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Logré tener a Eli

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¡Hola! Me llamo Francisco, pero me dicen Paco, tengo 25 años, soy de Ciudad Juárez. Estudié la carrera de ingeniería mecatrónica. No soy tan guapo, ni tengo un cuerpo atlético, creo que sólo soy agradable. Para comenzar con la historia, debo mencionar que trata de Elizabeth, una amiga de mi mamá. Ellas se conocieron en una escuela primaria donde mi madre es trabajadora social, y Elizabeth es la madre de 3 hijos, de los cuales 2 estudian ahí. Elizabeth siempre ha sido muy participativa en las actividades que realiza la escuela, ya que desea que la comunidad valore y promueva el estudio y la formación de buenos alumnos que construyan de su región un lugar mejor. Debido a que yo no estudié en esa escuela, mi contacto con Elizabeth sólo se ha dado las ocasiones en que he asistido a dichas actividades escolares, o cuando asiste a comer a mi casa en plan de amigas con mi madre.

¿Qué más se puede decir de Elizabeth? Es una mujer de 38 años, casada cuyo marido trabaja en los Estados Unidos. Viene a visitar a su familia de vez en cuando, no sé bien en qué ocasiones. Fuera del factor que es la distancia, parece ser que su matrimonio está bien. Uno podría pensar que debido a que su marido trabaja en otro país le sería fácil tener otra mujer allá, pero no ha sucedido una situación así hasta ahora. Lo poco que sé de ella se debe a las ocasiones en que viene a casa y escucho parte de sus pláticas con mi madre; generalmente viene a descansar del duro trabajo que supone cuidar dos hijos de edad escolar y una hija adolescente. Mi contacto con ella se limita a saludos, pequeñas conversaciones y despedida.

Usualmente hago lo que muchos: veo una mujer y analizo su cuerpo. Lo que más me gusta es que tengan unas nalgas grandes y senos pequeños, me parece una gran y deliciosa combinación. Jamás se me había ocurrido analizar de ese modo a Elizabeth, y la verdad no entiendo porqué, hasta un día en que vino a casa. Quizá en esa ocasión me encontraba con mucho morbo, el caso es que se me ocurrió mirarla de la cintura hacia abajo. ¡Demonios! Quedé sorprendido al ver sus grandes caderas, así como sus grandes nalgas y muslos. Elizabeth es de piel blanca, delgada, senos pequeños, un poco cachetona y de cabello castaño. Creo que sobra decir que a partir de aquí ella llamó mucho mi atención, así que procuré de ahí en adelante acercarme más a ella, tan sólo por el morbo de observarla mejor. Para que no fuera tan evidente mi cambio de actitud con ella, comencé a comportarme de forma un tanto extrovertida en mi casa, también amable y atento, así pensarían que mi cambio es igual para con todos. Cuando Elizabeth volvió a ir a mi casa, llamó a la puerta y me apresuré a atender.

-¡Hola, Elizabeth!

-¡Hola, Paco! Cuánto entusiasmo tienes hoy, eh jajaja

En ese momento le doy entrada a mi casa

-Jaja, perdón si fue excesivo

-No, no, tranquilo, muchacho, ya era hora de que perdieras esa seriedad siendo que los visito seguido

-Tienes razón jaja

-Pasa, Elizabeth! Ven a la cocina conmigo, necesito a un mejor ayudante de cocina que Paco, a este ritmo la comida será la cena - dijo mi madre en tono bromista, pero bueno, tenía razón

-Qué cosas dices, Laura! Aquí todos nos quedamos lentos ante tu habilidad para cocinar jaja Ven, Paco, continúa ayudándonos a cocinar, quiero por primera vez no ser la más lenta en la cocina - dijo Elizabeth con tono burlón

-Claro que sí, planeaba seguir ayudándolas de todos modos, pero ya verás que tú y mi madre me están subestimando- dije con tono bromista para no que continuara el buen rollo entre los tres

Tanto mi madre como Elizabeth rieron y pasamos una buena tarde.

Mi objetivo siempre fue lograr que Elizabeth se convenciera de que soy un sujeto amigable. Si nos volvíamos amigos, tendría su confianza. De ahí en adelante no dejé mi estrategia. Fui tan paciente que continué con esta actitud durante 7 meses, 7 meses en que la deseé tanto. Posterior a ello pasé aproximadamente 4 meses sin verla, pues comenzó la pandemia por la COVID-19, pero mantuvimos contacto por Whatsapp y a veces por llamada telefónica.

