Sé que a muchos podrá causarle estupor lo que a mí me pasó, pero los hechos tornaron inevitable el desenlace. Me llamo Nicolás, tengo 44 años y hace ocho estoy casado en segundas nupcias con Cecilia, dos años mayor que yo. Ella a su vez también viene de otro matrimonio y tiene una hija de 20 años
Andrea tenía 16 años cuando Stella y yo nos fuimos a vivir juntos en una casa de un barrio cerrado por las afueras de Buenos Aires. Estaba terminando el colegio y pensaba estudiar medicina, como yo. Stella no es médica, pero trabaja como recepcionista en una clínica. Ahí nos conocimos hace diez años
—Con este collar te aceptó como aprendiz, lo debes llevar siempre en el cuello, para casi todos pasará desapercibido, pero para los que saben que significa les dirá que estás en entrenamiento y tienes dueño, luego en nuestras sesiones, te lo podrás quitar ahí te pondré otro mientras dure la sesión
La química sexual es una fuerza demasiado poderosa como para resistirse a ella, eso es lo que piensan Julia y Luis, una veinteañera y un hombre que acaba de cumplir los 50 cuyos encuentros son momentos de sexo caótico, salvaje y visceral
Entonces comenzó a hablar de la ropa tan, tan ajustada que se ponía su nieta y su mano comenzó a ascender por mi cadera hasta que comenzó a descender por mi pubis hasta mi entrepierna. Abrí mis piernas y comenzó a deslizar arriba y abajo su mano por mi coño,
Se acostó en las sábanas blancas, estaba allí a merced de mi pasión, excitado, expectante. Yo deseaba locamente cabalgar esa erección, tomé el lazo y le até las manos a la cama, solo quería hacerlo gozar
Se acostó en las sábanas blancas, estaba allí a merced de mi pasión, excitado, expectante. Yo deseaba locamente cabalgar esa erección, tomé el lazo y le até las manos a la cama, solo quería hacerlo gozar
Se acostó en las sábanas blancas, estaba allí a merced de mi pasión, excitado, expectante. Yo deseaba locamente cabalgar esa erección, tomé el lazo y le até las manos a la cama, solo quería hacerlo gozar