Crónicas de Humbertville (1)
Solté la pija antes de que le sobreviniera el primer espasmo. Él se agarró el miembro tembloroso y se corrió, jadeante. Goteando, la leche espesa brotó en grumos, fue esparciéndose por su mano; el esperma se escurría entre sus dedos, manchando las perneras del pantalón. Siguió sacudiendo el miembro hasta que menguó de tamaño. P...