Debido a la pandemia, en nuestro país los alumnos de primaria y secundaria continuaron sus estudios a distancia, por programas educativos en televisión. Noté el poco interés de muchos niños ante ese modelo y a la escuela en general. Fue ahí cuando vi una oportunidad de acercarme más a Elizabeth volviéndome el tutor de sus hijos.

En una ocasión, después de esos 4 meses, que fuimos a casa de Elizabeth a comer, mi madre nos dejó solos a ella y a mí pues tuvo que entrar al baño.

-Disculpa, Elizabeth, quiero preguntarte algo sobre tus hijos y la escuela

-Claro, Paco, dime

-¿Crees que está funcionando la educación a distancia con tus hijos en particular?

-Ay, Paco, la verdad es que no. Al inicio era sencillo convencerlos de hacer sus tareas, pero con el tiempo han estado negados a cualquier asunto relacionado con la escuela. Además, extraño tanto organizar con tu mamá y la directora los festejos que solíamos hacer. Hemos perdido festejos tan llamativos como el desfile de primavera, que me encantaba a pesar de las alergias tan fuertes que me causaba tanto polen en el ambiente jajaja.

-Jajaja, tienes razón, recuerdo a mi madre cada año mandándome en la bicicleta a comprar tus medicamentos, todo porque te negabas a faltar. Te pregunto esto porque si tú gustas, yo puedo ser tutor de tus hijos, tengo ya preparadas actividades para enseñarles, mis compañeros maestros me han asesorado, incluso he podido conseguir la antigua casa de mi madre para usarla de aula. ¿Cómo ves?

-¡Paco! La verdad no creo poder aceptar, me da mucha pena, ¿qué pasaría contigo si estás buscando todavía dónde hacer tus prácticas? No quiero quitarte tu tiempo

-Tranquila, Elizabeth, ya habrá tiempo para eso, por ahora estoy cansado de buscar, incluso pensé tomar un trabajo temporal en el mercado con uno de mis tíos

-Si estás siendo sincero conmigo, aceptaré tu ayuda, y también tendrás tu pago, le contaré a mi marido para que me ayude con eso

-No, no, Elizabeth, no pienses en el pago, esa situación me incomoda mucho. Te conozco desde hace años.

-Está bien, Paco, pero por favor, lo que necesites para las clases, dime y yo lo consigo, no puedo dejar que salga de ti ni de tu madre

-Por mí, tu ayuda para limpiar la antigua casa de mi mamá es más que suficiente

-Muchas gracias, Paco, de verdad este gesto es muy noble de tu parte. Tu futura esposa e hijos serás tan afortunados de tenerte- dijo mientras me miraba con una gran sonrisa que ocultó al acercar su vaso y dar un trago

-Jajaja, ¡para que eso suceda faltan todavía muchos años, Elizabeth!

-Bueno, yo no dije que fuera pronto- dijo con una risa discreta. ¡Por cierto! Ya te he dicho que me llames Eli, mi nombre completo me parece tan serio y frío.

-Pero si tú de fría no tienes nada, Elizabeth -dije para fastidiarla un poco, pero notaba que estábamos llegando a otro nivel, ya era claro que yo era su amigo y no sólo "el hijo de su amiga".

Pasaron dos semanas en que me dediqué por completo a qué las actividades que tendría en las clases con sus hijos estuvieran lo más listas posible. No podría lograr esto sin mis ex compañeros bachilleres ahora normalistas.

El sábado de la segunda semana fue el día en que Eli y yo acordamos para limpiar la antigua casa de mi madre. En ningún momento invité a mi madre, quería que sólo fuéramos Eli y yo. Quiero agradecer también a su marido que provee el suficiente dinero para pagar una niñera con horario siempre disponible que cuide a los hijos de mi futura amante. Gracias, señor Lorenzo. Continuemos con la historia.

Se llegó el sábado y ahí estábamos Eli y yo. Ella llevaba una blusa deportiva, de licra, debajo una pantalonera deportiva también, delgada, un tanto ajustada, pero que le permitía moverse bien. Se veía tan deliciosa esa ropa, su cabello recogido con una coleta que sólo hacía imaginar que la cogía y la jalaba de ese trozo de cabello. Mi short holgado permitía disimular la erección que tenía.

