aún más poderoso.

-Ahora que se que estás tan versada en los antiguos mitos de Sinnoh imagino que habrás oído algo acerca del objeto que busco -inquirió el entrenador con una sonrisa siniestra que a Dawn le daba muy mala espina

-Lo que en realidad estaba investigando es el mítico cristal que fue forjado por la unión de la voluntad, las emociones y la sabiduría, un cristal cuyo poder es capaz de doblegar incluso a los más fuertes pokémon legendarios y que es conocido como la "Cadena Roja" -explicó Conway con una asombrosa e inquietante calma haciendo que el rostro de Dawn palideciera.

-Veo que sabes muy bien de lo que habló, pero no hay necesidad de preocuparse, gracias a mi investigación se a la perfección que la Cadena Roja fue destruida. O mejor dicho, se que fue lo suficientemente fragmentada como para debilitar su poder.

- ¿Entonces nadie más podrá ser capaz de usarla? -pregunto Dawn con ansias al recordar las expresiones de sufrimiento que tenían el tanto Trío de los Lagos como Dialga y Palkia cuando Helio la uso para controlarlos, pero en ese momento tomo consciencia de otra cosa que el chico le había dicho - ¡¿Entonces la Cadena Roja aún existe?! ¿En donde está ahora y quien la tiene?

-La Cadena Roja fue destruida casi en su totalidad y hasta donde yo se sólo quedan algunos diminutos fragmentos, que aunque todavía guardan un poco su maravilloso poder ya no son capaces de usarse en un pokémon legendario -la tranquilizó Conway antes de sonreir de forma maligna una vez más -Pero si tanto deseas saber sobre la ubicación de los fragmentos restantes, puedo decirte con total certeza que en este momento 2 de ellos cuelgan orgullosamente de tus orejas.

El instante que le tomó a Dawn entender y procesar lo que acaba de escuchar le permitió a Conway activar un dispositivo remoto, el cual envío una señal a los pendientes en las orejas de Dawn y estos comenzaron a brillar. Al darse cuenta de lo sucedía la chica trató de quitárselos, pero ya era muy tarde.

La mente de Dawn rápidamente se quedó en blanco y un resplandor de color rojo cubrió sus ojos, de la misma forma en que ocurrió con los pokémon legendarios que hace mucho tiempo el Team Galaxia puso bajo su poder, antes de devolverlos a su color original mientras su cuerpo se quedaba en una posición firme frente al espejo en espera de alguna orden.

Todo su ser había sido poseído por el único e imperioso deseo de obedecer en todo a su nuevo Amo, a partir de ese instante todo su mundo se reducía a servir y obedecer, ese era el nuevo y único propósito de su existencia y lo haría con gusto.

-Debes de saber que tienes el gran honor de ser mi primera esclava y es algo que desde hoy te llenará de orgullo y placer. Desde ahora vives únicamente para servirme y acatarás cada una mis ordenes sin dudar -anuncio el entrenador con calma y una gran sonrisa.

-Si, Amo Conway -respondió la chica lacónicamente pero con su habitual tono de voz y una pequeña sonrisa.

-Entonces escúchame atentamente, mi esclava. ¡Jamás en tu vida te desprenderas de tus bellos pendientes! En frente de los demás te comportaras como siempre lo has hecho, pero cumpliendo mis órdenes al pie de la letra y sin decirle a nadie que eres mi esclava, además de que te permitiré seguir con tus actividades cotidianas.

-Pero en este momento necesito que te vistas con lo más sexy que tengas, dentro de muy poco llegaré a tu departamento así que deja la llave debajo del tapete y espero una bienvenida apropiada -indico el entrenador.

-Escucho y obedezco, mi Amo, lo esperaré gustosa -afirmo la coordinadora con una sonrisa radiante antes de dar la comunicación por terminada.

Increíblemente feliz por finalmente tener la oportunidad de servir a Conway la chica de cabello azul rápidamente se dirigió al pórtico, dejando el resto de sus obsequios de Navidad tirados alrededor de la sala, para colocar la llave en el lugar que se le ordeno y luego ir hacia su cuarto de baño y tomar una ducha.

El ajustado y ligeramente insinuante conjunto de camisa y short color rosa que Dawn usaba como pijama estaba tirado a un lado de la bañera junto a unas sencillas pantys de licra, mientras que su propietaria estaba tras una puerta de acrílico levemente empañada.

