La cojo mientras habla con su esposo
Llegó a casa y enseguida sintió el cuero de mi cinto en su cuello, automáticamente se arrodilló casi al mismo tiempo que yo dirigía el cinto hacia abajo.
Sabía lo que te iba que hacer y lo hacía muy bien, en cuclillas con la entrepierna bien abierta y empezando a mojarse, en unos minutos...