Mis jadeos se convirtieron en histéricos gritos de placer, lo que incentivó a que sus envestidas fueran cada vez más fuertes y profundas. La mitad de su pija llenaba mi culo, pero él parecía ir por más. El placer ya se había convertido en dolor, pero me encantaba. No dejaba de pedirle que me coja...
Tomándome con fuerza de la cintura, ubicó mi cara pegada a su pija. No tuvo que pedírmelo. Yo solita, de cabeza al piso, comencé a comerle la pija. En realidad, era él quien con movimientos precisos de su pelvis me estaba cogiendo la boca...
Carla había puesto al día a su tío del tema de haber hallado a su padre, y de todo el resto. Sin verla en 40 días, el tío viajó y planificamos una hermosa, incestuosa y aclaratoria reunión familiar. Hubo un imprevisto adicional final...
Cuando el mundo enloquece y todo parece caerse, no existe nada mejor que una buena cogida. Con esa reflexión como mantra, me puse lo más perra que pude (top negro, minifalda negra súper corta, sin ropa interior) y salí con la intención de comerme al primero que se me cruzara en el camino...
En las partes anteriores, nos invitan a una fiesta swinger, pagada por un excéntrico que iba a usar los videos allí rodados para hacer una film más largo, comienzan los intercambios y las performances más extremas...
Cuando siento que tu lengua caló tanto que podría comenzar a descender por mi garganta, separo nuestras bocas, te miro a los ojos y agarro tu pija con una mano, sin dejar de escribir. La acaricio con suavidad, pero con ganas. Te pajeo un poco, disfrutando de esa cosa que crece más a cada segundo...