-¿Qué te parece, Paco? ¿Comenzamos ya?

-Claro, Eli, para terminar pronto

-¿Pronto? ¿Tienes algún otro compromiso o no te caigo tan bien como aparentas?- lo dijo con tono sarcástico, a lo que yo respondí:

-¿Se nota mucho que estoy fingiendo?- en tono como si estuviera sorprendido

Ambos comenzamos a reír, tomamos una escoba, y fui a cerrar la puerta de la casa ya que al meter las cosas la habíamos dejado abierta. Al cerrarla, sólo pude fantasear con que comenzaríamos a besarnos de una forma tan intensa, mientras ella se subía en mí y lo hacíamos en cualquier parte de la casa que se nos antojara.

Eli traía una bocina y puso música, con un ritmo tan movido que era imposible limpiar sin bailar y sin cantar. Fue un momento tan divertido, reímos tanto que el tiempo pasó volando. Limpiamos toda la planta de arriba, estábamos hambrientos y empapados en sudor. Ella tan brillante con ese sudor se veía tan deliciosa, pero no era tiempo de intentar algo, lo arruinaría. Siempre me comporté como un amigo con ella. Estando sentados en el suelo descansando, conversamos un poco.

-Ni siquiera sé qué hora es, está completamente oscuro afuera- le dije

-Tienes razón, ya debería estar en mi casa- dijo Eli mientras jadeaba

Me levanté, me acerqué a donde estaba ella y me senté a su lado

-¿No extrañas a tu esposo?- le pregunté

-Sí, sí lo extraño, pero creo que ya me acostumbré a estar sola con mis hijos. Lleva 10 años trabajando allá, no tiene muchas vacaciones y dejar ese trabajo supondría nuestra ruina, sólo dependemos de él

Intentando usar un poco de psicología inversa le dije:

-Tranquila, seguro cada día piensa en ustedes antes de ir al trabajo

-No lo sé, Paco, a veces no hablamos mucho. Él siempre ha sido algo introvertido, sólo que viviendo juntos aquí eso se sentía menos, pero ahora que nos separa una distancia tan grande no es tan fácil de sobrellevar. Por eso te digo que ya me acostumbré a estar sola.

-¿Y has intentado llamarle tú?

-Sí, pero hablamos tan solo unos 5 minutos. Esa mujer que lo tiene trabajando como jardinero lo lleva con él a muchas casas en las que ella tiene clientes. A veces me causa inseguridad que esté con ella tanto tiempo, pero jamás dejo que esas ideas se vuelvan ciertas en mi mente.

-No, no, no pienses eso. Mira, mejor hay que despejarnos. Antes de irnos a la casa, vayamos a comprar algo helado que estamos totalmente acalorados- aquí mi mente volvió a llenarse de morbo, pero mantuve la calma.

Nos fuimos de la casa, subimos a su auto, llegamos a una plaza, compramos unas nieves, las comimos hablando de otro tema que no fuera su esposo. La hice reír tanto que no podía creer la conexión tan fuerte que habíamos formado. Por fin había logrado que me viera como su amigo más cercano, alguien a quien podía contarle cosas que a mi madre no podría, ya que yo la estaba conociendo de otra forma, conmigo su amistad era más joven, por así decirlo, pues mi madre es mayor que ella.

Me llevó a casa, seguimos cantando pero con las canciones de la radio, me dejó en casa y acordamos ir al día siguiente a terminar de limpiar. Ella pasaría por mí a las 8 am.

Se dieron las 8 am y yo ya estaba listo, imaginando qué ropa traería puesta ella. Para mi infortunio, ¡venía con sus hijos! Eso me quitó gran parte del ánimo. Sin embargo, mi madre escuchó a los niños, salió a saludarlos y de alguna forma logró convencer a Eli de dejarlos con ella. ¡La sonrisa volvió a mi rostro! Nos fuimos Eli y yo, llegamos y mientras limpiábamos, la noté pensativa.

