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Doña María, mi abuela adoptiva

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Esta historia pasó hace algunos años cuando entre a la universidad, hacía tiempo que yo sentía unas enormes ganas de follarme lo que fuera, tenía más de un año sin tener nada así que cualquier cosa que tuviera vagina me parecía bien para quitarme las ganas.

Uno de esos días que la universidad me dejaba disfrutar un poco tiempo sin tener que preocuparme por tareas decidí salir a correr un rato al parque que estaba cerca donde rentaba, al regresar a casa veo a llamémosla Doña María en la entrada de su casa, una mujer mayor de edad, algo así como unos 65 años, un culo enorme pero que se ve flácido, unas tetas igual de grandes pero caídas, piel morena, regordeta, pelo blanco y de estatura baja, algo no muy apetecible para muchos hombres.

Doña María me llamaba para pedirme un favor y es que ella necesita cambiar su cilindro de gas, y no había nadie que la ayudará en ese momento, ya que recientemente había enviudado y sus hijos no vivían con ella, sin ningún inconveniente accedí y pase a su casa, termine de cambiar el cilindro y procedía a retirarme cuando me ofreció un vaso de refresco al cual accedí, en ese momento mi mente no pensaba nada sucio, hasta que la ví de espaldas y su enorme culo me empezó a llamar, ahí comencé a imaginarme todo lo que podía hacer con él, pero como una señora de esa edad accedería estar con un joven que apenas tenía 19 años, así que ignore mis pensamientos y terminé lo más rápido mis refresco para salir de ahí, no sin antes decirle a Doña María que cualquier cosa estaría para ella solo me buscará con mi rentera.

Esa noche mis pensamientos volvieron y no dude en dedicarle una paja a Doña María, pues imaginármela desnuda me había puesto muy cachondo.

No pasó ni una semana cuando mi rentera me dijo que Doña María había pasado a buscarme y que me dijera que fuera lo más pronto posible a su casa, le di las gracias por darme el recado y solo subiría a dejar mis cosas e ir a su casa, cuando iba a subiendo la escaleras escuché hablar a mi rentera.

Rentera: Ten cuidado con Doña María

Yo: Jaja por qué lo dice

Rentera: Es una mujer muy mañosa, dicen las malas lenguas que ella de joven era muy putilla, y eso ni con la edad se quita, hasta dicen que hace pocos años tenía un amante, no sé vaya a querer aprovechar de ti ahora que está sola.

Yo: No creó, solo es una mujer mayor que necesita ayuda en cosas del hogar, además sabe cómo es la gente de chismosa y mentirosa.

Rentera: Bueno yo nomás te digo para que al rato la gente no te traiga en chismes.

Yo: bueno gracias por el consejo.

Llegue a casa d Doña María y solo necesitaba ayuda en mover un mueble del cuarto, ya que necesitaba sacar unas cosas que cayeron detrás, y eso hice. Una vez más se me ofreció una vaso de refresco y lo acepté, pero ahora no estaba dispuesto en salir corriendo, ahora quería salir con algo, lo que fuera, así que pensé, una excusa buena para regresar a su cuarto, y ahí fue cuando pregunté.

Yo: Disculpe Doña María, me permite utilizar su baño.

Ella: Claro mijo, puedes utilizar el de mi habitación, para que no subas al del segundo piso.

Yo: Muchas gracias.

Una vez ya en su cuarto, cerré la puerta y procedí buscar algo que me ayudara por la noches que pensaba en ella, y así encontré unos calzones grandes, blancos, que si bien no eran nada sexys, sin problemas me ayudarían, los doble y metí en mi bulto, ya que en las bolsas se podrían salir y de todos modos los utilizaría en eso, después de eso me despedí y salí de la casa

Ya por la noche decidí estrenar mi premio, no podía dejar de pensar que Doña María me daba unos ricos sentones con ese culo flácido que se le ve y recordando lo que mí rentera me dijo, sabía que cualquier día de podría hacer realidad.