El agua caliente caía sobre el cuerpo desnudo de la coordinadora, quien alegremente tarareaba una canción, antes de cerrar la llave y comenzar a enjabonarse. Sus hábiles manos recorrían con cuidado sus firmes pechos talla 80, similares a los de su madre, que si bien podían considerarse pequeños hacían un adorable contraste con su delineada cintura y eran compensados con creces con el que muchos consideraban como su mejor atributo: Ese enorme y bien formado par de redondas y suaves nalgas, las cuales enjabonaba con cariño y ocasionalmente las pellizcaba.

Una vez que termino de bañarse Dawn envolvió su cuerpo desnudo en una toalla y se dirigió hacia su habitación para detenerse frente a su impresionante guardarropa en donde había un gran número de vestidos, zapatos y demás accesorios, pero en ese momento ninguno tenía su atención, ya que la chica abrió un pequeño compartimiento y en el encontró lo que buscaba.

Colgando la toalla que cubría su cuerpo en una percha que había a lado, tomo el conjunto que buscaba y se dirigió hacia su cama para sentarse en la orilla y en primer lugar tomar unas elegantes medias de encaje negro con ligas rojas decorados con detalles negros, levantando levemente su pierna derecha, y usando sus manos para meterla por la punta de su pie y luego de manera seductora comenzó a estirarla a lo largo de sus blancas y bien torneadas piernas hasta llegar a medio camino entre sus rodillas y su cintura antes de repetir el proceso en su pierna izquierda.

A continuación la chica se puso de pie y tomo una diminuta tanga de encaje, igualmente negra y con detalles rojos en forma de flor en los bordes, encorvandose ligeramente y doblando sus rodillas para meter la prenda entre sus piernas y subirla de forma que la parte delantera cubriera la pequeña tira de vellos azules que había en su zona intima y que el hilo quedará entre sus carnosas nalgas antes de perderse entre ellas y dejarlas al descubierto.

Una vez que la prenda intima quedó en su sitio se dió una ligera vuelta, quedando de lado, está vez para tomar un atrevido liguero, de color rojo y bordes negros, que al igual que la tanga tenía detalles florales así que comenzó a sujetarlo a su cintura antes de tomar los 4 tirantes elásticos que salían de él, 2 delanteros y 2 traseros, para comenzar a enganchar los broches metálicos con la liga de sus medias.

Después de asegurarse de que los broches estuvieran firmes y en su lugar la coordinadora tomo un sujetador push up de color negro con bordados florales, que en los bordes y la parte inferior tenía tul de color rojo, que resaltaba sus pechos y los hacia lucir más grandes y hermosos.

Para completar su atuendo la coordinadora tomo unos finos guantes negros, igualmente de encaje, con bordes rojos y que le llegaban un poco arriba de sus codos, antes de sentarse una vez más y está vez para calzarse unas zapatillas negras de tacón que hacían que sus ya largas piernas lucieran aún más largas y su firme trasero se levantará aún más.

El toque final para crear la sensual imagen que pretendía mostrar era su peinado así que tomo una secadora para acelerar el proceso. De forma que los húmedos hilos de su cabellera azul oscuro, la cual estaba un poco más larga de lo habitual ya que le llegaba hasta la parte media de su espalda, pronto quedaron como mechones uniformes, lisos y sedosos.

La chica camino hacia el tocador que tenía en su habitación y comenzó atar la parte trasera de su cabellera en una elegante cola de caballo, tal y como lo hacía para los Concursos, mientras que un par de broches en forma de estrella se encargaban de dejar sus clásicos mechones de cabello a los lados que está ocasión dejaban más libres sus orejas y por lo tanto sus pendientes.

La hermosa coordinadora se puso de pie una vez para asegurarse de que hasta el más mínimo detalle de su atuendo fuera perfecto, cuando...

-Veo que con satisfacción que cumpliste mis instrucciones al pie de la letra, querida -señalo una voz masculina al aparecer repentinamente detrás de ella. En otras ocasiones aquel familiar escalofrío la habría asustado, pero en esta ocasión una gran y radiante sonrisa se formó en su rostro, antes de darse la vuelta.

-Amo Conway, finalmente ha llegado. Espero que este complacido con el aspecto de su fiel esclava, mi Señor -saludo Dawn, adoptando una posición firme para que el chico pudiera observarla con detalle.

-Son aún más hermosas de lo que imaginé, mi linda Dawn -señalo el siniestro entrenador al momento de acariciar las tersas y enormes nalgas de la chica -Y me pertenecen sólo a mí.

