Soy maestra en una escuela privada desde hace cuatro años. Recién había terminado mi carrera y comenzaba a ejercer. Era el reto perfecto; de medio tiempo, pocos grupos y de cupo reducido. Tenía el horario ideal, podía disfrutar de toda la mañana libre con mi novio y aún en la noche disponía de
Una nueva piel. Ese fin de semana fue día de ocio, no salí de casa, mis amigas estarían ocupadas y ciertamente el día no era muy bueno para pasear. Desde temprano me dispuse a no hacer nada, me dediqué a ver películas, series y navegar por internet
Obsesión tortuosa. Los siguientes días fueron una combinación de miradas estresantes e incomodas entre mi compañera que me había escuchado en el baño y aquel alumno, quien nervioso se sonrojaba cada vez que me miraba en clase. No me sentía arrepentida de nada, todos mis planes y esfuerzos finalmente
Mi hijo estaba muy abrumado por lo que había pasado y no pensaba con claridad. Me había rechazado pero yo no dejaría que eso me detuviera de probar aquel delicioso manjar entre sus piernas.
Mi historia comienza con un acontecimiento muy poco usual. Nos involucra a mi y a mi hijo mayor José, un chico universitario y de un físico imponente. Una lesión deportiva, por completo inesperada nos acercaría mas que nunca.
Elsa era la amiga de mi madre y mi segunda mamá, pero ella fue por sobre todas las cosas mucho más que la primera mujer en mi vida, ella me enseño todo lo que debía aprender de sexo. Elsa fue, es y será inolvidable.
Un relato de como mi profesora de Inglés decidió tener una loca aventura con su estudiante preferido antes de contraer matrimonio, una aventura que de paso cambió por completo el curso de mi vida.
En este relato les voy a contar esta experiencia que tuve cuando tenía 19 años, con la supervisora o encargada de limpieza Gabriela. Cuando la vi por primera vez me llamó la atención ese par de tetas enormes que se notaba sobre esa blusa blanca que traía puesta.
Después de que mi deseo de cumpleaños al soplar la vela se había cumplido haría todo lo posible para que se vuelva a repetir varias veces sabiendo que ella también lo había disfrutado.
Cuando desperté y estaban al pie de mi cama mi padrino y su esposa con una torta cantando feliz cumpleaños. Me dijo “pide un deseo y sopla la vela fuerte”, me sorprendió mucho y más cuando luego se me cumplió mi deseo.
Doña Sandra es una mujer que ronda los 40 años de edad, casada sin hijos, su marido trabaja para una empresa turística por lo que pasa mucho tiempo fuera atendiendo sus responsabilidades dentro de la empresa, ella pasa la mayor parte del tiempo en casa...
La señora estaba contenta porque ahora sabía que el chico la deseaba y lo mejor era que lo tenía a la mano para aplacar esos calores que la atormentaban.
La señora cayo en la cuenta de la hora ya habían pasado más de cuatro horas desde que los chicos llegaron a su casa y seguro sus padres estarían preocupados además ya pasaba la hora de la comida, doña Sandra se colocó su bata y ayudo a recoger las cosas y a decirle a los chicos que tenían que irse.
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