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Sorpresa con la madre de mi novia (5): A escondidas

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Lucía casi se arrastró hasta la piscina. Se dio un refrescante baño y se acercó hasta mí para darme un intenso beso que desprendía lascivia y deseo. 

—Me has dejado el culo que no sé si me voy a poder sentar, pero ha estado sublime!

—Ufff, es que me habías puesto como un cerdo salvaje!

—Creo que le hemos dado un buen espectáculo a mi madre! Voy a ver qué opina! Jajaja!

Cuando desapareció por la puerta me acerque hasta la ventana para escuchar.

—Que tal mamá? Te ha gustado la escena?

—Dios mío, hija! Pensaba que te iba a reventar!

—Joder, y claro que me ha reventado! Tengo el culo para meterlo dos horas en agua! Pero dime, te ha gustado?

—Joder que si me ha gustado, tengo el coño empapado!

—Te has masturbado?

—Que sí me he masturbado? Me he vuelto loca metiéndome esto!

—Pero eso… es un calabacín!

—Si, y qué?

—No es demasiado grande?

—Bueno, quizás algo más que la polla de tu novio, pero es muy suave!

Me asomé por las rendijas y vi que sostenía en la mano un calabacín pequeño que chorreaba flujo por todos lados.

—Madre mía! Como te embestía, me he vuelto loca pensando que me lo hacía a mi!

Lucía se la quedó mirando y Carmen se dio cuenta que había metido la pata.

—Perdona hija, no quería decir eso. Estoy tan excitada que no se ya ni lo que digo!

—No importa mamá, lo entiendo!

—Pero ha sido fantástico verle follar de esa manera! Comentó Carmen con rapidez para olvidar la frase anterior.

Carmen estaba sentada en la cama con las piernas abiertas y los muslos chorreando flujo. Verla con ese calabacín en la mano fue algo que me puso como un verraco de nuevo, era una escena sexual indescriptible para una mente pervertida. Vaya pedazo de vagina que debía de tener esa mujer. Llegué a pensar que mi polla, a pesar de tener un buen tamaño, le debería saber a poco.

—Lo importante es que te lo hayas pasado bien!

—Muy bien hija! Me dejaras mirar más veces?

—Por supuesto mamá! Quiero que estás vacaciones te olvides de todo y te lo pases genial!

Volví a las toallas sin hacer ruido soñando en cómo mi novia y su madre me iban a exprimir la polla esas vacaciones.

—Joder, no puedo reconocer a mi madre, es como si la hubieran poseído!

Me dijo Lucía al llegar donde yo estaba. Mi novia ya sabía que me había follado a su madre y parecía no importarle, más bien se sentía contenta porque su madre se lo estaba pasando bien. Yo, por otra parte, me sentía algo incómodo, el acuerdo de estar desnudos con dos mujeres preciosas a mi lado no sé cómo lo iba a soportar mi polla, me preocupaba tenerla en plena erección a todas horas.

De momento Carmen no sabía que su hija era conocedora del hecho de que me la había follado, pero me parecía difícil mantenerlo en secreto. Supuestamente, me la tendría que follar a escondidas y pensar eso me provoco cierta risa muda.

—Bueno, y ahora qué? Le dije casi riéndome.

—Pues no sé, estoy algo confusa!

—Sigues queriendo que me vuelva a follar a tu madre sin que ella sepa que tú lo sabes?

—La veo más contenta que nunca, y quiero que siga así!

—Eso es un sí?

—Si, joder, es un sí! Quiero que se lo pase lo mejor que pueda!

—Y no le vas a decir que lo sabes?

—De momento no. Quizás se sienta mal si se lo digo.

—Entonces, como lo hacemos? Creo que estando los tres desnudos por la casa va a ser difícil mantener el control.

—Os dejaré ocasiones todos los días, pero eso sí, cuando te la folles yo tengo que estar viéndolo!

—Y cuando empezamos?

—Pues por lo caliente que la he visto… mañana después del desayuno!

—Pues menos mal, porque hoy ya no puedo más! Intenté hacerme el cansado.

—Por eso, así te repones! Quiero ver cómo la das con ganas!

—Y dónde?

—En el mirador. Lo he estado viendo y hay bastante vegetación alrededor, perfecto para esconderme!