Y así pasaron varías semanas, Doña María me llamaba y yo iba, tomábamos algo, y platicábamos hasta hacernos buenos amigos si se podría decir.

Yo sabía que esto no se podría alargar más, ya estaba cansado de solo masturbarme pensando en Doña María, y solo ver su enorme culo cuando iba a su casa así que realicé un plan, compré una pastilla azul, que si bien no era que la necesitará era necesaria para que todo saliera bien.

La siguiente vez que me requirió todo estaba planeado, baje a su casa con un short deportivo, una playera ligera y tome mi pastilla, listo para lo que se venía, cómo siempre Doña María me pidió hacer una tarea la hice, me invitó mi vaso de refresco y comenzamos a conversar.

Yo: Y como ha sido la vida sin su esposo

Ella: Pues complicada, él era siempre el que hacía las actividades pesadas, pero que bueno que me envió un muchacho cómo tú a ayudarme, fuera de eso la perdida la aprendes a sobrellevar.

Yo: Ya veo, y con eso de la intimidad nunca ha sentido que le haga falta.

Ella: Ay! No muchacho cómo crees, y si mi hiciera falta tú crees que alguien le quisiera hacer el favor a esta señora.

Yo: Pues uno nunca sabe, probablemente allá alguien que sí, disculpe la molestia pero cree que me pueda dar otro vaso por favor.

Ella: Claro que si mijo.

Ya tenía confianza con Doña María para hablar de cualquier cosa así que sabía que solo era cuestión de hablarle bonito para que callera en mi verga, ya que estaba lista para actuar.

Yo: Disculpe Doña María, no me siento bien, creé que me pueda recostar en su sillón.

Ella: Mejor ve acuéstate en mi cama para que te sientas más cómodo, ve y ahorita te traigo un vaso de agua y una pastilla.

Así que fui y me recosté, ella salió a la tienda y regreso a los pocos minutos, Yo aproveché para sacar mi verga y masturbarla para que cuando Doña María llegará me viera la verga lista, cuando escuché que cerró la puerta, la guarde y puse mi brazo sobre mis ojos para disimular un poco, cuando entró se escuchó asombrada.

Ella: Ay! Muchacho que te paso

Yo: de que Doña María

Ella: Mira como tienes eso, seguro que no tienes otra cosa.

Yo: Cómo que Doña

Ella: No pues no sé, pero si se ve que necesitas ayuda.

Yo: y bueno no me ayuda usted

Ella: Cómo creés, estás muy jovencito y yo muy vieja para tí.

Yo: no había dicho que no había nadie que le hiciera el favor, ándele yo se lo hago, pero ayúdeme.

Ella: no muchacho cómo crees, y si se enteran los vecinos.

Yo: nadie se va enterar, estamos solos y nadie me vió pasar, por favor vamos a ayudarnos.

Procedí a sacar mi verga, que si bien no es tan grande, es un tamaño promedio pero si algo gruesa, ella quedó sorprendida y entre dudas la tomo y me empezó a masturbar, por fin mi sueño se hacía realidad.

Yo: uff que rico doña, métasela en la boca

Ella: Ay muchacho, tengo mucho sin hacer eso.

Yo: ándele no sea mala

Y así lo hizo comenzó a mamarme la verga cómo toda una experta, como si la hubiera mamado muchas veces, no sabía si aquellos dichos de mi rentera fueran ciertos pero lo estaba gozando como no tienen idea.

Una vez se levantó, me quité la camiseta y el short para quedar desnudo, y comencé a besar su cuello en lo que quitaba aquella ropa que le estorbaba, una blusa y una falda larga hasta las rodillas terminaron en el suelo, después su brasier que dejó ver aquellas tetas caídas que guardaba y que sin pensarlo comenzó a chupar como becerro queriendo sacar leche de ahí, después procedí a meter mi verga entre esas dos tetas para hacer una rusa, mientras Doña María sujetaba fuerte mis nalgas y me veía con una cara de puta, una vez ya cansado de hacer eso, le quite las medias que también terminaron en el suelo y vi debajo unos calzones rojos, iguales a los que le robé y que por varias noches fueron mi desquite pensando en ella, los bajé y se veía una jungla de pelos los cuáles hice a un lado para comenzar a mamar su vagina vieja y arrugada, mientras solo se escuchaban gemidos y repetidos "así muchacho, así muchacho" mientras acariciaba mi pelo.

