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El sometimiento y destruir las mentes heterosexuales de aquellos hombres es lo principal para Marcus Krauss. Marcus utiliza a Alfonso, su predilecto, que sonámbulo por el Kaligari, no tiene reparo en esclavizar y convertir a la homosexualidad a su otrora mejor amigo
Tras su fallido intento de fuga, Scott a los pies de David, se encuentra totalmente subyugado, y cada momento, la hipnosis, las drogas lo vuelven más y más gay. David duplica sus esfuerzos por mostrarle el sexo gay y convertirlo en un completo zombi
Ricardo como primer cliente del perverso Marcus, disfruta del sonambulismo de Alfonso. Alfonso al estar sometido por la caja kaligari, deja atrás toda su heterosexualidad y se entrega a una esclavitud gay total, donde Ricardo disfruta del poderoso y capitán miembro del español
A salvo en el tropical Brasil, David prosigue con el plan de convertir a su sexi y heterosexual cuñado norteamericano Scott, en un zombi sonámbulo, un esclavo sexual, drogado, hipnotizado y sometido a una nueva vida gay.
Ricardo, el primer cliente del perverso Marcus Krauss el hipnotista, continúa con el disfrute de sus 48 horas.
Bajo trance, Alfonso, Mendosa y James, antes machos heterosexuales, lo complacen con gran dedicación en una sesión de sexo inolvidable.
Ricardo estaba en una de las habitaciones de la casa de Zénet con Nataku. El medio japonés yacía de pie en el centro de la habitación y el muchacho ciego no sabía bien cómo actuar. Había decidido comenzar primero con él porque Nataku le había gustado sobremanera y quería gozarlo, disfrutarlo. De
Scott cubrió sus ojos con la sábana, deslumbrado por el sol que entraba a raudales a través del ventanal. El dolor de cabeza debido a la resaca lo golpeó con fuerza y por un momento se sintió desconcertado, pues no recordaba haberse sacado la ropa.
En la primera parte de “Esclavo de ti mismo”, Marcus, un perverso hipnotista, consiguió someter y transformar en sus esclavos sexuales a ocho guapos y fuertes guardaespaldas, todos anteriormente heterosexuales. Sin embargo, mediante el control mental, cada uno fue vuelto un esclavo homosexual, que
Marcus despertó envuelto en los brazos de James y tuvo conciencia de la maravillosa cacería de la noche anterior. James había sido un amante increíble, casi tan increíble como su predilecto. Superó con creces a Sergio, Hércules y Sam, aunque no estaba seguro si superaba a Mendosa y Nicolás
Marcus bajó del Uber en la esquina de la calle Azafrán, justo delante de la Confitería Castelblanco. Decidió comprar una bandeja de chocolates fraline, después de todo le encantaban y su siguiente presa lo aguardaba a sólo una calle de distancia
James Slater estacionó su volvo en el aparcamiento de la revista 515. Rio para sus adentros, pues él era después de todo, un muy altamente entrenado guardaespaldas y agente de seguridad, no un modelo. Pese a ello, no habían sido pocas las ofertas que en ese rubro había tenido a lo largo de los
El sol se alzó sobre el horizonte y brilló sobre el espectacular cuerpo de Mauro Mendosa, que vestido solamente con el bañador esperaba a Marcus sentado en la palapa a un lado de la piscina
Esclavo encuerado.
Marcus entró al salón y observó a los cinco hombres arrodillados en el suelo. Alfonso se había vestido con una camisa azul claro, pantalón y chaleco negros que remarcaban lo magníficamente tonificado de su cuerpo. Sam usaba pantalones de cuero, botas y chaqueta de motociclista
Era casi media noche y Mauro Mendosa se despertó al escuchar el fuerte chirrido del timbre. Se levantó de la cama aún algo adormilado, se aproximó a la ventana y miró a Nicolás y Sergio en la entrada de su casa
David se fascinó al estar delante de aquel delicioso macho. El norteamericano lucía un torso duro, limpio de cualquier clase de bello y con dos pectorales firmes como el acero, que deseó chupar enseguida. Pensó en que su cintura estrecha y sin el mínimo asomo de grasa constituían un espectáculo
Por segunda vez esa semana a Sonia le tocó dormir en el sofá y aquello ya comenzaba a ser preocupante, porque estaban a miércoles. Había intentado acostumbrarse a los ronquidos de su marido, pero no existía manera de conciliar el sueño con el hombre con el que se casó diez años atrás, pues este
Pasaron veinte minutos sin que ningún ruido se escuchara, excepto el tronar de la madera al ser devorada por las llamas. Hércules y Sergio dormían profundamente y sus respiraciones eran casi imperceptibles. De pronto, una sombra se deslizó desde los árboles y la figura de Marcus reapareció alumbrada