El regreso del señor
Entraron al salón principal. Las antorchas proyectaban sombras que danzaban sobre las paredes de piedra. El señor se sentó en su trono de roble tallado, piernas abiertas, fusta sobre el regazo. —Desnúdense —ordenó—. Entonces las vio desnudas, con su fusta, rozo sus cinturones de castidad. Las muchachas se estremecieron, pero no...