-Al menos el día de hoy no terminaremos hasta que esté muy oscuro

-Sí, eso parece

Opté por no preguntarle más cosas y dedicarme a limpiar. Lo que sea que tuviera en mente ella debía procesarlo bien. No quería interrumpirla. Subí al segundo piso para que mientras estuviera sola, pensara. Aproveché para buscar alguna película para ver más tarde ahí en la casa. Si ella no hubiera querido, por mí no habría problema, pero sería una oportunidad para estar a oscuras, juntos, por el día y la hora. Bajé y le seguí ayudando a limpiar. Planeé hacerla reír antes de terminar e invitarla a quedarse a ver la película. Mi mente deseaba que estuviera sintiendo algo por mí y que estuviera pensando en eso, que eso la tuviera pensativa.

-¡3:30 y ya hemos terminado!- levanté mis brazos, celebrando

Ella rio y levantó sus manos para chocarlas con las mías, luego… nos abrazamos

Me separé de ella antes de que ella lo hiciera, para que notara que no intentaba sobrepasarme. Nos se ramos en unas sillas para descansar, y le dije:

-¿Sabes qué sería muy bueno después de limpiar?- le pregunté

-¿Bañarse y dormir?

-¡Casi! Estuviste cerca de responder correctamente

-Jajaja, entonces qué es eso que estaría tan bueno después de limpiar?

-Ver una película.- le dije sonriendo, conteniendo la risa

La expresión de su cara fue muy graciosa

-¿Estás loco? Vamos a apestar toda la sala- dijo mientras reía. Era sorprendente lo hermosa que se veía. Sus ojos casi cerrados por su sonrisa, su lenguaje corporal tan indeciso, expresaba que quería levantarse de su asiento, tomar las llaves del auto e irnos, pero también se contenía, hacía un esfuerzo por quedarse sentada. Mi objetivo era convencerla, pues estar más tarde solos y a oscuras crearía la atmósfera ideal para que sus sentimientos se volvieran aún más intensos.

-En serio me gustaría ver una película contigo, Paco, pero, me gustaría darme un baño al menos, y si nos vamos no quisiera llegar a casa y salir, sabiendo que tu madre tan atenta está cuidando a mis hijos mientras yo me divierto.

-No te preocupes, no tendrías que ir hasta tu casa, puedes bañarte aquí.- le dije siendo tan natural para no verme desesperado. Yo notaba que era esta noche en la que por fin la besaría. Viendo sólo unas cuantas veces a su marido durante 10 años seguro la tenían también deseosa de sexo.

-Pues… tengo un cambio en mi coche, podría bañarme aquí.

-Mientras tú usas ese baño del pasillo del segundo piso, yo usaré el de mi habitación, aún conservo algo de ropa aquí, así podremos estar listos pronto.

-Ok, creo que nos merecemos ese momento después de dos días de tanta suciedad que limpiamos- dijo mientras reía. Se veía feliz, se veía emocionada y nerviosa. Parecía una chica en su primera cita.

-Paco, si quieres comienza tú a bañarte, yo tendré que ir a comprar algunos productos para el cabello, me quedó horrible.

-Está bien, Eli, dejaré listo tu baño para que puedas usarlo- le dije en tono amable, sin verme tan ansioso, pero mi corazón y mi estómago estaban tan acelerados que era difícil mantener la calma.

Coloqué toallas de la habitación de mi madre, unas sandalias por si gustaba usarlas al bañarse, incluso una bata. Hice un poco de tiempo para esperarla a que llegara, pero pensé que eso se vería extraño, así que subí al baño de mi habitación para bañarme. Me bañé tratando de mantener toda la calma del mundo, pero la excitación tenía mi pene tan erecto que exigía eyacular. Comencé a masturbarme pensando en ella, en su coleta de aquella vez, pues siempre he amado que las mujeres lleven ese peinado o una o dos trenzas, para sujetarlas de ahí mientras las penetro. Eyaculé en el suelo de mi baño, la tensión se alivió un poco y terminé de bañarme. Mientras me secaba después de ducharme, escuché la regadera del baño del pasillo, mi imaginación se echó a volar y mi miembro volvió a erigirse. Estando fuera de su baño, deseaba tanto abrir la puerta con sigilo para sorprenderme con la vista, pero podría echar todo a perder. Regresé a mi habitación y me vestí. Terminé de alistarme y bajé, le dejé toda la planta de arriba a ella para que se vistiera.

