Tu muñeca
Tus cabalgadas fueron supremas, cada vez me penetrabas mas duro y mas dentro, eras una inagotable máquina de potencia sexual. Yo no pude más y perdí el control sobre mí. Mi cuerpo se alocó en espasmos incontrolables y mi micropene lanzó por todas partes y en todas direcciones la leche de mi orgasmo. Pero tu seguías inclemente. Te d...