Nuevos relatos publicados: 6

Yo soy la ex

  • 14
  • 8.234
  • 8,58 (12 Val.)
  • 0

Precuela de "Trio con la ex".

Iván un chico con el que había salido y con el que aún me llevaba bien ha empezado a vivir con su actual novia, Sandra. Él ya ha contado en el relato "trio con la ex" como salió el encuentro entre los tres. Que terminó en un bonito trio. Ahora tengo que contar como nos conocimos Sandra y yo y tramamos juntas llegar a ese punto.

Hace unos días decidí llamar a un ex novio. Estaba aburrida y nos habíamos separado en buenos términos. No es que fuéramos follamigos pero más de una vez después de dar por finalizada la relación y cuando ninguno de los dos tenía pareja, nos habíamos puesto cariñosos, mucho.

- Hola. ¿Iván?

- No puede ponerse. Está en la ducha.

Me respondió una bonita voz femenina.

- ¡Ah!, bueno, ya le llamaré otro día.

- ¿Y quién le digo que le ha llamado?

No es que quisiera hacerme la interesante, ni nada de eso, pero cuando él estaba con alguien yo no quería molestar. Dábamos por sentado la fidelidad cuando alguno de los dos tenía pareja.

- Da igual.

- Voy a quedar muy mal si le digo que le han llamado y no sé dar razón de quien.

Ella empezó a caerme simpática, no sé si por su curiosidad o porque parecía ser simpática de veras.

- Soy Laura una vieja amiga.

- ¡Ah! ¡No pareces nada vieja por tu voz! Encantada. Yo soy Sandra su novia.

- Imaginaba. Si has cogido su teléfono estando él en remojo.

- Así que habéis hablado de mí.

- Me dijo que estaba con alguien. Me mandó un mensaje. Pero no me dijo que fuera tan simpática. ¿Y a ti? ¿Te ha contado algo de mí?

- Bueno, suponía que había estado con otras chicas. E imaginaba que tiene buen gusto. Y veo que no estaba equivocada. Oye, saldrá de la ducha y nos cortará. Si te apetece podríamos quedar y comparar notas.

- No se me habría ocurrido hacer eso con ninguna de sus novias. Pero tú pareces algo especial. No creo que nos arranquemos los pelos cuando nos veamos.

- ¿Qué haces mañana por la tarde?

- No tenía nada pensado.

- ¿Quedamos? y tomamos un café.

Me dio el nombre de una discreta y oscura cafetería donde solían quedar parejitas y donde se podía tener una conversación, relajadas y tranquilas. Ella parecía tener tanta curiosidad como yo y todo el mundo sabe lo que le pasó al gato.

No es que pensara ligármela aunque no hubiera sido mi primera chica. Para nada. Pero estaba claro que tenía que ir sexi. Dispuesta no a competir, sino, supongo que a demostrar algo. No soy celosa, pero quería que ella viera mi mejor lado.

No sabía lo que iba a encontrarme aunque Iván nunca había estado con ninguna chica fea ni mala persona, que yo supiera.

Esa noche estuve pensando en lo que iba a ponerme, desde luego tenía opciones en mi armario. Me pierde la ropa provocativa. Era pleno verano así que ir ligerita no sería problema.

Tras algunas dudas y probarme algunos conjuntos me decidí por un fino top que me dejaba la espalda desnuda. También llevaba la falda más corta que tengo, de tela vaquera así que es rígida.

Cada vez que me inclino o subo unas escaleras se me ve Sodoma y Gomorra. La melena atada en una cola de caballo para dejar mis hombros libres y unas sandalias.

Llegué pronto, no quería hacerla esperar, pero ella se me había adelantado. Estaba esperando en la barra. La reconocí de inmediato por su llameante melena roja, que ella me había descrito. Su atuendo no se diferenciaba mucho del mío. Aunque había elegido un short en vez de una falda, la prenda le sentaba de maravilla a sus largos muslos.

El top en vez de descubrir su espalda le dejaba un escote delicioso y el vientre al aire. Su nívea piel descubierta y su carita pecosa me pareció preciosa. Su contoneo sensual según caminaba entre las mesas hasta donde yo estaba no solo llamaba mi atención, parecía levantar pasiones en todos los presentes.