Con todo lo que tardamos platicando y bañándome, ella yendo a comprar sus productos para el cabello, bañándose y alistándose, se dieron las 6 de la tarde. Nuestra vestimenta no era la gran cosa, era algo muy informal, se percibía un ambiente muy casual. En lo que pedimos algo de comer, esperamos y perdimos el tiempo jugueteando nos dieron las 8 pm. A la mitad de la película, ella se acercó a mí y recostó su cabeza sobre mi hombro. Yo recosté mi cabeza sobre la de ella. Mi corazón estaba a mil. Pasé mi brazo a su asiento lado para abrazarla. Mi mano quedó situada sobre su brazo derecho. Por el contacto que teníamos el movimiento de su cuerpo al respirar era acelerado, significaba que, ¿estaba nerviosa? ¿Estaba excitada? Hice un movimiento de mi cabeza, como si la quisiera acomodar un poco mejor, pues la tenía apoyada sobre la de ella, yo pretendía que ella pensara que quería besarla. Lo creyó. Movió su cabeza hacia atrás para verme, quedamos frente a frente y le besé. El primer beso fue lento, inmediatamente la excitación se encendió dentro de nosotros. Los besos se volvieron salvajes. Diez años lejos de tu pareja no sólo te hacen extrañar su compañía diaria, también el sexo, y yo tuve que ser su objeto de descargo sexual. Nos besamos tan intensamente, mi mano izquierda se dirigió a su muslo derecho. Comencé a acariciarlo, mis movimientos eran bruscos, estaba muy excitado. Levanté su muslo para separarlo del asiento, ella entendió que quería subirla a mí, así que rápido y sin control se giró y se puso encima de mí. Teniéndola así, jalé su cabello hacia abajo, su cuello quedó tan expuesto a mí, lo besé de forma más tranquila, sensual, pasé mi lengua desde la parte inferior de su cuello hasta detrás de su oreja. Solté su cabello, me levanté de pronto, la tomé de la mano, nos alejamos de la sala, la llevé al piso de arriba. Nos situamos en un espacio para una pequeña sala, con ventanas que daban hacia la calle principal de la cerrada. La casa estaba completamente a oscuras, la única luz era del televisor en el piso de abajo. Coloqué a Eli de forma un tanto brusca a la pared, levanté sus brazos, los aproximé entre ellos, los pegué a la pared, acerqué mi cabeza a su cuello, comencé a besarla detrás de la oreja, Eli flexiona sus piernas, estaba jadeando mucho, froté mi pene, demasiado erecto, contra sus enormes nalgas.

-Métemelo…-dijo Eli apenas pudiendo hablar

-Todavía no…

Solté sus manos, me puse en cuclillas, bajé su pantalón… no llevaba ropa interior

Comencé a besar su nalga derecha, mientras acariciaba la otra con mi mano izquierda

E: ah, ah, sí…

Llevé mi mano izquierda hacia su vagina y comencé a meter un dedo mientras seguía besando su nalga derecha

E: ah siii…

Las piernas de Eli comenzaron a doblarse, como si fuera a caer, buscaba con sus manos algo para apretar, con su boca algo para morder y ahogar sus gemidos. Decidí ir a por todo, con cada mano tomé una de sus nalgas, las separé, y comencé a hacerle sexo oral

E: ah…

Eli estaba luchando para que sus piernas no dejaran de responder y caerse. Mientras yo no dejaba de dar lengüetazos a la vagina de esta madura que tantas ganas le había tenido desde hace ya casi un año. Tomé su mano derecha y la llevé hacia mi cabeza para que Eli tuviera el control. Así lo hizo, tomó mi cabeza y la pegaba completamente a su sexo. Terminé por sacarle su pantalón, le quité los tenis, me levanté, la giré bruscamente, la despegué de la pared y comencé a besarla. Eli me metía su lengua lo más profundo que podía, mientras yo con mis manos detrás de ella apretaba sus nalgas tan fuerte como fuera posible. Luego de cansarme de apretarlas con toda mi fuerza, alejaba mis manos a una distancia considerable y se las azotaba tan fuerte como podía, a lo que Eli gritaba

-Ah siii! Así! Maldito pervertido, desde cuándo querías tenerme así?

-Hace ya casi un año- le dije con una voz apretada

-Entonces no me equivoqué cuando pensaba que me veías tanto mi culo

Bajé mis manos a su blusa, la sujeté del cuello con ambas manos e hice fuerza hacia afuera para romperla, lográndolo. Eli emitió un pequeño grito agudo. La tomé de la mano y la metí a mi habitación, al baño, abrí la regadera y la metí. La senté sobre una saliente de la pared del baño, abrí sus piernas con fuerza, vi su vagina en todo su esplendor, con algo de bello, sin pensarlo me acerqué. Besé sus ingles, sus labios mayores, menores, y empecé a pasar mi lengua por su vagina. Lo hice lento y fui subiendo la intensidad progresivamente.

