Fugitiva (IV)
Las ganas de orinar me despertaron, estaba oscuro y solté orina en una esquina del sótano en el cual me hallaba. El hedor que emanaba mi cuerpo y que salía de mi piel me daba asco de mi misma! y la herida en mi brazo dolía como pinchazos de aguja. Sirenas de policía seguían escuchándose a l...