Un viejo verde y yo sola en la piscina (7)
Agarra la carne de mis pechos, acaricia mi piel, pellizca mis pezones. El tenso silencio sólo se rompe por la respiración pesada de mi vecino y algún que otro gemido mientras me magrea. Yo, en todo el tiempo, miro a Pablo. Hundido, humillado. Y no puedo asegurarlo, pero creo que mi vecino también lo mira mientras lo derrota. Nadie mir...