-Ooh, oh, oh, sí, sí, sigue

-Te había hecho un oral el inútil de tu marido?

-No, no, sigue, sigue, ah, agh

Eli me pegaba a su sexo para seguirla comiendo y usó sus piernas para aproximarme aún más.

No quiso correrse, así que me tomó de los brazos y me acercó para que la besara. La besé con mucha intensidad, nuestras lenguas se tocaban con desorden. Sujeté su cara con mi mano desde la mandíbula y luego le dí una ligera cachetada en su mejilla izquierda.

-Eres mía, perra, eres mía!- le dije de nuevo con una voz apretada

-Soy tuya, soy tuya, toda tuya

Hice que se arrodillara, ella abrió su boca y dirigí mi pene hacia su boca para follársela. Se lo metí y comencé a meterlo y a sacarlo.

-Eres buena cuando te lo meto todo

-El inútil de mi marido…

La interrumpí metiéndoselo, sujetándola de la cabeza, follando su boca, para sacarlo y golpearlo sobre su cara

-¿Qué decías?

-*Jadeando* El inútil de mi marido insistía mucho en que le hiciera orales

-Pues ahora sólo me los vas a hacer a mí

La levanté y la puse debajo de la regadera, ella se apoyó en la pared con sus manos

Acomodé mi pene para metérselo. Cuando tocó su entrada…

-Ah

Lo fui metiendo poco a poco hasta meterlo todo

Supuse que su marido le pedía decir palabras en inglés

Comencé a meterlo y a sacarlo

-Aaah, yes, yes, yes, fuck!

-¡Ahora eres mi perra, te vas a olvidar de tu marido!

-Lo olvidé cada noche desde que me masturbo pensan… ah, ah, sí, así

-Pensando en quién? En quién, perra?

Le pregunté mientras aumentaba de fuerza mis embestidas. Ella intentaba hablar, pero cada vez yo la interrumpía dándole nalgadas muy fuertes

-Aaah sí, aagh, pensando en…

La embestí brutal

-¡Ah hijo de putaaa! Así, carajo

-¡En quién pensabas, zorra, dime!

Tomé su cabello y la jalé hacia mi

-Pensando en ti... ¡aaah sí! ¡Qué rico me coges!

Cerré la regadera, la sequé rápido con una toalla y a mí igual, la llevé a la cama y la empujé. Me puse encima, ella con mucha fuerza me desvío y me acostó, me dio una fuerte cachetada.

-Hijo de puta, vas a ver quién coge a quién

Se introdujo mi pene con cuidado, luego comenzó a mecerse encima de mí

-¿Te gusta? ¿Te gusta, perro?

Comenzó a darme más cachetadas, cada vez más fuertes, yo sólo dejaba que ella hiciera lo que quisiera, estaba a su merced.

Comenzó a saltar y a dejarse caer sobre mi pene, me excitaba tanto escuchar el sonido de mi pelvis chocando con su área genital. Luego de ese movimiento comenzó a mecerse demasiado brusco, y paró a tiempo antes de correrme. La quité de encima de mí y la puse en cuatro.

-Tus hijos no saben el pedazo de mujer que tienen como madre

-Ni tu madre el pedazo de toro pervertido que tiene por hijo

Antes de cogerla en 4 me le acerqué por la espalda, jalé su cabello y le dije al oído:

-¿Sabes que comencé a hablarte el año pasado para un día llegar a tenerte así?

-¿Quién te iba a creer que lo único que querías era darle clases a mis hijos, perro? Yo seguí con esto para llegar a ser la puta del hijo de mi amiga

Empujé su cabeza hacia la cama y me acomodé detrás de ella, por fin había pasado la inminente eyaculación y ya estaba listo otra vez para penetrarla. Comencé a darle nalgadas tan fuertes hasta poner rojo su blanco culo. Decidí intentar algo. Cambié de posición a un 69.

-¿No me ibas a dar en cuatro?

