Relatos publicados por Pez (9)

Lucrecia, mi mujer, y yo, somos de las personas que creemos que debemos disfrutar del sexo y cuando nos casamos ella ya tenía dos hijos, un hombre y una mujer, los cuales quise como si fueran míos

*Cuando vine a darme cuenta, mi hijo era todo un hombre, mientras que yo siempre había creído que siempre sería mi bebé.

Rigo, su esposa y dos amigos más nos festejaron a mí y a mi mujer por otro año de muy feliz matrimonio.

Mientras mi amigo penetraba a mi mujer por el ano, su enorme falo me “golpeaba” el rostro.

Lo que Rigo hizo por mi matrimonio no tiene precio.

Menuda sorpresa me llevé al abrir la puerta. Era un tío, de esos que venden baratijas casa por casa, por lo que para hacer tiempo a que llegara la enfermera que ya se estaba tardando demasiado, empecé a curiosear esos objetos que para nada me servirían.

Aquellos días de gloria en el sexo, sólo son un recuerdo con ese amor prohibio que me pone a mil con solo pensar en ella cuando hacíamos ese excelente 69.

Cuando mi mujer se iba a trabajar, me daba un banquete con sus amigas a las que daba hospedaje en casa.

Después de tanto insistirle que nos vendría bien que tuviera sexo con otros hombres para mejorar nuestras relaciones que han caído en la monotonía, reconozco que he fracasado.