-Si, mi Amo. Mi cuerpo y mi voluntad le pertenecen sólo a usted. Haga conmigo lo que deseé -pidio la coordinadora mientras se daba la vuelta y acercaba su rostro al de su Amo, antes de unir sus labios en un apasionado beso lleno de lujuria y deseo.

De forma lenta sus lenguas comenzaban a enlazarse la una con la otra, invadiendo la boca del otro, aunque claramente Conway era mucho más inexperto que la chica, pero ella estaba dispuesto a guiarlo así que sus movimientos se hacían mucho más suaves, mientras tanto las manos de la joven recorrían con firmeza el pecho del chico.

Ambos amantes retrocedían lentamente hasta caer en la cama, uno sobre otro, y una dulce risa salió de los labios de la chica en cuanto se separaron para recuperar el aliento, pero sus manos continuaban recorriendo con frenesí el cuerpo del otro.

-Ponte de pie -ordenó Conway y la chica de inmediato quedando frente a él, antes de que el también se pusiera de pie para besarla una vez más, pero en esta ocasión las manos del entrenador recorrían la espalda de la joven de cabello azul buscando el broche de su erótico sostén y una vez que lo encontró comenzó a desabrocharlo, de forma algo torpe mientras los brazos de ella estaban alrededor de su cuello, para finalmente lograr su objetivo de que la prenda cayera al suelo.

A pesar de ser pequeñas las tetas de Dawn eran increíblemente lindas, por lo que el chico detuvo el beso e inclino su cabeza justo encima de aquellos adorables pechos para comenzar a recorrerlos con su lengua, todo sin dejar de acariciar sus prominentes nalgas y pasar sus manos por encima de su diminuta tanga en la parte de enfrente.

Una de las manos de Conway apretaba el pecho izquierdo de Dawn, manoseandolo para excitarlo, mientras que su lengua y sus labios se encargaban de saborear el otro con total descaro. Y su plan estaba funcionando a la perfección ya que cada vez podía oír con mayor claridad los gemidos de su esclava y sentía claramente como sus pezones se endurecian en señal de que disfrutaba mucho del tratamiento.

-Po-por favor... continúe... jugando... con mis... pechos... Amo Conway... siga dándole... placer a... su... esclava -suplico la coordinadora entre gemidos de satisfacción y tomando el cabello del chico con sus manos y dejar que su cabeza permaneciera en aquella zona, pero Dawn no era la única que disfrutaba de la situación ya que la excitación del chico iba en aumento y el creciente bulto en sus pantalones era señal de que su miembro estaba alcanzando su máximo, lo cual le producía cierta molestia.

-Lo haré, pero primero necesito que me quites la ropa, mi linda Dawn -indico mientras que la chica asentía y con una gran desesperación empezaba a despojarlo de su chaleco color verde, el cual arrojó lejos, antes de arremeter sobre su camisa y enviarla junto al chaleco.

Como siguiente paso las hábiles manos de la coordinadora se dirigieron hacia su entrepierna para desabrochar la parte superior de su pantalón, antes de ponerse de rodillas frente a él para quitarle sus sandalias y comenzar a bajar sus pantalones y su boxer con un rápido y fluido movimiento.

Finalmente el chico estaba desnudo, pero la mirada de la chica estaba fija en el erecto miembro de su Amo de tal manera que parecía estar de nuevo en trance, a lo largo de su vida la coordinadora había tenido relaciones con varios chicos y chicas pero jamás había visto un pene tan grande como el que estaba frente a sus ojos y eso la llenaba de emoción, así que para cerciorarse de que era real y no un invento de su imaginación lo tomo con sus manos y comenzó a acariciarlo y a moverlo de arriba hacia abajo.

La sensación que el encaje de los guantes de Dawn causaba al tocar su erecta polla era indescriptiblemente delicioso para el chico, y no sólo por el contacto sino porque la chica que había deseado por tanto tiempo estaba masturbandolo por voluntad propia y en verdad parecía disfrutarlo.

-Detente Dawn. Aún es muy pronto para terminar con la diversión -ordenó mientras tomaba las piernas de la chica y comenzó a acariciarlas de forma lenta, lo cual la hizo sonreír aún más, no cabía duda de que los constantes y casi diarios entrenamientos que la joven hacia para participar en los Concursos habían rendido frutos, ya que sus piernas eran firmes y suaves a la vez que bien formadas.

