elzorro tiene publicados 76 relatos que han recibido un total de 1.124.372 visitas, con una media de 14.794 visitas por relato. El total de valoraciones recibidas es 878 y la valoración media (7,99).
El sol caía con fuerza sobre el campo de cultivo. Ana, la hija mayor del matrimonio, de tez pálida, cabello pelirrojo y constitución delgada, sudaba profusamente mientras se agachaba una y otra vez para arrancar las hierbas que crecían entre las plantas. Su padre, de edad madura, trabajaba a su lado
La claridad que se colaba por la ventana me despertó. A mi lado dormía Ana, una chica menuda y linda que había conocido hace una semana. Miré por la ventana, llovía y olía a tierra mojada.
Alicia observó a su vecino desde la cama, mientras yacía acostada de lado con sus pequeñas tetas al aire. Estaba desnudo, de pie, dándole la espalda. Tenía la espalda ancha, los músculos de los brazos marcados y un culete redondo y firme en el que crecían algunos pelos. Ella tenía 30 y él no llegaba
Me llamo Sayo y trabajo para una empresa. Soy más bien bajita y algo regordeta. Una chica de esas que aun teniendo un rostro agradable, suelen pasar desapercibidas. Probablemente el hecho de no ser el centro de atención también vaya ligado a mi timidez y falta de atrevimiento. Otras, con menos
El sol aparecía y desaparecía creando sombras sobre la playa. Las conversaciones de la gente apenas se oían engullidas por el rugir del mar, por las olas rompiendo y pintando de blanco la orilla.
Marta, treinta y seis años, metro ochenta de estatura, pelo oscuro y liso que cae hasta la altura de los hombros, pechos firmes, culo generoso y respingón; llevaba puesto un traje de cuero negro que se ajustaba a su cuerpo moldeando su figura de manera sexy. Sus labios, de vez en cuando, dibujaban
David llegó a su piso después de una larga jornada de trabajo en la oficina y se dirigió a su habitación con cierta premura. Cerró la puerta con llave, dejó el maletín sobre una silla y empezando por la chaqueta y siguiendo por los pantalones se quitó todo, ropa interior incluida y se dejó caer boca
Nota/Prefacio: Esta es una historia enteramente de ficción. El autor no comparte el maltrato o la vejación al ser humano en ninguna de sus formas. Es cierto que los fetiches y prácticas aquí descritos podrían tener cabida en un ambiente consensuado. Aun así, el que escribe estas líneas, prefiere
Sonia se acostó y apagó la luz de la habitación. Estaba nerviosa y la posibilidad de conciliar el sueño parecía una quimera. Mañana era el día del castigo corporal. Estaba citada a las diez en el despacho de sus superiores para ser juzgada. Absentismo laboral sin justificar, mentiras e intento de
Laura se despidió de Alfredo con un pico rápido y cerró la puerta. Estaba cansada, pero en general el sexo había sido bueno. Aquel hombre era un poco rudo, ciertamente no era un experto en caricias, pero sabía meterla. Habían jadeado y sudado, y ese placer inigualable cuando el pene llegaba hasta el
El tipo vestido con traje de negocios se decidió por una de las dos rutas para llegar al aeropuerto y el destino hizo el resto. Un atasco y la pérdida del vuelo. Reservó para el siguiente que salía en cuatro horas y veinte minutos. La carta del restaurante llamó su atención, tenían su plato favorito
El asiento de madera vibraba bajo las posaderas de Sara, una mujer madura, atractiva, de pelo largo, que viajaba sola en un compartimento pensado para cuatro. El viejo tren, con gran esfuerzo, bufaba, jadeaba y dejaba escapar ventosidades mientras ascendía por la ladera de la montaña. El paisaje
Me llamo Alberto y tengo 18 años. Me gusta el deporte y aunque no soy el empollón de la clase los estudios no se me dan mal. Sin embargo a veces soy terco y cuando se me mete algo en la cabeza no atiendo a razones.
Marta, que acababa de cumplir los cuarenta, miró al becario con semblante serio. Se habían metido en la sala de reuniones y la mujer había cerrado la puerta. No deseaba interrupciones.