Le di una cachetada

-Obedece lo que yo te diga, perra

Me regresó la cachetada

Nos acomodamos. Ella comenzó a meterse mi pene a su boca, a sacarlo y meterlo. Pasaba su lengua desde la base de mi pene hasta la punta. Al llegar a la punta se acomodaba de tal modo que pudiera mover la punta de su lengua rápidamente sobre el frenillo de mi pene. Pasaba su lengua por cada rincón de mi glande.

Era increíble, esta mujer sabía bien cuáles partes eran las más sensibles. ¿Habrá bastado con lo que la llevó a hacer su marido? ¿Habrá aprendido del porno? No lo sé, pero lo sabía hacer. Yo comencé a hacerle sexo oral. Así estuvimos dos minutos aproximadamente.

De pronto, sujeté fuerte su culo contra mi, para que no se moviera, eso la extrañó. Comencé a acercar mi lengua a su ano.

-¿Qué haces? ¡Por ahí no lo he hecho!

Seguí paseando la punta de mi lengua alrededor de su ano, mientras ella decía lo mismo

-Hagámoslo por ahí otro día, por…

La punta de mi lengua estaba directamente en su ano, moviéndolo, viendo cómo se dilataba y se contraía

-Ah, agh, ay sí, maldito pervertido, seguro has visto todo esto en el porno.

Moví mi pelvis para que mi pene golpeara su cara y supiera que no le iba a contestar, más bien quería que siguiera en lo suyo

Comenzó a chupármela muy desenfrenada. Esto la estaba excitando aún más. Llevé mis manos hacia su espalda para que supiera que la quería quieta. Se detuvo, no sacó el pene de su boca y comencé a follar su boca hasta dejarla sin aire. La quité de encima de mí, le dije que se pusiera sobre mí. Lo hizo. La besé, la acomodé para metérselo. La tuve acostada sobre mí, frente a frente, con una mano, la solté y entendió que así debía quedarse. Sujeté sus nalgas con ambas manos para que estuviera quieta y comencé a metérsela muy rápido, nuestros cuerpos hacían mucho ruido al chocar, mis manos apretaban al máximo sus nalgas.

-Ah sigue sigue sigue

Comencé a abofetearla

-Sigue no pares que voy a correrme

-córrete puta, córrete en mí, eres mía

-ah sí, sí, ¡fuck! Así, así, así, así, maldito estúpido, fóllame fuerte

-Maldita puta, ¡te quería follar cuando te ibas a bañar!

-¡Te estuve esperando, maldito cobarde! sigue, sigue, sigue… ¡ah!

-me voy a correr dentro de ti

-haz lo que quieras pero no lo saques

Nos corrimos los dos. Terminamos sin nada de energía, nuestros corazones latían tanto que parecían no poder más. Bien pudimos tener un infarto, quizá, jamás habíamos sentido esto. Ella salió de mi pene, se acostó a mi lado, nos quedamos dormidos cerca de una hora. Despertamos a las 11:30. Tenía llamadas perdidas de mi mamá, pero no me importó. Estando acostados platicamos un poco.

-¿Por qué estabas tan pensativa esta tarde, Eli?

-Estaba pensando en que siento algo por ti. Me atraes tanto, sabía que hoy terminaríamos cogiendo.

-¿Cómo lo sabías?

-Como te lo dije, noté que veías mucho mis nalgas desde hace tiempo. Comencé a ser obvia frente a ti, abrí toda mi confianza.

-Pensé que no lo sabías, pero te deseaba tanto que fui más desesperado y obvio de lo que creí.

-Reconozco que supiste ser paciente, la mayoría sólo piensa en tenerme de la noche a la mañana. Además no eres nada inútil. Tienes una carrera, metas, no eres mal prospecto.

- Sé que la mayoría son unos idiotas, no quise serlo contigo. Eres toda una diosa. Tan hábil, tan práctica, tan inteligente, tan preciosa. ¿Qué pasará con tu marido?

-Jaja, deja de adularme. Mi marido seguirá siendo eso, mi marido. Mi amante, eres tú.

-Seré tu amante siempre.

Después nos fuimos. Estoy seguro de que mi madre, nada tonta, dedujo lo que sucedió, pero no me dijo nada. Ella y Eli no han vuelto a verse, quizá después de un tiempo, pero Eli y yo seguimos teniendo disponible esa casa para nosotros. Digamos que mi madre me lo tiene permitido por una razón que no entiendo.

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