Así quedó el tema y nos fuimos a cenar. Yo me puse el bañador y una camiseta y ellas se habían puesto unas cortas y escotadas batas floreadas veraniegas, que como los bikinis, eran idénticas. Carmen sonreía más que lo había hecho en toda su vida. Cuando acabamos me ofrecí a ayudarla a recoger y fregar los cacharros. Lucía se salió al jardín y me pidió que la preparara una copa cuando terminara. Cuando entramos en la cocina nos miramos con sonrisas cómplices. Cuando se agachó para dejar los cacharros en el lavavajillas vi que no llevaba bragas, creo que su inclinación fue exagerada para que le viera el coño con claridad. Miré hacia la puerta para comprobar que Lucía ya había salido al jardín y de nuevo volví la vista a ese hermoso y gran culo que me ofrecía Carmen. Pase la mano por todo su contorno saboreándolo con las yemas de los dedos. No podía ver el amarronado agujero, pero lo roce con uno de mis dedos pensando cuando se lo iba a romper.

—Tiene ganas de volver a follar?

—Ufff, estoy deseando!

Contestó de inmediato sin perder su inclinación. Bajé la mano por el culo hasta llegar a los gruesos labios que asomaban entre sus muslos, la verdad es que eran unos labios majestuosos capaz de enderezar la polla a cualquiera. Podría decir que casi los abrace con mis dedos sintiendo la carne caliente y algo húmeda. Sus muslos se alargaban con curvas sensuales, y sus piernas acababan en unos altos tacones que las hacían más atractivas. Metí dos dedos por la raja y la humedad aumentó notablemente, creo que esa mujer estaba caliente a cualquier hora.

—Ufff, hijo, que caliente me pones!

—Me gusta ponerla caliente!

—Sigue! Sigue! Me instó al sentir como penetraba con dos dedos.

Comencé a pajearla lentamente mientras le levantaba la bata para verla el culo en toda su totalidad. Acerqué la boca y dejé caer un chorretón de saliva que lo cubrió de inmediato. Con la otra mano, comenté a penetrarlo con un dedo y noté que se abría con facilidad hasta dejar que mi dedo entrará entero.

—Ufff, si, síii! Que ganas tengo de que me lo revientes como has hecho con el de Lucía!

—Nos has visto? Le pregunté haciéndome el loco.

—Uy, se me ha escapado! Bueno… te lo contaré! Lucía me ha dicho que podía mirar, y me ha encantado! Espero que no te importe!

—Para nada Carmen! Si te gusta, tú disfruta lo que puedas!

—He disfrutado como una loca! Casi me reviento el coño con un calabacín de lo caliente que me he puesto!

Yo no paraba de masturbarla el coño y el culo y podía sentir como aumentaba su excitación.

—Te gusta que te meta el dedo en el culo?

—Me pone muy guarra que me penetres los dos a la vez, pero estoy deseando que me revientes el culo como le has hecho a Lucía!

Sus palabras pusieron el fervor de mi mente salida en marcha y no pude aguantar más. Me baje el bañador y mi polla saltó con el tronco venoso y duro y el capullo rojo e hinchado. La agarré con la mano y la restregué contra la raja semiabierta.

—Diosss, síii, síii! Métemela!

Apunté el capullo en la raja y presioné con suavidad. Su coño se abrió como si estuviera adaptado para una penetración en cualquier momento. Entró del primer empujón hasta el fondo y Carmen no pudo evitar jadear.

—Ahhh, joder, ahhh! Cada vez me gusta más tu polla!

Su vagina era como un flan jugoso y mi polla como una cucharada partiendo ese flan. Acaricié sus amplios y tersos glúteos mientras metía y sacaba la polla de su jugoso coño. Su vagina comenzó a mojarse de inmediato cuando oímos la voz de Lucía.

—Que pasa con la copa, Jorge? Gritó desde el jardín.

Saqué la polla como si me hubiera dado un calambrazo, y de la misma forma se enderezó su madre con el coño mojado. A ella no se le notaba, pero a mí sí la hinchazón. Llené un vaso ancho con agua fría y metí lo que entraba de polla en él. Joder, es lo único que se me ocurrió! El método funcionó y mi miembro volvió a su estado de letargo.

—Ya acabamos! Grité mientras ejercitaba la maniobra.

—Joder, qué putada! Comentó Carmen comenzando a utilizar un lenguaje menos recatado.

—Lo siento Carmen, me hubiera gustado darte unos buenos pollazos!

—Puff, me has dejado jodidamente caliente, y con el coño mojado!

—Sus palabras se parecían cada vez más a las de su hija, y realmente no sé qué lenguaje me ponía más!

—No se queje, miré lo que he tenido que hacer yo, nunca había tenido que meter la polla en un vaso de agua fría!

Mientras hablábamos preparaba las copas a toda ostia, no quería que Lucía pensará nada raro.

—No te podrías despistar un rato esta noche? Me dijo de repente Carmen.

