Le conté lo que me pasaba y después de mucho charlar, me confesó que mi marido se reunía todas las semanas en casa de un compañero de trabajo soltero a jugar a las cartas y entre todos pagaban a una puta y el que ganaba se la tiraba.
Una pareja va de viaje a Cancún para celebrar su aniversario de bodas. Allí encuentran en el hotel a una enigmática y formidable mujer que cautiva completamente al marido. Su esposa arregla un encuentro...
Mi pene ya había entrado casi a la mitad y ella gemía y lloraba moviéndose y tratando inútilmente de zafarse, pero sin conseguirlo. Mi esposa le sujetaba el collar, mientras le daba nalgadas. Ángela jadeaba sin poder gritar, pues continuaba con mi bóxer en la boca.
Este es uno de los recuerdos mas atesorados en la memoria de un hombre que disfruta de la sexualidad como pocos, y este relato es un notable jalón en su vida. Les cuento el trascendente paso de niña a mujer de una gitanita fogosa y voluntariosa por entrar al mundo del sexo y el erotismo.
Ana se acercó y no dijo nada, pasó dentro de la cabina y como pudimos, que era muy pequeña, se agacho también a ponerse de rodillas y entre las dos comenzamos a chupar esta tremenda polla...
La mayor recompensa que tiene un hombre, cuando trata bien a una mujer, es que ella le entregue el símbolo más preciado de su sexualidad, su virginidad.