De forma que mientras sus recorría las cubiertas piernas de su nueva adquisición el entrenador comenzó a desachochar los tirantes que unian su liguero con su medias, antes de tomar los bordes de su tanga y empezar a bajarla revelando que el coño de Dawn estaba perfectamente depilado, a excepción de un pequeño triángulo de vellos azules que estaba arriba de sus labios vaginales, lo cual resultaba sumamente atractivo y sin pensarlo demasiado se inclinó suavemente sobre el.

- ¡Es hora de probarte, mi linda esclava! ¡Abre tus piernas! -ordenó el entrenador con lujuria, a lo que ella obedeció de inmediato, antes de acercar su rostro y sacar su lengua para comenzar a lamer aquel lindo tesoro.

La inexperiencia de Conway era notoria, ya que a diferencia de tratamientos de ensueño que Dawn estaba acostumbrada a recibir, la lengua del chico lamía su coño de forma agresiva y desesperada. Pero el hecho de que su propio Amo hubiera decidido darle a ella un orgasmo antes que obtener el suyo la hacia muy feliz y la excitaba bastante.

-Sientate y abre tus piernas al máximo -indico al notar que conforme su coño empezaba a soltar húmedos y dulces fluidos las piernas de la coordinadora no paraban de temblar y eso tarde o temprano le impediría seguir de pie.

-Como usted ordené Amo Conway -afirmó subiendo a la cama como toda una tigresa antes de darse la vuelta y tomar sus piernas con su brazos para extenderlas lo más posible, haciendo gala de la increíble elasticidad que sus entrenamientos le habían dado, y presentar su excitado coño.

-Por favor... continúe... mi Señor... Siga... lamiendo el... coño de... su puta... personal -imploro la chica de cabellera azul con el rostro sonrojado mientras usaba sus manos para abrir aún más su ya excitada vagina, dando una vista sumamente erótica a la que Conway no pudo resistirse, de forma que se inclinó sobre el borde de la caña para continuar con su labor, disfrutando del dulce sabor de la intimidad de Dawn por varios minutos hasta que ella llegó a su primer orgasmo de la noche, llenando su rostro con sus cálidos fluidos.

Al igual que su anterior rutina de besos aquella experiencia era con el fin de comprobar lo que suponía desde un principio: Dawn ya no era vírgen. Sí bien eso lo desilusionaba un poco, ya que una de sus mayores fantasías siempre fue la de desvirgar a la chica de sus sueños, eso también significaba que su nueva esclava ya disponía de la experiencia necesaria para complacerlo y eso tampoco estaba nada mal.

-Es tu turno de darle placer a tu Amo y mostrarme lo putita que eres ¡Lame mi pene y no te detengas hasta que yo lo ordené! -indicó al sentarse en el borde de la cama y señalar su erecto pene, el cual con el juego previo parecía haberse vuelto aún más grande que antes para la sorpresa de Dawn.

-Con mucho gusto, mi Amo -respondió muy excitada al momento de arrodillarse pensando lujuriosamente que aquel gran miembro no podía real, era más grande que cualquier otro miembro o juguete con el que hubiera estado antes, y eso la excitaba bastante así que sin más tardanza comenzó a cumplir la orden que se le dió.

Durante varios y placenteros minutos Conway pudo comprobar una vez más que su suposición era correcta. Dawn era muy buena en materia sexual y lo hacía de una manera espectacular. Ya que la coordinadora tomaba su erecta verga con sumo cuidado y lamía su glande al mismo tiempo, antes de empezar a introducirlo en su boca mientras masajeaba sus testículos.

Al notar que la chica tenía algunos problemas para meter su pene por completo el decidió ayudarla un poco, de forma que la tomó del pelo y haciendo que su cabeza se moviera de adelante y hacia atrás, para el entrenador era delicioso ver la de la chica boca alrededor de su verga. Era un verdadero espectáculo ver cómo aquella hermosa, y en apariencia dulce chica, estaba tragándose su miembro como si fuera una pokémon en celo hasta que el ansiado momento por fin llegó.

A pesar de tener la intención de contener todo el semen de Conway en su boca, el hecho de que está estuviera llena junto con la cantidad de la carga y la espesura de este lo hicieron imposible, de forma que una buena parte de este comenzará a derramarse por su barbilla mientras el pene del chico salia de su boca para permitirle tragar el resto.