—Si se duerme Lucía, podrías levantarte al baño, o a la cocina!

Sabía que jugábamos con fuego pero mis ganas de volverme a follar a la madre de mi novia no podían esperar, vamos, que al oír su proposición tuve que salir corriendo con las copas para que no se me enderezara la polla de nuevo.

—Ya iré viendo! Le dije en mi huida.

—Por qué has tardado tanto? Me increpó Lucía.

—Ya sabes, estaba haciendo mi papel de caballero con la princesa! Intenté hacer un chiste.

—Vale, eso está bien. Mantenla caliente pero no te la folles hasta que yo te lo diga!

—Ni siquiera un poquito? Solo la puntita! Continúe con la broma.

Mi novia me miró con sonrisa pícara

—Jajaja, nada de puntita, que luego va todo el tronco para dentro!

Contestó dándome un apretón a los bóxer. Después nos besamos tiernamente.

—Esta noche descanso cariño. Mi culito necesita una buena noche de relax!

—Que pena, pensaba rompértelo de nuevo!

—Que cabron más simpático, jajaja!

Carmen salió al jardín con otra copa en la mano. Su bata le comprimía las tetas y el culo de una forma escandalosa y los pezones parecían querer romper la tela.

—Que tal mamá, has pasado bien el primer día de vacaciones?

La respuesta ya la conocía Lucía, pero quería oírla de la boca de Carmen.

—Muy bien hija! Espero que los demás días sean así!

—Lo serán, incluso mejores, jajaja!

Las conversaciones eran algo confusas dado que Carmen no sabía todo lo que sabíamos su hija y yo. A mi me estaba gustando esa situación, lo de hacer cosas a escondidas tenía mucho morbo.

Lucía no sabía cómo estaba de salido con su madre y eso era una ventaja.

—Creo que me voy a dormir, el día ha sido un poco ajetreado y estoy cansada.

—Portaos bien! Dijo antes de levantarse con sonrisa pícara pensando que tan solo nos meteríamos algo de mano.

Se hizo un silencio algo tenso hasta que pudimos balbucear. “ hasta mañana”. Carmen y yo nos quedamos callados, ella se movía nerviosa mirando a la ventana de la habitación de Lucia. Había encendido la luz que se veía a través de las rendijas de la persiana. Se había hecho totalmente de noche y ahora nuestros cuerpos se veían entre sombras.

Me levanté para sentarme al lado de Carmen. La miré a sus ojos brillantes llenos de deseo y lujuria y pasé una mano por su muslo casi desnudo, la corta bata apenas lo tapaba. Acerqué mi boca a la suya y la bese en sus grandes y sensuales labios. Fue un beso cálido para saborear su rica boca.

—Estás caliente? La susurré al oído.

—Joder, no paro de estarlo! Estoy como una plancha que no la desconectan de la red! Pero nos puede ver desde la ventana!

—Bueno, si nos metemos un poco de mano no creo que lo vea. La luz es tenue y solo verla bultos y sombras!

—Tú crees?

Me preguntó mientras ya le desabrochaba el primer botón de la bata. Las tetas parecían aprisionadas y los pezones se marcaban con fuerza. La suave y deliciosa carne comenzó a expandirse y desabroché el segundo botón.

—Ufff, no sé si esto será prudente! Susurró moviéndose nerviosa en la silla.

—No te apetece que te chupé los pezones?

—Joder, creo que sí lo haces me voy a correr!

—Solo con eso? Pregunté desabrochando el tercer botón.

—Estoy tan caliente, que digo caliente; estoy tan guarra que creo que me voy a correr con solo pensarlo!

Sus tetas habían salido de la prisión de la tela y la carne majestuosa se extendía por su tórax. Los gordos pezones parecían más duros que por la tarde y sobresalían como si se quisieran despegar de las tetas. Rodeé uno con la lengua y Carmen, que tenía un pañuelo en la mano se lo metió en la boca para evitar emitir un gemido. Lleve mi boca al otro y lo lamí rodeándolo con la legua para finalmente succionarlo con los labios. Carmen apretó mi cabeza contra sus tetas casi dejándome sin aire.

—Joder, como me gusta, diosss! Muérdelos cabron!

Balbuceó con el pañuelo en la boca. Pensaba follármela esa misma noche pero antes quería ponerla como una perra salida. Su lenguaje había dejado de ser moderado y quería sacarle todas las guarradas que había cayado durante años.

Le mordisquee los pezones son suavidad mientras desabrochaba los dos botones que le quedaban a la bata para abrirse por completo. Mis mordisqueos estaban haciendo el efecto previsto, creando más desesperación en su deseo. Me agarró la mano cuando acabé con los botones y la llevó hasta su coño a la vez que se espatarrada.