- ¿Sandra?

- Si, luego, tú eres Laura.

- Encantada, ya sabia yo que Iván tiene buen gusto.

- Eso puedo confirmarlo al verte.

Su sonrisa iluminaba la sala. Pero habíamos ido a comparar notas y si tenía suerte a algo más, no a alagarnos la una a la otra toda la tarde.

- ¿Vamos a piropearnos toda la tarde? No me importaría, pero hay más cosas de las que hablar.

Pedimos las copas a una guapa camarera con unos leggins muy pegados a un culo precioso. Ya os habéis dado cuenta de que también me gustan mucho las chicas.

Durante la siguiente hora nos dedicamos a despellejar a Iván diseccionando cada aspecto de su físico y personalidad. Salió bastante bien parado, al fin y al cabo a las dos nos gustaba y ambas habíamos follado con él.

Incluso nos contamos las historias de nuestras relaciones. Los comienzos con Iván y con otros chicos y en mi caso otras chicas. Eso pareció levantar su curiosidad.

- Iván no me dijo que fueras bisexual.

- No creo que lo sepa, una chica siempre ha de guardar algo de misterio. ¿No crees?

- Cierto. Todas debemos guardar algún secreto. Pero estoy convencida de que le hubiera encantado saberlo. Verte a tí con otra chica en acción debe ser un espectáculo delicioso.

- Bueno, Aunque puede que sospeche algo por algún comentario o mirada que se me escapaba estando con él. Si la otra chica fueras tú seguro que si.

Empezábamos a conocernos y a compartir datos sobre nosotras, no sólo sobre mi ex. La verdad es que me gustaba y yo no parecía disgustarle. Y a echarnos las primeras indirectas. Lo cierto es que la primera impresión que tenía de ella se confirmó. Esa chica me estaba gustando mucho.

- Me encanta tu cabello, creo que siempre tuve debilidad por las pelirrojas.

- Pues en el único sitio donde lo tengo es en la cabeza. Todo lo demás me lo he quitado, aunque también era rojo.

- ¿No te has dejado ni una tira por encima? Te quedaría precioso.

- Nada de nada.

- Bueno, yo tampoco. Así me lo pueden comer mejor. Jejeje.

Estábamos sentadas en un sofá acolchado al fondo de la sala. Nuestras rodillas empezaron rozándose. Pero al poco rato me moví hasta hacer contacto con todo el lateral de su muslo. Me encantaba el calor de su piel y ella no rehuía el roce.

De hecho fue la primera que hizo un movimiento, algo muy típico, pero decidido. Pasó la mano por el respaldo del sofá y la deslizó por mi espalda desnuda. Enredó los dedos en los cordones que sujetaban el top, como jugando con ellos, pero en realidad acariciando mi piel.

- Tienes una piel muy suave.

Dejé la copa en la mesa que teníamos delante y aproveché para poner la mano en su muslo, como apoyándome. Su sonrisa lasciva y deslumbrante me animaba a seguir.

- ¿Y tú?. ¿Has tenido alguna experiencia con una mujer?

- Algo ha pasado. Pero con nadie tan fascinante como tú.

- Vaya gracias. ¿Volvemos a los cumplidos?

- No he parado en ningún momento en mi mente. Me has gustado mucho.

Deslicé despacio la mano por su muslo cada vez mas arriba. Mientras ella dejaba de jugar con mi ropa y se dedicaba a tocar mi piel ya sin más disimulo. Llegadas a ese punto besarnos fue algo completamente natural.

- Tú también me has dejado obnubilada.

Nuestros rostros se acercaron despacio, no teníamos prisa. Con sensualidad, mirándonos a los ojos, hasta que los labios se juntaron. Empezamos a mordisquear los labios de la otra, sin poner los dientes. Solo jugando.

La camarera llegó en ese momento a recoger los vasos vacíos. Nos miraba con una sonrisa lujuriosa.

- Si alguna vez queréis hacer un trío avisadme, nenas. Estaría encantada de participar con vosotras.

