Me invitaron a participar en un Congreso en una ciudad vecina, eran por 3 días y yo era expositor en dos charlas, aparte de invitado a participar en todos los talleres, la maestra de ceremonias de la mañana me asignó a una joven asistente que me ayudara en lo que necesitara
—Hoy no voy a dejar que te masturbes —la abracé por la cintura, mi boca succionó uno de sus pezones mientras una de mis manos acariciaba la otra teta y mi otra mano acariciaba sus nalgas.
Fui besándola desde su boca hasta pasar por su cuello, luego cada uno de sus pezones erectos, luego su vientre hasta que mi lengua llegó a su entrepierna, estaba totalmente húmeda
Yo entreno casi todos los días con mi madre, somos aficionados al running, principalmente ella, después de cumplir 40 años se puso obsesiva con su cuerpo. Mi padre mucho mayor que ella todo lo contrario, es un empresario que disfruta de los placeres de una vida burguesa
clavo sus pies sobre la cama y elevaba su cintura para recibir más profunda mi estocada loco de pasión acelere mis embestidas su sexo tronaba grotescamente al ritmo de mi constante invasión de pronto sus dientes se clavaron en uno de mis hombros y empezó a sacudirse con violencia
Hoy contaré la historia que pasó con Giovanna. Ella es una chava de mi edad que tiene un muy buen cuerpo y es una mujer muy aventada, tan aventada que es de las que te calienta, pero te deja hirviendo, a mí ya me la había aplicado varias veces y pues obvio tiene unas piernas hermosas una cinturita
La presa estaba acorralada. Nosotros, los cazadores, habíamos puesto trampas para que cayera, y ahí estaba ella. Se llamaba Alexia. Ale para sus conocidos. Ali para los más cercanos. Fui yo personalmente quien la eligió. Cuando, en nuestra última reunión semanal, se la propuse a los otros cazadores
Era septiembre. Pasamos la mañana cargando el coche. Nuestro hijo, Toni se iba a la universidad y lo íbamos a acompañar. Eran las 12 de la mañana y hacía casi 30 grados fuera. Toni, mi esposo y yo estábamos sudando bastante cargando el coche