—Vamos joder, no me tengas así!

Me increpó moviéndome la mano con la suya.

—Despacio, Lucía nos puede ver! Le dije para ponerla más nerviosa a la vez que excitada.

—Calla joder! No sé que me pasa, pero pensar eso me pone más… puta!

Acabo diciendo, algo que un día antes parecía prohibitivo en su vocabulario, sin dejar de apretar su mano contra la mía que estaba posada sobre su gran coño. No dejaba de mirar a la ventana hasta que la luz se apagó. En ese momento abrí su raja con mis dedos a la vez que mordía más fuerte uno de sus pezones. Ahogó un largo jadeó a la vez que se volvía a mojar su coño.

—Diosss, que puta me estás poniendo! Has provocado que me corra otra vez!

Tiró de mi cabeza con las manos para darme un beso ardiente. Su lengua penetró en mi boca y se retorció junto a la mía llegando a sentir como me lamía todo el interior para acabar mordiendo mi labio inferior.

—Joder, como me gusta que me tengas así de caliente!

Me bajó el bañador lo suficiente para que mi polla saliera erecta y dura.

—No sé que me haces, pero cada vez me gusta más tu polla! Me ha gustado tanto chupártela que estoy deseando volver a hacerlo!

Sin decir más, se inclinó y comenzó a lamer el capullo con su lengua carnosa y húmeda, era como una perra lamiendo un preciado hueso. Con una mano sujetaba el duro tronco y con la otra empezó a masajear me los huevos. Después de empaparme el capullo de saliva, abrió la boca y lo engulló provocándome un calambrazo. Iba a decirla algo pero sentí como avanzaba con sus carnosos labios por el tronco y mi cuerpo se tensó. Noté su garganta, pero ella siguió hasta tragarse la polla entera. Me tense tanto que el culo se me levantó de la silla. Puse las manos sobre su cabeza sin saber que hacer, aunque en el fondo lo que me apetecía era follarle la boca.

—Joder Carmen, me vuelven loco sus mamadas!

Finalmente, sujeté su cabeza y comencé a bombearle la boca metiéndole la polla entera. Fue demasiado mi ímpetu y le dieron un par de arcadas. Paré y se echó hacia atrás para tomar aire.

—Ufff, tengo que practicar más! Me dijo jadeante.

Volví a alucinar, en vez de quejarse aludió a la práctica. Esa mujer no dejaba de sorprenderme. Pensé que se merecía una buena mamada de coño y me agaché entre sus piernas casi oculto en la penumbra. No podía verle bien el coño, pero palpar su gruesos labios semiabiertos y mojados de su rico néctar era una delicia.

Acerqué la boca y saqué toda mi lengua para lamerlos. Sus jadeos ahogados por el pañuelo podían llegar a mis oídos y al momento sentí su mano en mi nuca apretándome la cabeza para hundir más mi cara entre sus muslos. Me sentí cubierto por esa deliciosa carne y lamí y chupé buscando el clítoris. Fue tocarlo con la punta de la lengua y su cuerpo dio un estertor. Lo succione con mis labios y noté como levantaba el culo de la silla para apretar más su coño contra mi cara. Aumentaron sus jadeos y otra riada de flujo empapó mi boca y mi cara.

Se sacó el pañuelo de la boca jadeante para coger aire. Tiró de mi cabeza para levantarse y comenzó a lamerme la cara y la boca, quería probar sus propios jugos.

—Diosss, que zorra me pones! Quiero follar ya!

Casi era una orden mirándome a los ojos con cierta desesperación. Por supuesto yo también lo estaba deseando, más bien estaba como loco por meterle la polla en esa cueva caliente y jugosa.

—Me encanta que se ponga así de guarra! Li dije sin perder su mirada.

—Guarra es poco! Estoy como un putón verbenero esperando tu dura polla! Creo que podría estar follando toda la noche!

Dijo la frase con tal rotundidad que me acojoné un poco. Estaba seguro que podría hacerlo. Me quité el bañador y mi polla parecía una serpiente buscando su presa. Ella me imitó quitándose la bata para quedar totalmente desnuda.

—Dónde me vas a follar? Preguntó con fuego en los ojos.

—Siéntate en la mesa!

—Pero aquí… nos puede ver Lucía!

Yo estaba tan salido ya que me daba igual.

—Seguro que está durmiendo! Venga, siéntate que te voy a reventar!

—Joder hijo, como me gusta las cosas que me dices. – dijo mientras se sentaba – Me ponen jodidamente guarra!

