Con mi amante en la cabaña
Él era dueño de sí mismo, ella solo una chica insegura de 20 años. Pero sus manos parecían haber sido hechas como piezas exactas para encajar una con otra, con los dedos entrelazados para no separarse jamás.
Era una tarde fría, con viento y mucha lluvia. Una tarde ideal para hacer el amo...