Por la expresión que había en el rostro de Dawn era obvio que no era la primera vez que comía el semen de un hombre y que el sabor tampoco le desgradaba, ya que sin necesidad de alguna orden ella comenzó a recorrer su cara y su cuello para recolectar la mayor parte de la semilla de su Amo con los dedos antes de meterlos a su boca y saborearlos con gusto, antes de volver a inclinarse sobre el miembro y empezar a limpiarlo y hacer que fuera recuperando su erección.

Una vez que el miembro de Conway alcanzó su máximo una vez más, ambos comprendieron que era el momento de continuar con la diversión, así que el chico hizo una señal con sus dedos para indicarle a Dawn que se acercará y comenzará a montarlo, lo cual ella aceptó gustosa y tras colocarse sobre su Amo abrió sus piernas y puso aquel miembro en la entrada de su húmedo coño.

El comprendió que ella deseaba que hiciera el primer movimiento así que sujeto con fuerza las caderas de la coordinadora y empezó a introducir su miembro dentro del aquel empapado y celestial agujero.

-Amo... es muy... grande ¡Siento que me partirá en dos! -exclamó la chica de cabellos azules extasiada al sentir como aquella polla entraba en su interior, de forma en que ninguno de sus amantes lo había logrado antes, así que tras el breve momento en que le tomo acostumbrarse al tamaño de aquel miembro comenzó a moverse.

-Metamela más duro Amo Conway, cógame, destroze mi coño, por favor Amo -suplico la chica de la forma más erótica posible, nadie hubiera imaginado que detrás de la dulce y tierna apariencia de la chica se escondiera una auténtica puta, lo cual fue más que suficiente para excitar al entrenador y que este comenzará a tocar su trasero con descaro mientras su cabeza se dirigía hacia los pechos de la joven.

- ¡Si, Amo! ¡Así... pellizce mi culo! ¡Chupe mis pechos! ¡Soy su puta, Amo Conway! ¡Déme más y más duro! -gritó la coordinadora totalmente fuera de sí mientras cabalgaba cada vez más rápido al chico, quien por primera vez en su vida estaba disfrutando de como su pene era apretado por la vagina de una chica, y este le correspondía mientras lamía los pechos de la jóven, los cuales se movían al ritmo de sus movimientos, y con sus manos acariciaba su culito y comenzaba a masajear su ano.

- ¡Se... siente.... Ahhh... magnífico... Ahhh... Amo... Conway! ¡Po-por... favor... lléneme... mi... Señor! ¡Corrase.... Ahhh.... dentro de.... Ahhh.... mi coño.... y déme.... Ahhh... su semen... Amo! -imploro Dawn al sentir que estaba por llegar a su límite, a pesar de su inexperiencia el entrenador la estaba satisfaciendo como nadie antes lo había hecho.

- ¡Asi lo haré, esclava! ¡A partir de hoy serás mi obediente puta y te follare a diario! ¡Asi que toma mi semen en tu ardiente coño! -exclamó el chico al momento de derramar su semilla de la chica, haciendo que ambos llegarán al tan ansiado clímax.

-Si, Amo Conway... Desde hoy seré... su obediente puta... Estaré complacida de... entregarle mi cuerpo... cada día por el resto de mi vida... Por favor siga follandome Amo -dijo Dawn de forma sumisa y aunque visiblemente agotada, el deseo de servir a Conway era muy superior.

-Veo que eres una insaciable Vulpix -se burló Conway aún tocando las nalgas de la chica -Pero como soy tan compasivo cumpliré tu deseo ¡Ponte a 4 patas y muéstrame tu culo! -con una lujuriosa y traviesa sonrisa la chica de cabellos azules tomo la posición indicada y uso sus manos para tomar su voluptoso trasero para mostrarle su pequeño orificio anal.

-Espero que aún seas virgen aquí -señalo el entrenador antes de empezar a meter uno de sus dedos dentro de su ano para estimularlo, pero en ese momento el rostro de la coordinadora se giró hacia el con una expresión triste.

-Amo Conway, por favor discúlpeme, pero mi ano dejo de ser virgen desde hace tiempo, por favor discúlpeme por ser una puta caliente que no sabe contenerse... -pidió la chica antes de recibir una fuerte nalgada que la hizo enmudecer.

-Tienes razón en que eres una puta caliente, pero yo me encargaré de corregir eso, ya que desde ahora sólo serás mi puta ¡Tu cuerpo me pertenece desde hoy para siempre! ¡Asi que repitelo! -ordenó el chico sin dejar de golpear su trasero, hasta que esté se tornó ligeramente colorado.

