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Vuelve doña Mary mi vecina

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Doña Mary y yo seguimos viéndonos de vez en cuando los fines de semana que es cuando su marido no está, pero en esta ocasión les cuento lo que pasó un día entre semana.

Estaba yo muy despreocupado en mi departamento, era un martes por la mañana, serían las 7:30 más o menos, había despertado y después de bañarme preparaba algo de desayunar para salir a mi negocio.

Cuando de repente sonó el timbre de la entrada, la verdad me saqué de onda porque era muy temprano, mire por la cámara y vi que era doña Mary, fui rápido a abrir la puerta y cuando entró le pregunté qué pasaba si estaba bien todo.

DM: si no te preocupes todo está bien, bueno no tan bien para mi, anoche mi marido me dejo con las ganas, me puse súper caliente porque estuvimos jugueteando y cuando empezamos a coger no tardó ni 5 minutos en correrse, vaya con el tipo me dejo con todas las ganas y ni modo me tuve que aguantar hasta ahorita, vengo a que me quites esta calentura que me dejo ese idiota de mi marido.

Yo: claro con todo gusto pero no se dio cuenta el que salió de su casa?

DM: claro que sí, le dije que iba a correr al parque para que no sospeche nada, por favor ya hazme tuya que ya no aguanto.

Ni tardo ni perezoso, empecé a besarla y a acariciarla, la verdad para mi es una fortuna tenerla como vecina, podemos tener sexo cuando queramos sin compromiso y sin celos tontos, ella llevaba un short súper pequeño no sé cómo su marido no se fijó en eso y su blusa era de tirantes casi transparente así que dejaba muy poco a la imaginación.

La tome de sus nalgas la cargué y ella rodeó mi cintura con sus piernas, así nos fuimos a mi recámara, ya ahí la desnude, le quite su blusa y vi esos pechos tan hermosos y tan bien cuidados, y sus pezones erectos por la excitación que me provocaron mordisquearlos y culparlos con frenetismo mientras le quitaba ese diminuto short y lo arrojaba fuera de nuestro alcance no me importaba donde cayera lo que quería era sentir esa vagina perfectamente depilada y húmeda que me extasiada casa que la veía.

La arremetida con fuerza por la excitación que me provocó el momento y ella solo gimió de placer, ese placer que le provocaba sentirse mujer por las embestidas que le daba sin parar y que ella necesitaba para desahogar toda esa pasión que había acumulado durante la noche, todas esas ganas que le dejaron sin satisfacer, se vieron compensadas por la cogida que le estaba dando en ese momento, ella jadeaba y gritaba sin reparo, me pedía más y más y yo me excitaba con sus palabras.

DM: soy tu puta mi niño, soy tu puta, haz de mi lo que tú quieras.

La volteé y la puse en cuatro y la volví a embestir con tal fuerza que no tardó en correrse, en explotar en un orgasmo tan fuerte y tan intenso que me salpicó con sus jugos vaginales, ya estaba preparada para darle por el culo y así lo hice, le introduje mi verga hasta el fondo y sin avisar, no se quejó lo disfruto tanto que me gritaba "soy tu puta mi amor, soy tu puta"

Y así era se había convertido en mi puta por la calentura contenida, por la insatisfacción que le dejó su marido, seguí cogiéndola durante unos minutos más el mete y saca se hizo tan intenso y tan fuerte que me corrí con un chorro que inundó sus entrañas a tal grado que empezó a escurrir por su vagina y sus piernas ella también llegó al orgasmo nuevamente, nos tiramos en la cama y nos besamos nuevamente nos acariciamos mientras nuestros latidos volvían a la normalidad, éramos dos amantes satisfechos y llenos de placer, ella me agradeció y terminó con una mamada excelsa, que me volvió a sacar lo último que me quedaba de semen y se lo tragó sin reparo, lo disfrutó, se limpió y se despidió con un beso cachondísimo, regreso con su marido el precoz, yo me volví a bañar y salí satisfecho a cumplir con mis obligaciones.

Espero que les haya gustado el relato.

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