Se sentó sobre la mesa y abrió los muslos ampliamente. Ahora le daba la luz de frente y pude deleitarme con su gran raja escoltada por los dos poderosos labios. Abrió los brazos incitándole a que me acercara. Agarré el tronco de mi polla y la acerqué hasta su coño.

—Restriégamela bien antes de meterla! Eso me pone como una perra!

Hice lo que me pedía mientras se abrazaba mi cuello y me susurraba al oído.

—Diosss, que puta me pones cabron!

Su coño rezumaba jugos por todos lados y cuando apunté el capullo fue como si lo succionara. Todo el tronco duro y venoso siguió detrás hasta insertarle totalmente la polla. No paré a deleitarme, estaba demasiado excitado, y comencé a arremeter como un toro salvaje.

—Ahggg! Siii! Ahggg!

Comenzó a jadear de inmediato mientras me apretaba contra sus tetas. Busco mi boca como un niño busca la teta y comenzó a morrearme con desesperación. Podía sentir su lengua y como mordía mis labios a cada pollazo que le daba. Dejo mi boca para jadear y coger aire y con sus labios casi pegados a la míos pude sentir su excitado aliento y sus palabras penetrando en mi boca.

—Diosss, que zorra estoy! Dame fuerte! Reviéntame el coño! Sácamela por la boca!

Mis pollazos eran tremendos haciendo que se moviera la mesa y su coño se volvió a mojar consistentemente. Poco a poco fue dejando caer la espalda sobre la mesa y le levanté las piernas para ponerlas sobre mis hombros.

—Dios mío! Que me haces? No paro de correrme! Jadeó de nuevo postrada sobre la mesa.

Sus tetas bailaban al son de mis embestidas y lancé mis manos sobre ella para apretarlas con ganas. Tiré de los pezones y se mordió la mano para no gritar y su raja dejo salir más jugo.

Mi polla ya chapoteaba dentro de su amplia vagina y decidí metérsela por el culo. La polla salió empapada y la apunté sobre el agujero que flanqueaban sus dos amplias nalgas.

—Diosss, síii, síii! Aprieta, que vas a ser el primero en abrirlo!

Gritó al sentir la presión. Por supuesto no dude en apretar sintiendo como su esfínter comprimía mi capullo. Mi polla fue penetrando lentamente mientras Carmen contenía la respiración, al ser su primera penetración anal se puso tensa y sentí como mi polla arrastraba la carne interior haciendo la enculada más dura. La oía soplar a cada centímetro que entraba clavando las uñas en la mesa. Una vez dentro, me moví con suavidad hasta que se relajo.

—Joder, pensaba que me ibas a reventar el culo en la primera entrada! Dijo al acabar de soplar.

—No, pero te lo reventarme ahora! Contesté sacando la polla y volviendo a meterla hasta el fondo.

Su cuerpo se fue relajando y a la quinta penetración me susurró con cara de pícara.

—Ya me está empezando a gustar, cabron!

Puse la mano sobre su coño y lo comencé a sobar toqueteando el clítoris con el pulgar. Al momento comenzó a jadear de nuevo acoplando su culo para que entrara más profundamente mi polla.

—Diosss, que puta estoy otra vez! Dale fuerte y lléname el culo de leche!

No paraba de moverse sobre la mesa con las piernas sobre mis hombros. Puso su mano sobre la mía para presionar más sobre el coño.

—Joder, necesitaría otra buena polla dentro del coño!

Me acordé del calabacín y cerré la mano con los dedos estirados haciendo que se juntaran, y comencé a penetrar su coño con los cuatro agrupados.

—Ahhh! Cabron, que bien sabes lo que deseo! Mételos bien dentro!

Yo ya estaba como loco, dándole unos pollazos tremendos en el culo, que se le había abierto como si se lo follaran a diario. Estaba a punto de correrme cuando agarró la mano que tenía en su coño y comenzó a moverla como si fuera un consolador. Consiguió meter la mitad de mi mano cuando mi polla explotó soltando varios chorros de leche dentro de su culo. Ella se mordió el labio inferior para no gritar a la vez que todo su cuerpo temblaba como si le hubiera dado una descarga eléctrica y su coño casi expulsó se llenó de flujo de nuevo. Sus jadeos ya eran muy sonoros cuando pude sacar los dedos de la jugosa vagina encharcada.

Mi corazón latía a gran velocidad mientras intentaba coger aire todavía con sus piernas sobre mis hombros. Ella también cogía todo el aire que podía pero pudo balbucear.

—Madre de Dios! Quiero follar así todos los días!!

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