Heridos de ausencia y deseo
— ¡Qué recuerdos!, -dijo mi hermana.
Durante la cena de Nochebuena se había hablado de un libro que el abuelo había adquirido en su juventud. Las Mil y una noches, magníficamente ilustrado. No recordaba haberlo visto nunca, así que, cuando la familia se retiró y quedamos solos mi he...