Martina Paz tiene publicados 35 relatos que han recibido un total de 967.437 visitas, con una media de 27.641 visitas por relato. El total de valoraciones recibidas es 1.060 y la valoración media (9,59).
De rodillas, como frente a un objeto sagrado de gran devoción, su pija se veía increíble. Era como contemplar una docena de objetos milagrosos dispuestos solo para mí. La gloria estaba ahí, simplemente tenía que tomarla
Su mirada expresaba gran sorpresa y algo de desconfianza. No sé por qué, pero la besé. Y ella respondió al beso. Sus manos imitaron a las mías, deslizándose sin un sentido concreto por mi espalda. Ya no había ninguna distancia entre las dos. Fue su boca la que se despegó de la mía para recorrerme
Tengo imágenes que vienen como flashes: las dos de rodillas, papá golpeándonos en la cara con su pija. Papá agarrándonos del pelo, obligándonos a que le chupemos la pija. Papá descargando una catarata de leche sobre nuestras caras
Viajar con papá siempre fue mi plan preferido. A pesar de la diferencia de edad, es un muy buen compañero. Sus charlas sobre la vida son lo mejor que me quedó de él. Además, obviamente, de las terribles cogidas que nos dimos
Mis jadeos se convirtieron en histéricos gritos de placer, lo que incentivó a que sus envestidas fueran cada vez más fuertes y profundas. La mitad de su pija llenaba mi culo, pero él parecía ir por más. El placer ya se había convertido en dolor, pero me encantaba. No dejaba de pedirle que me coja
Tomándome con fuerza de la cintura, ubicó mi cara pegada a su pija. No tuvo que pedírmelo. Yo solita, de cabeza al piso, comencé a comerle la pija. En realidad, era él quien con movimientos precisos de su pelvis me estaba cogiendo la boca
Cuando el mundo enloquece y todo parece caerse, no existe nada mejor que una buena cogida. Con esa reflexión como mantra, me puse lo más perra que pude (top negro, minifalda negra súper corta, sin ropa interior) y salí con la intención de comerme al primero que se me cruzara en el camino
Cuando siento que tu lengua caló tanto que podría comenzar a descender por mi garganta, separo nuestras bocas, te miro a los ojos y agarro tu pija con una mano, sin dejar de escribir. La acaricio con suavidad, pero con ganas. Te pajeo un poco, disfrutando de esa cosa que crece más a cada segundo
Busqué su pija, dura y caliente, y con una mano la dirigí hacia mi concha. La sentía viva, latiendo, incluso, de forma más acelerada que nuestros corazones. La apoyé en la entrada de mi concha y una especie de descarga eléctrica hizo nos sacudir al instante
Una noche aburrida se convierte en una maratón de sexo por la tv. Acabé tres veces durante la maratón. No sé en que momento me quité la ropa, pero puedo asegurar que no muchas veces terminé tan cansada y desbordada de placer
Sus manos eran fuertes, mi negación demasiado débil. No me costó demasiado recostarme sobre su hombro y permitir que hiciera de mí lo que se viniese en gana. Luego me hizo poner de pie y me llevó hacia el sillón. Me senté. Me quitó las zapatillas, el pantalón y la tanga. Sin mediar palabra alguna
Esto no iba a durar demasiado tiempo así, ya que, con un movimiento magistral, Bruno desprendió el sostén para liberarle las tetas. Recién ahí, y con gran esfuerzo, el hombre pudo desprender a su boca de la de mi amiga, para llevarla directamente a sus tetas
Porque soy yo, Martina, escribiéndote directamente, abriéndote mi corazón, demostrándote que detrás de la loca incestuosa y pajera, hay una persona real, que siente cosas, que tiene mucho más que decir, más allá de “pija, concha, tetas”. Y esto es lo que soy, lo que te atrae
Después de eso, para quitarme la tensión, me contó que empezó de muy joven para ayudar a una amiga y que, debido al interesante tamaño de su miembro ─volví a sonrojarme─ comenzaron a lloverle ofertas para seguir participando de esa actividad.
Esa primera penetración fue hermosa. Mientras me movía despacito, él degustaba mis lindas tetas. El que tenía detrás, me acariciaba la espalda y apoyaba la cabeza de su pija en la entrada de mi culo. Tenía tantas ganas de que me cogiera, que casi no noté cuando metió su pija adentro mío.
Él no respondió. Se quedó unos instantes mirándome. Su rostro era extraño. Algo anormal había en sus ojos. Decir que estaba poseído es un montón, pero creo que es un calificativo que se acerca bastante a lo que noté en ese momento. Sin decir nada, se acercó hasta donde yo estaba.
Inmediatamente, los dos comenzaron a comerse mis tetas. Abracé sus cabezas y las apreté contra mis tetas, para que comieran con mas ganas. Y así lo hicieron. Besaron, chuparon, mordieron, mientras uno de ellos me frotaba la concha por encima de la calza deportiva.
Adoro ir a la playa. Recostarme sobre la arena y sentir como el sol se me mete en cada rincón de mi cuerpo, es una experiencia que disfruto totalmente. Lo que pasó esa tarde convirtió a esa costumbre de un simple día de playa en algo maravilloso.
Entramos al pequeño y poco luminoso baño, prendimos la ducha y aguardamos a que el agua esté a punto. Mientras tanto, aprovechamos para seguir besándonos. La dureza de su pija clavándoseme en el vientre era algo totalmente excitante. Moría de ganas de seguir comiéndola. Pero mientras tanto, opté por
Recorrí su cuerpo con mis labios hasta sentirlos secos, hasta notar como un surco profundo se le quedó marcado en la piel. Sin embargo, él no hizo movimiento alguno. Habíamos quedado en que esa noche me encargaría yo de todo el trabajo. Nos gusta jugar así. Es totalmente excitante ser dueña de otra
(...) Sentí como esa hermosa pija estallaba adentro mío, descargando una gran cantidad de semen, en el mismo instante en el que un orgasmo triple me paralizaba el cuerpo. De mi culo, la pija pasó directamente a la boca de mi masajista. Caí nuevamente rendida sobre la cama, totalmente extasiada
Clarita siempre fue una tonta, hasta la primera vez en que se la cogieron y se convirtió en la más puta de la familia. Conociéndome a mí y a mi hermana, sabes que decir que es la más puta, es muchísimo. A diferencia de nosotras, a Clari no le molesta mostrar sus títulos. Trabaja como prostituta