Ella quiere jugar
Miraba atento como la curva del cuello bajaba convirtiéndose poco a poco en una curva que se bifurcaba y se convertía en dos pechos de piel brillante y...
-oye! ¡Me estás viendo el escote!
Cuando lo dijo volví a ver a sus ojos, estos brillaban, su risa era una deliciosa mueca de amplia sonrisa, labi...