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Yo no hacía más que susurrar que parara, que nos estábamos pasando. No me hizo ni caso, porque cuando volvió a restregarse contra mí pude notar que no era su pantalón lo que ya restregaba sino directamente su pene y que se había bajado él también los pantalones y los calzoncillos
Sin embargo la siguiente fantasía que me propuso sí que me gustó. Pues tenía el morbo fetichista necesario para sentirme excitada intelectualmente y por tanto estar físicamente preparada para hacerla
Con suavidad me levantó la falda y empezó lenta, pausada y hasta yo diría que tímidamente a acariciar mis muslos como si fuese la primera vez que lo hacía
El debió percibirlo perfectamente, pues me giró y me puso contra la pared y volvió a restregar su entrepierna contra mi culo al tiempo que me acariciaba por detrás los pechos por encima de la camisa
Al escuchar aquello estuve a punto de enojarme y dejarle muy clarito a Iñigo que jamás volvería a pedirles nada. Una cosa era el juego de las fantasías y otra muy distinta que se pusiese con la ropa de mis amigas o directamente con mis amigas, eso me enervaba la sangre, y solo de pensarlo me cegaba
De todos modos no quise alargar su agonía más de lo necesario. Y ya cuando estábamos en el chalet, y justo después de que Iñigo encendiese la calefacción, dije en tono jocoso y bromista: “uff, que calor hace aquí” mientras me quitaba el jersey dejando a su vista la dichosa camisa que tanto le ponía
Sé que mi estado de embobamiento hacía Iñigo era muy pueril y tontorrón. Pero al fin y al cabo solo tenía 18 años y nunca antes había estado enamorada (obsesionada sí, pero enamorada no). Por lo que con un poco de cautela y manteniendo cierta frialdad le llamé por teléfono para quedar
Por lo que no se hizo mucho de rogar el llevar a cabo esa fantasía. Jennifer y yo teníamos prácticamente la misma talla y más de una vez nos intercambiábamos ropa. Por lo que no le extrañó nada que le pidiera prestada esa camisa que tanto gustaba a Iñigo
A partir de ese momento todo se desarrolló con mucha rapidez, tanto que no pude ni digerirlo. Porque nada más poner la canción (me acuerdo perfectamente que era una de “Extremoduro” que duraba muchísimo)
Al día siguiente me llamó como si no pasara nada para quedar. Yo por supuesto quería quedar, pero era otra cosa la que me preocupaba, por lo que después de quedar y de hacer el amor de forma pasional (aunque no tan pasional como otras veces porque yo tenía la cabeza en otro lado)
Cuando ya estuve vestida de nuevo me obligó a arrodillarme delante de la webcam y me puso su pene delante de mis labios. Estaba claro que quería inmortalizar ante el vídeo que estaba grabando con la webcam una felación como la del día anterior. Yo me quedé cortada y un poco descolocada
Pero aquella tarde me tenía deparada una sorpresa mucho mayor. Muchísimo mayor, aunque no de connotaciones laborales, sino eróticas y morbosas. Yo que ya a mis 18 años me creía muy madura y experimentada en todo lo morboso
Esa felación fue una reacción totalmente instintiva y visceral. Ni siquiera pensé en lo que hacía. Fue mi propio cuerpo y mi propia boca la que se movía por sí sola. Era la primera felación que le hacía a un chico en mi vida
Iñigo siguió con su plan lenta y pausadamente. Me dijo: “Cuéntame de nuevo ahora lo que me contastes el otro día, lo de hacerte la dormida con 15 años, cuéntamelo mientras te sigues cambiando de ropa, eso sí, cuéntamelo en voz baja, en plan confidencial, como saboreándolo
No sé cuánto tarde en contarlo todo. Solo sé que debí emplear más de una hora porque no ahorré ni un solo detalle en mi descripción y lo expliqué todo paso a paso. Una vez terminé de contarlo, Iñigo se me acercó y me dio un cariñoso beso en la mejilla
Me despegué, con gran esfuerzo de él, y le dije: “Pilar es tu novia, Pilar es tu novia”. Era mi cabeza la que hablaba, no mi corazón, porque lo único que quería en esos momentos era otro beso que me hiciese volver a sentir así de especial
Ya, como dije antes, para mí Iñigo era el chico más elegante que he conocido nunca, aparte de destacar por su gran altura y sus impresionantes ojos (los más bonitos que jamás he visto). A mí me gustaba, claro, como a todas las chicas del mundo
Sinceramente no me anduve por las ramas, porque lo hice muy rápido, quería acabar cuanto antes con este trámite. Por lo que le desabroché el botón del vaquero, le bajé la cremallera y con gran rapidez se lo bajé bastante, casi hasta las rodillas
Más de una vez me pregunté a mí misma porqué hacía eso, yo podía tener al chico que quisiera y tener todas las clases de relaciones sexuales que desease, pero sin embargo me concentraba solo en el chat y no en la vida real. Al pobre David lo tenía amargado y frustrado sexualmente a mi lado
Eran principios de Noviembre, y a pesar de que ese Otoño estaba resultando muy lluvioso y fresco, salieron durante el fin de semana un par de días magníficos de sol. Ideales para irse a pasar el día al campo a hacer una buena parrillada. Por lo que toda la pandilla lo organizamos rápidamente
No puedo ni describir lo largo que se me hizo el caminar hasta la habitación. No creo que fueran más de 6 metros pero se me hizo eterno el llegar allí. Puede que Edu fuese la mayor obsesión de mi vida y, en cierta manera, el gran amor de mi vida
No quisiera adelantar acontecimientos pero para no aburrir con detalles a los futuros lectores de este relato me gustaría simplificar y resumir todo lo que ocurrió desde finales de Septiembre y durante prácticamente todo el mes de Octubre
Sabía que la primera gran prueba de fuego que debería afrontar sería el siguiente fin de semana cuando en el botellón se cruzasen las miradas entre Rafa y yo. Debía ser fuerte y valiente.
Cuando cesó de reírse se hizo un molesto silencio en la habitación. De repente nos quedamos los dos sin saber de qué hablar ni qué decir. Finalmente Rafa rompió el hielo preguntando: ¿Y tus hermanos dónde están? ¿En el chalet también?