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Un room service con sorpresa

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Por cuenta de mi trabajo, me tocaba viajar mucho, y en este caso, me tocó viajar a Trinidad y Tobago. Un país muy bonito, con una mezcla de culturas que lo hacía muy especial, y para este relato, el escenario de una aventura no esperada.

En Trinidad me tocaba trabajar muy duro, era el encargado de un proyecto, y casi no me quedaba tiempo para nada. Como les contaba en relatos anteriores soy muy caliente, y a veces estoy solo con mujeres y cuando la curiosidad y la calentura está al máximo, me gusta ser bisexual. Literalmente, no que quedaba tiempo para nada, ni para intentar ligar, y, por lo caliente, me masturbaba mas como ejercicio terapéutico para liberar el estress, que como para disfrutarlo, hasta que una de las noches, me ocurrió el ligue mas extraño, bizarro pero excitante que he vivido.

Un día regresé cansado del trabajo, todas las noches acostumbraba a subir al restaurante del hotel, cenar algo e irme a dormir. Esa noche, por el cansancio, solamente quería comer algo ligero, y luego dormir. Llegué a la habitación, y me puse cómodo, para mi, ponerse cómodo es quedarme en ropa interior: pantaloncillos tipo bóxer blancos, y camiseta blanca tipo militar. Después de estar cómodo, miré la carta del servicio a la habitación, escogí un plato del menú, llamé al servicio a la habitación "por favor, un curry con roti, y un agua con gas" "en 30 minutos lo tenemos en su habitación" escuché decir.

A los 30 minutos, tocaron la puerta, era el muchacho del servicio a la habitación. Vi su placa, se llamaba Armal, parecía que tenía unos 20 años (yo tendría unos 25 en ese momento), abrí la puerta y me quedó mirando de arriba a abajo "traigo un servicio a la habitación" dijo, "si, por favor, podía llevar la bandeja al escritorio?" "con gusto" dijo, la puerta se cerró sola, entró Armal a la habitación y mientras que caminaba al escritorio, hizo un comentario un poco raro y salido de tono "eres militar" me preguntó "no, por qué?" le respondí "por nada, porque todos los militares usan una camisa blanca con boxers de ese estilo, y llevan el cabello razurado como el que usa, y que les queda muy bien, y usted se ve bien" quedé cortado con el comentario. Armal, dejò la bandeja en el escritorio, se acercó y me pasó el tiquete para firmar. Ese comentario, como que hizo algún efecto en mi pene dado que no estaba flácido, pero no parado, y como que Armal lo notó, la verdad era un moreno que lucía muy bien, mientras firmaba la comanda, se acercó mas y, sorprendentemente agarró mi bulto un poco duro y dijo "yo fui soldado y puedo saber cuando alguien quiere un poco de disciplina", mi verga creció en su mano, él la apretaba más, con un poco de fuerza me volteó de espaldas y empezó a acercar mi culito hacia su pelvis, notaba como iba creciendo su bulto mientras lo restregaba en mis nalgas. Tuve una reacción casi que espontanea de arquearme un poco "eres de los que le gusta la verga" me dijo, eso me excitó, solo cerré los ojos, Armál me empujó a la cama, quedé boca abajo, separó mis piernas con las suyas, bajó mi bóxer, sentí como caía su pantalón por el ruido de la hebilla en el piso, y, me metió en mi culo un trozo de 22 cm grueso sin avisar ni lubricar.

Grité del dolor, y puso su mano en mi boca "silencio, que yo sé que quieres que te discipline" seguido a esto, empezó a palmear mis nalgas y a embestirme, yo, del dolor, veía estrellas, sentía el calor de esa verga venosa, grande y gruesa dentro de mi, como raspándome, y empecé a sentir una mezcla entre placer y dolor. Armal terminó de montarse encima mío, ensartado y siguió bombeando, y yo empecé a jadear "así me gusta" dijo, a los pocos minutos sentí esa verga venosa palpitar y luego dentro de mi varios chorros de leche caliente. Armal terminó de echar su leche, sacó su pene semiflácido, y salió para el baño a limpiarse, estaba manchado de un poco de sangre. A mi me dolía mi culito, me quedé allí entre disfrutando y no poderme reincorporar en una mezcla de placer y dolor, sentí que Armal se subió su pantalón, se cerró la cremallera, y desde la puerta me dijo "ahora, ya estás disciplinado" y se fue. Yo quedé con el culo al aire acostado boca abajo, y me quedé dormido.

Pasadas como 2 horas, ya en la madrugada, me levanté, sintiendo su leche salir de mi orificio hacia las sabanas, me paré y había una mezcla entre leche y sangre de lo violento que había sido, fui al baño, me limpié y me acosté. Durante tres días recordé esa noche en donde fui disciplinado por Armal, tanto por el morbo de la situación como por el dolor que me quedó en mi trasero (creo que hasta caminaba con las piernas abiertas). Me quedaron las ganas de volver a pedir room service... pero la culpabilidad, no me dejó. Tampoco me volví a encontrar a Armal...

(9,20)