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Relatos publicados por elzorro (76)

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Marta la sirvienta: relatos de fetichismo y sexo

Marta sacó las llaves del bolso y abrió la puerta de su pequeño piso. Eran las 12 de la mañana y acababan de despedirla.
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  • 9,50 (6 Val.)

Un relato medieval

El sol caía con fuerza sobre el campo de cultivo. Ana, la hija mayor del matrimonio, de tez pálida, cabello pelirrojo y constitución delgada, sudaba profusamente mientras se agachaba una y otra vez para arrancar las hierbas que crecían entre las plantas. Su padre, de edad madura, trabajaba a su lado
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  • 11.770
  • 9,56 (18 Val.)

El pedo y la cogida

La claridad que se colaba por la ventana me despertó. A mi lado dormía Ana, una chica menuda y linda que había conocido hace una semana. Miré por la ventana, llovía y olía a tierra mojada.
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  • 15.032
  • 6,00 (1 Val.)

Elisa y su colega informático

La luz se colaba por las rendijas de la persiana anunciando un día soleado, un paréntesis de buen tiempo después de días de lluvia y viento.
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  • 9,67 (6 Val.)

La domina y la joven esclava rebelde

—Esta es la esclava, Domina.
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  • 9.869
  • 8,50 (2 Val.)

Mi vecino el médico, me pone cachonda

Ana llegó con paso vivo al portal de su casa, abrió la puerta, oyó voces y se apresuró.
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  • 29.557
  • 9,25 (8 Val.)

Necesito el trabajo

—¡Joder! —dijo Laura dando un puntapié a la papelera de plástico que tenía cerca de su escritorio.
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  • 34.582
  • 9,64 (11 Val.)

Mi vecino la tiene grande. Escena en la cama

Alicia observó a su vecino desde la cama, mientras yacía acostada de lado con sus pequeñas tetas al aire. Estaba desnudo, de pie, dándole la espalda. Tenía la espalda ancha, los músculos de los brazos marcados y un culete redondo y firme en el que crecían algunos pelos. Ella tenía 30 y él no llegaba
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  • 31.535
  • 10,00 (1 Val.)

En cueros con mi senpai

Me llamo Sayo y trabajo para una empresa. Soy más bien bajita y algo regordeta. Una chica de esas que aun teniendo un rostro agradable, suelen pasar desapercibidas. Probablemente el hecho de no ser el centro de atención también vaya ligado a mi timidez y falta de atrevimiento. Otras, con menos
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  • 9.809
  • Sin valorar (0 Val.)

La criada. Una escena de azotes y voyeur

El señor Steven entró en su despacho y se quitó el sombrero de copa y la levita.
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  • 12.111
  • Sin valorar (0 Val.)

El alquiler

Ana, 43 años, abrió la aplicación del banco y echó un vistazo al saldo de su cuenta corriente.
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  • 19.254
  • 9,00 (1 Val.)

Después del cinturón viene el orgasmo

Cuando la universitaria abrió la puerta, su padrastro la estaba esperando.
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  • 10.048
  • Sin valorar (0 Val.)

Playa y restaurante. Voyerismo

El sol aparecía y desaparecía creando sombras sobre la playa. Las conversaciones de la gente apenas se oían engullidas por el rugir del mar, por las olas rompiendo y pintando de blanco la orilla.
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  • 11.884
  • 6,00 (1 Val.)

Servicio doméstico

María Isabel de los Montes se levantó de la silla, tomó en su mano enguantada un pequeño espejo y se miró el rostro.
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  • 12.971
  • Sin valorar (0 Val.)

Sayo se prepara para los azotes

Sayo tenía una cara bonita con grandes ojos negros y labios que invitaban al beso. Aquella tarde, tumbada en la cama, esperaba a Juan.
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  • 5.471
  • 10,00 (1 Val.)

La clienta y la pareja de sumisos

Marta, treinta y seis años, metro ochenta de estatura, pelo oscuro y liso que cae hasta la altura de los hombros, pechos firmes, culo generoso y respingón; llevaba puesto un traje de cuero negro que se ajustaba a su cuerpo moldeando su figura de manera sexy. Sus labios, de vez en cuando, dibujaban
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  • 9.586
  • Sin valorar (0 Val.)

Masturbación y gases

David llegó a su piso después de una larga jornada de trabajo en la oficina y se dirigió a su habitación con cierta premura. Cerró la puerta con llave, dejó el maletín sobre una silla y empezando por la chaqueta y siguiendo por los pantalones se quitó todo, ropa interior incluida y se dejó caer boca
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  • 5.296
  • Sin valorar (0 Val.)

Palabras y lenguaje corporal en un garito

—¿Y a qué te dedicas? —preguntó Julio a una chica de pecho generoso mientras sostenía un vaso de bebida en la mano.
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  • 5.824
  • Sin valorar (0 Val.)

Viaje a la humillación

Nota/Prefacio: Esta es una historia enteramente de ficción. El autor no comparte el maltrato o la vejación al ser humano en ninguna de sus formas. Es cierto que los fetiches y prácticas aquí descritos podrían tener cabida en un ambiente consensuado. Aun así, el que escribe estas líneas, prefiere
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  • 5.931
  • Sin valorar (0 Val.)

Castigo corporal para una empleada

Sonia se acostó y apagó la luz de la habitación. Estaba nerviosa y la posibilidad de conciliar el sueño parecía una quimera. Mañana era el día del castigo corporal. Estaba citada a las diez en el despacho de sus superiores para ser juzgada. Absentismo laboral sin justificar, mentiras e intento de
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  • 21.315
  • Sin valorar (0 Val.)

Sexo, fiebre, tos y relaciones

Laura se despidió de Alfredo con un pico rápido y cerró la puerta. Estaba cansada, pero en general el sexo había sido bueno. Aquel hombre era un poco rudo, ciertamente no era un experto en caricias, pero sabía meterla. Habían jadeado y sudado, y ese placer inigualable cuando el pene llegaba hasta el
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  • 9,40 (5 Val.)

Infidelidad, daños colaterales

El tipo vestido con traje de negocios se decidió por una de las dos rutas para llegar al aeropuerto y el destino hizo el resto. Un atasco y la pérdida del vuelo. Reservó para el siguiente que salía en cuatro horas y veinte minutos. La carta del restaurante llamó su atención, tenían su plato favorito
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  • 9,63 (16 Val.)

Sara viaja sin billete

El asiento de madera vibraba bajo las posaderas de Sara, una mujer madura, atractiva, de pelo largo, que viajaba sola en un compartimento pensado para cuatro. El viejo tren, con gran esfuerzo, bufaba, jadeaba y dejaba escapar ventosidades mientras ascendía por la ladera de la montaña. El paisaje
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  • 9,59 (34 Val.)

Azotes, sexo y masturbación en familia

Me llamo Alberto y tengo 18 años. Me gusta el deporte y aunque no soy el empollón de la clase los estudios no se me dan mal. Sin embargo a veces soy terco y cuando se me mete algo en la cabeza no atiendo a razones.
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  • 9,32 (34 Val.)

Sobre las rodillas

Marta, que acababa de cumplir los cuarenta, miró al becario con semblante serio. Se habían metido en la sala de reuniones y la mujer había cerrado la puerta. No deseaba interrupciones.
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  • 9,38 (21 Val.)
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