Y se retiró volviendo a enseñarnos su culito pétreo.

Entre tanto mi mano había trepado por el firme muslo e Sandra hasta llegar a la dura nalga. Como en los demás sofás las parejas estaba haciendo lo mismo que nosotras nadie se fijó en mis maniobras.

Ni en las suyas, pues dos de sus dedos habían alcanzado una de mis tetas y pellizcaban mi pezón con suavidad.

Era imposible no rendirse a sus encantos. Era lo que le había pasado a mi ex. Estaba segura. Si Sandra se lo hubiera propuesto ni Iván ni yo hubiéramos tenido ni una opción.

Los gemidos que soltábamos los ahogaba la boca de la otra y pronto lo hizo la lengua. Su minishort me cerraba el acceso a algunas partes de su bella anatomía pero aún así tenía piel de sobra para acariciar.

En cambio la minifalda que a esas alturas ya no tapaba nada de mis muslos le dejaba vía libre para alcanzar mi tanga, más que húmedo a esas alturas. No sé cortó un pelo y cuando me di cuenta ella había deslizado un dedo por debajo de ese minúsculo trozo de tela.

Con ese mínimo roce mis labios hambrientos de caricias se separaron dando acceso a mi interior. Ya que no podía tener la polla de Iván allí dentro sus dedos eran un sustituto maravilloso. Ahí si que se me escapó un jadeo que ni siquiera su lengua juguetona pudo ahogar.

Mirando por encima de su hombro me di cuenta de que la pareja que teníamos detrás se había dado cuenta. Ella se limitó a girar la cabeza y sonreírme. Supongo que estaba deseando que su novio llegara al mismo sitio en su anatomía que mi nueva amiga había alcanzado en la mía.

Sandra estaba lanzada. En el momento en que yo me había despistado ella había tirado de mi tanga y me lo había dejado por las rodillas. No había forma de volverlo a poner en su sitio sin llamar la atención incorporándome así que terminé de sacarlo por mis pies y lo guardé en su bolso.

- Es un regalo.

Estábamos empezando a llamar mucho la atención. Por entonces yo vivía sola e imaginaba que a Sandra le gustaría ir conmigo y pasar un rato más íntimo a solas.

- Podemos ir a mi piso, está cerca.

Con un suave beso en los labios me dijo:

- Mejor si, vámonos. En mi piso llegará Iván del trabajo en un rato.

Al ponerme de pie tuve que estirar la tela de mi falda sobre mis muslos o todo el mundo en la cafetería habría visto el estado de mis muslos por los que escurrían mis jugos. Pero ella tuvo que recolocar su top o habría enseñado sus preciosas tetas.

Fui a pagar las copas a la bonita camarera. Con una sonrisa me dijo:

- A estas invita la casa, preciosa, me habéis puesto muy cachonda. Aquí tienes mi número por si algún día quieres tomar algo conmigo. O las dos.

Deslizó un post it entre mis dedos que de inmediato guardé en mi bolso. Ya en la calle caminando del brazo con Sandra, muy juntas se lo conté.

- Tengo el número de la camarera si quieres quedar algún día con ella.

- Por ahora creo que Iván y tú me bastáis. Pero si quieres llamarla guárdalo.

Pocos metros más adelante estaba mi portal. No pude resistir la tentación y la acorralé contra los buzones para volver a hacerme con sus dulces labios y cruzar mi lengua con la suya.

- Sí que me tenías ganas.

- Eres la primera chica con la que sale Iván que tengo así y pretendo disfrutarte.

En el ascensor seguimos acariciándonos pues subíamos solas. Metió un muslo entre los míos alcanzando los desnudos labios de mi vulva. Sé que dejé algo de mi humedad en su suave piel por que ya en mi habitación me dediqué a lamerla entera.

- ¿Quieres algo de beber?

- Solo de ti cielo.

Así que la llevé derecha al dormitorio. Las sandalias de ambas cayeron a un rincón según entramos en la habitación.

