Relatos publicados por Gato callejero (12)

Cuando pensé en hacer las prácticas lejos de casa no podía pensar que fueran a ser unas prácticas tan tentadoras, tan viciosas, tan morbosas

Que tire una piedra él o la que no tenga un primo o una prima o algún familiar con el que hayas fantaseado y hacerle protagonista de tantas noches de pajas. Posdata: todos somos unos pecadores

Todo comienza con un susurro... como terminará.

Jamás olvidaré esa esmeralda...

Que me gusta un tatuaje en un hombro, y más si la chica que lo lleva es atractiva, tiene unos bonitos ojos, una boca muy apetecible y carita de demonio buena...

De nuevo esa mujer pelirroja, sola, al sol, a lo lejos siempre en el mismo sitio, a la misma hora y poniéndome igual de excitado y cachondo.

Había pasado una semana desde el encuentro con mi vecina en su versión nueva, sexi y morbosa. Desde esa noche que la vi desde la ventana en tanga y blusa mi mente y cuerpo no pararon de pensar y estimular de qué forma seducirla.

Hace tiempo que nada ni nadie atraían mi atención, tengo 34 años, vivo en una urbanización de casas y mis vecinos son de lo más normal, parejas, familias, creo que yo era el único soltero y por suerte la cosa iba a cambiar.

La hija de mi tío lejano.

Sonó el teléfono, no estaba esperando ninguna llamada, al menos no en ese momento. Contesté y desperté de golpe para mi sorpresa, era Valentina, como olvidar mi primer viaje con ella.

Jamás reencontrarme con mi tía hubiera pensado que me hubiera hecho pensar así. ¿Vicio? No sé, pero morbo, mucho.

Jamás pensé que ese último viaje, ese último cliente, fuera a ser el motivo de tantos impuros pensamientos.