La relación con mi novio Ángel se hacía aburrida, yo me aficioné a videos porno de orgias en sexo en grupo, les cuento de mi primera orgia que me cogieron riquísimo.
Mientras decía esto me amasaba las tetas ante la mirada de mi hermano, ya no era dueña de mis actos, el calentón era máximo, mi hermano estiró la mano y acarició mi tetas morenas...
Enseguida la tiré en la cama le bajé la tanga y le abrí las piernas, ¡¡Wooow!! Por fin podía ver esa conchita totalmente depilada, se veía tan rica, sus labios mayores eran carnosos y oscuros, su clítoris grande y muy dilatado, estaba tan mojada que sus jugos se escurrían hasta su culito.
Llegó el sábado y yo ansioso porque la hora de salida llegara ya. Nos fuimos al hotel y comenzamos a darnos besos y caricias, después me quité el pantalón y el calzón, ella se arrodilló y comenzó a acariciarme y darme besos en mi pene que crecía entre sus manos.
La fue penetrando con calma pero con fuerza, escuché su gemido al sentirse ensartada “ah ah”. Miré a mi esposa con los ojos cerrados, comenzó a gemir al sentir como la verga se abría paso para incrustarse en lo más hondo de su vagina.
Samanta caminó sosteniéndose con la mano los pantalones y se recostó boca arriba en mis piernas, comencé a besarla y acariciaba sus senos por encima de su camiseta. Dejé sus labios en paz y mi mano derecha se encargó de masturbarla un poco, Samanta se humedeció de inmediato.
Luego bajo el pepino, abro muy bien las piernas, para que mi concha quede expuesta, empiezo a penetrarme con ese buen pepino, que sé que me va a hacer gozar...
Me puse de pie y me acerqué a ella lentamente, como quien tantea en donde pisa para no resbalar. Ella caminó hacia atrás y chocó con un librero, quedando a mi merced, las tazas en sus manos se movían producto del incesante temblor de sus manos sus labios estaban húmedos y sus ojos...