Me tumbé en la cama y me limité a abrirme de piernas. Con lo que la falda se subió del todo dejando ante sus ojos todo mi pubis. Como ella ya tenía mi tanga en su bolso se limitó a arrodillarse entre mis muslos y pasar la legua por toda mi rajita.

- Tú también tenías ganas.

- Muchas. Hacía tiempo que no estaba con una chica. Tenerte a ti así me parece que es estar con Iván.

A las pocas lamidas ya me había corrido y ella tenía entre sus carnosos labios mi clítoris y lo sorbía como si quisiera arrancarlo. Volví a correrme sin reprimir mis jadeos que llenaban la habitación.

Sandra trepó sobre mi cuerpo sin separar la lengua de mi piel. Separando la tela del top y dejando un reguero de babas. Hasta llegar a mis labios y meter la lengua en la boca hasta la garganta.

Devolví el beso con todo mi ser. Notando en su lengua restos de mi sabor más íntimo. Poniendo en él toda mi lengua y saliva. Deslizando una mano dentro de su short. Alcanzando su pubis suave y depilado. Y por fin separando los labios de su vulva con uno de mis dedos.

Me tocaba a mí hacerla gemir y darle gusto. Le quité el pantaloncito que me estorbaba mucho. Me llevé el tanga en la misma maniobra y ante mis ojos ansiosos quedó su precioso coñito. Ese xoxito que mí ex se follaba ahora.

En cuanto pasé la lengua por los labios descubrí lo deliciosa que es. Sus abundantes jugos llenaban mis papilas gustativas. Cuando chupé el clítoris con fuerza llenó mis oídos con sus jadeos.

Y tras su primer orgasmo tiró de mis brazos para pedirme un nuevo beso. Cruzamos las lenguas. Su sabor en la mía parece que le gustaba pues estuvo chupándola hasta que no me dejó ni una gota de saliva.

No conseguía separar las manos de sus tetas. No dejaba de pellizcar sus pezones. Notaba en las mías sus dedos que seguían con las caricias sin descanso.

Uno de sus muslos se deslizó entre los míos hasta alcanzar mi chochito. Mi humedad alcanzó su suave piel. Sin dejar de acariciarnos me fui moviendo despacio subiendo una de mis piernas hasta que conseguí que mi vulva se colocara bien pegada a la suya.

Notaba sus jugos mezclándose con los míos. Los labios frotándose hasta casi rozar los clítoris. Admito que la tierra no es una de mis posturas favoritas. Aunque el roce de los coños es casi total hay que mantenerla a base de brazos y no se puede acariciar nada más.

Pero con ella todo era morboso y placentero. Ambas nos corrimos con solo mezclar nuestras humedades llenando mi habitación con gemidos de gusto.

Teníamos que descansar un rato. Y la recibí entre mis brazos con su cabecita apoyada en mis tetas. Para seguir charlando.

- ¿Como a que dejaste a Iván? Ahora que te conozco he de admitir que estoy un poco celosa.

- Nunca hemos llegado a dejarlo del todo como te puedes imaginar. Pero nunca me he metido en las relaciones que ha tenido después de mi. Ni él en las mías, ya haya sido con chicos o con chicas de las que Iván no ha llegado a enterarse.

- Hablando de eso. ¿No estás con nadie ahora?

- No, no hubiera dejado que las cosas entre nosotras llegaran a esto. Pero es difícil resistirte.

- ¡Oye!, que no soy la única que está desnuda en esta cama. Tú también eres bastante irresistible.

- Ahora que hemos dejado claro lo perfectas que somos tendremos que ver o que va a pasar ahora.

- Lo de compartir a Iván o a cualquier otro novio es algo que se me había ocurrido nunca. Lo admito. Pero tampoco he hecho nunca un trio y es una de mis fantasías.

- ¿Estas diciendo lo qué creo?

- Si crees que me gustaría follar con los dos a la vez acertaste.

- Nena eso es fuerte. Pero también a una de mis fantasías no realizadas. Y con poca gente lo haría. Dicho eso, vosotros sois algo especial.

- Pues solo queda ver como le ponemos el cebo. Y a esperar que pique.

- ¿Con estos cuerpos tienes alguna duda?

- Ninguna.

(8,58)