Mi profesor y yo (termino haciéndome su perra)
Habló jadeante y se levantó cargándome sin salir de mí, solo para recostarme en el escritorio, me tomó de la parte de atrás de las rodillas abriéndome bien las piernas, cogiéndome más duro que antes, el choque era tan duro y continuo que el éxtasis no disminuyó en mí, su vista estaba fija en mis tetas y gemía casi bufando...