La quise poner en cuatro pero me decía que sus rodillas no la dejaban, así que la coloqué boca abajo y acomode las dos almohadas se su cama bajo su vientre para levantarla poquito, una vez ahí, lubrique con saliva mi verga y su vagina, la penetre y comenzamos una conversación muy caliente mientras la penetraba y se escuchaba gemidos y pujidos entre frases.

Yo: Ay Doñita, no sabe cómo le tenía ganas

Ella: Ay muchacho, yo también no sabía cuándo te ibas a animar a pedirme las nalgas.

Yo: entonces es cierto lo que me dijeron

Ella: Que cosa.

Yo: que es bien putita y le gusta que los jóvenes vengan a su casa a cogérsela.

Ella: Quien te dijo eso?

Yo: mi rentera, ella me dijo

Ella: Está celosa porque a mí si me surten de verga seguido, pero también es bien puta ella, dile que le pagas un mes a metidas de pito y vas a ver cómo no se te va a negar.

Yo: Yo nomás quiero coger con usted, tienes unas nalgas muy ricas y grandes.

Ella: te las doy cuando tú quieras, ahora ya no te voy a pedir favores, te voy a pedir verga.

Yo: me parece perfecto

Así seguimos en esa posición por varios minutos, ya que por sus rodillas no podíamos hacer mucho, me detuve un poco y me dijo.

Ella: Ya terminaste

Yo: no , solo me cansé un poco

Ella: Mira me voy a recorrer mas para atrás y te acuestas delante de mí.

Una vez hecho eso, ella comenzó a mamar mi verga de nuevo estaba tan excitado que solo recuerdo escucharle "ábrete las nalgas"

Lo hice y comenzó a lamer mi ano, lo comía como si fuera su comida favorita, era tanta mi excitación que no me di cuenta cuando metió dos dedos dentro de mí, solo empezaba a sentir muy rico.

Una vez ya descansando y con mi verga más mojada, la puse de misionero y comencé a penetrarla de nuevo y hablar cachondamente.

Yo: Ay señora, coge muy rico, ya ve como si hay quién le haga el favor

Ella: Ay mijo, me estás haciéndolo bien rico, espero tener más visitas así tuyas.

Yo: ya verá que si, la voy a coger seguido, para que no esté con ganas.

Ella: Ay si mijo por favor, me siento muy sola pero ahora que me estás cogiendo, hasta siento emocionada, como que me viene a visitar un nieto.

Yo: Así que quiere ser mi abuela putita, quiere que me la coja abuelita.

Ella: si cógeme por favor

Pasamos así un buen tiempo hasta no aguantamos más y nos venimos casi juntos.

Me di un duchazo rápido y al salir me ofreció darme una mamada antes de irme, acepté y duro mamando mi verga por unos 15 minutos hasta que me vine, me vestí y le dije que pasaría mañana a ayudarle con sus quehaceres.

De ahí mi visitas a su casa se convirtieron muy regulares, siempre cuidando que nadie me viera, casi siempre a altas horas de la noche, durando hasta la madrugada, a veces amaneciendo con ella en su cama desnudos y levantándome con un café, iniciamos un juego de roles, para algunos podrá sonar enfermo pero era lo que nos excitaba más, jugábamos a qué éramos abuela y nieto, para sentirnos más cómodos, yo era hijastro de algunos de sus hijos, luego pasamos a imaginarnos que éramos el nieto y la abuela de aquél episodio de mujer casos de la vida real, en el que la abuela era una bruja y hechizaba a su nieto, no terminé la universidad y tuve que venirme de regreso a mi ciudad natal, sin haber vuelto a ver a mi follabuela, si ella fuera un poco menor y yo un poco más mayor, estoy seguro que nuestra historia hubiera sido otra.

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