- ¡Si, Amo! ¡Usted tiene razón! ¡He sido una puta caliente y merezco ser castigada! ¡PERO DESDE HOY SERÉ SÓLO SU PUTA! ¡SU PUTA PARA SIEMPRE! ¡MI CUERPO ES SUYO, AMO! -balbuceo la chica con unas tenues lágrimas de dolor surcando su hermoso rostro debido a las nalgadas recibidas, pero el dolor comenzó a ser sustituido por placer en cuanto el chico comenzó a meter sus dedos de nueva cuenta.

Cuando el entrenador sintió que el celestial agujero de la coordinadora estaba lo suficientemente dilatado no dudo ni un momento en poner su pene la entrada de este y sin ninguna misericordia comenzó a penetrarlo, al principio podía sentir un poco de resistencia, pero eso no lo detuvo hasta que logró meter su miembro en su totalidad.

- ¡Amo, es muy grande! ¡Saquelo por favor! ¡Me duele! -gritó ella, pero el comenzó a moverse para disfrutar de ese estrecho agujero, aunque al poco rato era la misma Dawn quien se movía con frenesí, totalmente poseída por el placer de tener esa verga en lo más profundo de su ano.

- ¡NO PARE AMO! ¡POR FAVOR PERFORE EL ANO DE SU PUTA! -exclamó la chica entre lascivos gemidos al sentir que una de las manos del chico acariciaba su clítoris y con la apretaba sus tetas, antes de tomarla del pelo y comenzó a jalarlo, por lo que era inevitable que unos minutos después ambos muchachos tuvieran otro placentero orgasmo.

Tras ese orgasmo Conway saco su miembro del interior de la chica y cayó agotado sobre la cama mientras Dawn hacia lo mismo, pero manteniendo la posición que tenía por lo que un hilo de semen salia de su orificio anal adornando su enrojecido trasero.

- Es-estuviste magnífico, mi Amo. Estoy tan feliz de ser tu esclava, tu puta -susurro la chica de cabellera azul al acercarse al chico y besar sus labios con dulzura, mientras el la sostenia en sus brazos y tomaba una sábana para cubrir sus cuerpos desnudos. Ambos estaban agotados y debían descansar.

Horas después, cuando ambos amantes hubieran descansado lo suficiente, Dawn se encontraba en la cocina de su departamento, usando únicamente un delantal de cocina, preparando algo de comer para Conway y una vez que lo terminó puso el platillo en una bandeja y se dirigió hacia la sala.

-La comida está servida, Amo Conway, pero tenga cuidado ya que esta caliente -dijo ella antes de colocar la bandeja en la mesa que había en el centro de la estancia, frente a donde el entrenador estaba sentado viendo la televisión, y sentarse a su lado.

-Muchas gracias Dawn, estuvo delicioso -agradeció el muchacho una vez que termino de comer y observó con cuidado el apartamento de la chica, ciertamente era un lugar muy acogedor y si contaba el inevitable hecho de que tendría a una bella y obediente sirvienta a su total disposición sin duda sería un buen lugar para quedarse.

-Creo que me quedaré a vivir aquí, imagino que no te molestará ¿O sí, mi esclava? -inquirió el chico causando que ella se sorprendiera por un momento, antes de sonreír.

- ¿Molestarme? ¡Amo eso me encantaría! -exclamó Dawn completamente emocionada ante la feliz perspectiva de tener la oportunidad de cumplir con su verdadero destino y estar al servicio de su Amo eternamente, por lo que no pudo evitar arrojarse sobre el y besarlo con pasión.

-Entonces tendremos que poner nuevas reglas, así que porque no empiezas a limpiar este desastre -indicó Conway señalado todos los regalos que aún estaban dispersos alrededor del árbol de Navidad.

-Por supuesto Amo, como tú órdenes -respondió ella antes de inclinarse, asegurándose de que su desnudo trasero quedará a la vista del chico, para recoger sus diferentes obsequios los cuales el veía con curiosidad hasta que uno llamó la atención.

-Oye Dawn ¿Me permitirías ver eso? -pidió al señalar lo que parecían ser unos simples papeles, pero al tenerlos en sus manos se dió cuenta de que eran algo mucho muy valioso, y cuando la coordinadora le dijo que eran un obsequio de su amiga Zoey una sonrisa se formó en su rostro al igual que una siniestra y muy divertida idea.

"Asi que nos iremos de crucero en unos días. Me parece bien, siempre quise viajar a Alola ¿Aunque me pregunto si a Zoey también le gustaran los rubíes?"

¿Fin?

 

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